Ilustr¨ªsima
MANUEL TALENS
Me lo estaba temiendo: Agust¨ªn Garc¨ªa Gasco, arzobispo de Valencia, ha vuelto a salir a la palestra. El pasado mes de marzo pretend¨ªa que las mujeres regresaran al hogar (dulce hogar) y, en mayo de 1998, que el pueblo llano costeara de su bolsillo las renovaciones de la Bas¨ªlica de la Virgen de los Desamparados. A pesar de que aquellas dos intervenciones fueron de poca monta y no pasaron de la an¨¦cdota local, propicia al chiste, resultaban caracter¨ªsticas de una cierta manera a?eja de ver el mundo. Ahora, sin embargo, la cosa va m¨¢s en serio.
Hace una semana, Garc¨ªa Gasco arremeti¨® en Madrid -calific¨¢ndolos de "trasnochados"- contra quienes rechazan el proyecto del ministro Rajoy sobre la religi¨®n en medio escolar. Como dicho engendro, claramente inspirado por la Conferencia Episcopal, ha sido ya difundido por los medios, no entrar¨¦ en su contenido, sino que dir¨¦ lo que me inspira la salida de tono del prelado valenciano.
Por desgracia, la percepci¨®n maniquea del "quien no est¨¢ conmigo est¨¢ contra m¨ª" persiste en el lenguaje de algunos profesionales de la Iglesia, que al parecer no dudan en descalificar -como vulgares pol¨ªticos- al adversario. Veamos ahora lo de "trasnochados". Garc¨ªa Gasco olvida quiz¨¢ que el cargo desde el que habla tiene muy poca credibilidad hist¨®rica para la izquierda. No invento nada al decir que la Iglesia ha sido siempre conservadora por naturaleza y, durante la dictadura, franquista. Adem¨¢s, desde la instauraci¨®n de la libertad, goza de un trato econ¨®mico especial que no se sustenta en l¨®gica alguna, sino en la inercia de la costumbre.
Para m¨ª, ser trasnochado es pasar por alto que Espa?a es hoy un pa¨ªs constitucionalmente aconfesional y democr¨¢tico, lo cual implica que quien desee mangonear las leyes del pa¨ªs tiene que pasar primero por las urnas. A Garc¨ªa Gasco y a toda la Conferencia Episcopal no los eligi¨® ning¨²n pueblo soberano, sino ellos mismos. Su defensa a ultranza de este proyecto es, cuando menos, sospechosa.
Se me podr¨ªa replicar, y lo admito, que Garc¨ªa Gasco tiene derecho a sus opiniones, como yo o como cualquier otro. Vale. Pero aqu¨ª hay algo m¨¢s que opiniones. Refiri¨¦ndose a su futuro personal, dec¨ªa hace poco Felipe Gonz¨¢lez que pensaba adoptar el mismo papel que la Iglesia actual: no mandar, sino influir. ?Influir? Me temo que en eso tambi¨¦n se equivocaba el l¨ªder socialista, pues en este proyecto de clara ra¨ªz eclesi¨¢stica los curas se han pasado de la raya. M¨¢s alumnos significan m¨¢s poder y, a m¨¢s poder, m¨¢s dinero -money-, lo ¨²nico que parece contar en esta vida, y si no que se lo digan al consejero Taranc¨®n, subvencionador en el Pa¨ªs Valenciano de colegios privados del Opus para ricos, mientras que la ense?anza p¨²blica hace agua y languidece; o a Mariano Rajoy, el art¨ªfice civil del bodrio.
No, Ilustr¨ªsima, la nuestra no es una mentalidad trasnochada por defender el laicismo radical. Sencillamente nos oponemos a que un grupo de presi¨®n como el suyo, adicto a asuntos terrenales con el se?uelo ret¨®rico de la vida eterna, siga disfrutando de privilegios de tan dudosa procedencia. G¨¢nense ustedes los alumnos y los fieles predicando bondad con el ejemplo, como los ap¨®stoles que dicen ser, no con maniobras subterr¨¢neas.
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