La ¨¦tica de la reunificaci¨®n
Friedrich Schorlemmer, l¨ªder de la oposici¨®n religiosa en la RDA, reflexiona sobre una d¨¦cada sin muro
La Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana y sus 40 a?os de historia no deben contemplarse s¨®lo a trav¨¦s del prisma de las actividades del Ministerio de Seguridad de aquel Estado, advierte el pastor protestante Friedrich Schorlemmer, uno de los m¨¢s destacados intelectuales de la oposici¨®n religiosa y activo participante en el movimiento pacifista y en la lucha por los derechos c¨ªvicos que culmin¨® con la ca¨ªda del muro en el oto?o de 1989.Schorlemmer, de 55 a?os, es jefe de estudios en la Academia Evang¨¦lica de Wittenberg. El p¨¢rroco hubiera podido tener un alto cargo gubernamental, pero ha preferido seguir predicando desde la iglesia del Castillo y cargar con la responsabilidad moral de hacerlo en el templo de Lutero. Las reflexiones en torno a los problemas ¨¦ticos de la reunificaci¨®n alemana ocupan a este hombre, que ha renunciado a seguir como concejal socialdem¨®crata del Ayuntamiento.
Estos d¨ªas, el padre Schorlemmer se replantea su militancia en el Partido Social Dem¨®crata alem¨¢n (SPD) como protesta por la venta de armamento a Turqu¨ªa. Este plan es una prueba de que "la corrupci¨®n no es un privilegio de la dictadura de la RDA", dice el p¨¢rroco. Y recuerda que la reforma de Lutero era tambi¨¦n "un proyecto contra la corrupci¨®n". Como muchos alemanes del Este, es muy cr¨ªtico sobre la participaci¨®n de su pa¨ªs en la guerra de Kosovo, y cree "blasfemo" decir que no hab¨ªa "ninguna alternativa" a la violencia.
Schorlemmer irradia una actividad exuberante. Su balance de la d¨¦cada es matizado. Entre lo positivo est¨¢ "la recuperaci¨®n de los colores y placeres de la vida, de la libertad y la capacidad de actuar conforme al propio entendimiento, la posibilidad de comprar fruta, verdura, vino, queso, v¨¢lvulas para mi bicicleta y libros". Entre lo negativo est¨¢ que "la gente no haya aprovechado lo suficiente las posibilidades que ha creado la democracia". "Hubi¨¦ramos querido que la cultura pol¨ªtica y vital fueran tan importantes por lo menos como el aumento del bienestar econ¨®mico", se?ala refiri¨¦ndose a las ideas sobre la sociedad, la libertad y la ecolog¨ªa que compart¨ªa con otros intelectuales en las postrimer¨ªas de la RDA. El p¨¢rroco lamenta que el "materialismo ideol¨®gico del Este ha sido sustituido por el materialismo de Occidente", que "la libertad se haya transformado tambi¨¦n en irresponsabilidad", y que "la informaci¨®n sea una mercanc¨ªa que se dirige al individuo como consumidor y no como ciudadano".
"La RDA, como Estado, pa¨ªs y sociedad en manos del SED , no se pod¨ªa salvar y no val¨ªa la pena salvarla, pero s¨ª hubiera valido la pena que los ciudadanos de la RDA que ten¨ªan una historia com¨²n hubieran tomado su destino en sus propias manos y no se hubieran dejado influir desde fuera por la superioridad econ¨®mica". Result¨®, sin embargo, que "el Occidente dorado era el pa¨ªs con el que so?aba la mayor¨ªa", y que aquella mayor¨ªa no quiso creer a quienes pronosticaban un enorme paro si se trasplantaba de golpe el sistema capitalista. Schorlemmer admite haber sobrevalorado la disposici¨®n de sus conciudadanos a asumir responsabilidades en el modelado de la sociedad democr¨¢tica. "La gran politizaci¨®n que hab¨ªa en el oto?o de 1989 y a principio de 1990 se ha aplacado", se?ala.
Schorlemmer choca con los partidarios de saldar las cuentas con el pasado a base de castigos penales, ya sea contra los altos dirigentes del SED como contra los ejecutores finales de las ¨®rdenes destinadas a salvar el sistema (los guardas fronterizos que disparaban sobre los fugitivos). Schorlemmer cree que hay que ir m¨¢s all¨¢ de los procesos contra unas cuantas figuras pol¨ªticas, convertidas en el chivo expiatorio. El p¨¢rroco se ha manifestado a favor de un "tribunal pol¨ªtico" que analice el modelo de socialismo leninista-estalinista y centralista y que determine las estructuras de responsabilidad en todos los ¨¢mbitos.
Schorlemmer propuso a los responsables pol¨ªticos de Alemania que decretasen una amnist¨ªa diferenciada en los procesos contra los responsables jur¨ªdicos de los delitos de la RDA, que han llevado a la c¨¢rcel a varias docenas de personas. No le hicieron caso. "No disculpo a los miembros del Politbur¨®, pero no quiero que se conviertan en chivos expiatorios. No comprendemos mejor el fen¨®meno de la dictadura si lo personalizamos en una docena de ancianos, la mayor¨ªa de los cuales ya est¨¢n muertos", afirma. "Se debe castigar a quienes torturaban en las prisiones, pero debemos mirarnos a nosotros mismos en el espejo para ver c¨®mo act¨²an las dictaduras sobre los individuos", se?ala. "No se debe poner la RDA al mismo nivel que el nacionalsocialismo, ni al mismo nivel del sistema del apartheid en Sur¨¢frica. La RDA no debe maldecirse, sino que debe analizarse. Aqu¨ª la situaci¨®n no era tan mala como en Rumania o en Rusia y se pod¨ªa vivir rectamente, aunque ello tuviera consecuencias, claro est¨¢", afirma.
"No quiero que el principal objeto de observaci¨®n de los 40 a?os de la RDA sea la herencia del ministerio de Erich Mielke . El pasado de la RDA no debe reducirse a los expedientes de la Stasi , que son una parte importante y terrible, pero que no son la vida entera", afirma. "La visi¨®n denunciante, maniquea e inquisitorial de la realidad" se debe, a su juicio, a la necesidad occidental de juzgar severamente el comunismo y sus delitos para no repetir los errores que se cometieron al abordar el pasado nazi. Se debe tambi¨¦n a la necesidad del Este de "limpiar" el pasado. Algunos de los activistas por los derechos c¨ªvicos del Este est¨¢n hoy tan "fijados neur¨®ticamente" en el pasado, simbolizado para ellos por el PDS (el partido de los ex comunistas de la RDA), que "necesitan una terapia". "Han ingerido la RDA, pero no la han excretado".
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