Labastida ser¨¢ el candidato del PRI a la presidencia de M¨¦xico, seg¨²n datos provisionales
Las estafas electorales cometidas por el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) en sus 70 a?os de hegemon¨ªa fueron tan notables que los cuatro aspirantes a la candidatura presidencial del partido en las elecciones del 2000 y la propia direcci¨®n pri¨ªsta desplegaron durante las in¨¦ditas primarias de ayer todo un ej¨¦rcito de vigilantes, cerca de un mill¨®n y medio, para impedir la repetici¨®n del fraude en carne propia. El primer sondeo a pie de urna difundido esta madrugada se?alaba como claro vencedor a Francisco Labastida, ex ministro del Interior del presidente Ernesto Zedillo.
Labastida era el candidato del aparato y el claro favorito. Al cierre de esta edici¨®n, la empresa de encuesta Infosel, contratada por el diario Reforma, difundi¨® un primer sondeo que atribu¨ªa el 58% de los votos a Labastida; el 30% a Roberto Madrazo; el 7% a Manuel Bartlett y el 5% a Humberto Roque.La inexistencia de un padr¨®n de militantes oblig¨® a unas primarias abiertas a los 60 millones de mexicanos con derecho a voto. El partido oficial calcul¨® que seis millones y medio acudir¨ªan a las 64.176 mesas receptoras, donde se colocaron otras tantas urnas transparentes. No ganar¨¢ la candidatura del 2000 quien sume m¨¢s votos, sino quien consiga el mayor n¨²mero de los 300 distritos electorales. Fuentes de la campa?a de Labastida aseguraban, tras el cierre de las mesas, que ¨¦ste hab¨ªa ganado en 235 distritos.
Esta madrugada, hora peninsular espa?ola, el secretario t¨¦cnico del Consejo para el Desarrollo Interno del PRI, Felipe Sol¨ªs, se mostr¨® satisfecho con el desarrollo de la jornada y consider¨® un "¨¦xito" estas primarias. Anoche no se hab¨ªan registrado incidentes graves, y la mayor¨ªa se concentraron en los Estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, y Puebla. Adem¨¢s, se produjeron denuncias de irregularidades y presiones efectuadas por colaboradores de los cuatro veteranos aspirantes a la presidencia de la Rep¨²blica: el favorito Francisco Labastida, de 57 a?os; Roberto Madrazo, de 47 a?os, ex gobernador de Tabasco, segundo clasificado en las encuestas; Manuel Bartlett, de 63 a?os, ex gobernador de Puebla, y Humberto Roque, de 56 a?os, ex presidente del partido.
"No deje que le hagan marranadas", aconsejaba un periodista adscrito a Madrazo en un desayuno off the record. "Espero que no. No lo vamos a permitir", respondi¨® ¨¦ste. La direcci¨®n del PRI se manifest¨® comprometida con la limpieza del proceso, y a los efectos dispuso un cuerpo de medio mill¨®n de comisarios electorales, la mitad procedente de las filas de los respectivos contendientes. El temor a los viejos m¨¦todos, la desconfianza en las intenciones del rival, contin¨²an, sin embargo, tan arraigados, que cada precandidato moviliz¨® adem¨¢s un ej¨¦rcito de inspectores para evitar el soborno de los encargados de mesas, el masivo acarreo de votantes, la compra del voto, la c¨ªvica resurrecci¨®n de los muertos, en resumen, un pucherazo a trav¨¦s de mapaches contrarios, los operadores encargados de perpetrar el fraude.
Labastida, a quien sus oponentes descalifican como "oficialista", "el hombre de Zedillo y del aparato", reclut¨® a 850.000 militantes o simpatizantes, y Madrazo, "el dinosaurio rebelde", a 750.000, de acuerdo con el diario Reforma. Uno y otros repartieron gratificaciones entre sus vig¨ªas, entre 100 y 200 pesos (1.500 y 2.500 pesetas).
La consigna del ex gobernador de Madrazo a sus hombres fue ¨¦sta: primero, votar; despu¨¦s, desayunar, y a continuaci¨®n, vigilar. Miles de j¨®venes con c¨¢maras fotogr¨¢ficas o de v¨ªdeo y un centenar de notarios recorrieron los Estados y poblaciones m¨¢s conflictivos para documentar las eventuales ilegalidades de la maquinaria del partido, a la que mencionan como enrolada con Labastida. "Una persona de Bartlett me prometi¨® 200 pesos y ahora dice que me dan s¨®lo 50 [700 pesetas]. Me voy de la mesa", protestaba un taxista cuya vigilancia hab¨ªan contratado los apoderados del ex gobernador de Puebla.
Marcas secretas
El PRI se jugaba su futuro en estas hist¨®ricas primarias y las cautelas contra el enga?o fueron muchas. De hecho, incorpor¨® mecanismos de seguridad que hab¨ªa rechazado durante sus siete decenios de excluyente supremac¨ªa. Cada papeleta incluy¨® las fotos de los cuatro pretendientes y marcas de seguridad secretas para prevenir su falsificaci¨®n. Hoy se abrir¨¢ un sobre lacrado, que fue depositado en una caja fuerte ante notario, a fin de identificar las marcas y tramas secretas. Quienes reclamen la entrada de votos falsificados pueden cotejarlos.Acorde con los nuevos tiempos, los precandidatos extremaban su celo legalista: "No les voy a decir el nombre de la persona por quien he votado", declar¨® Labastida durante la emisi¨®n del sufragio. "Descr¨ªbanos a esa persona, por favor", pidi¨® un reportero. "Es un hombre profundamente nacionalista, con ideales, y la emoci¨®n, la firmeza y la decisi¨®n de luchar por el pa¨ªs".
Las primarias del PRI, partido que se proclama de centro, pretenden recuperar la credibilidad y poner orden entre sus filas tras las derrotas sufridas a manos de la oposici¨®n conservadora o de centro izquierda en las legislativas de 1977 y en otros comicios de car¨¢cter local o estatal.
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