Valor

VICENT FRANCH

Admiro a Enric Valor como escritor y me precio de su amistad, incluso particip¨¦ modestamente, primero en Prometeo y despu¨¦s en el Consorci de Editors, a que su obra narrativa y rondall¨ªstica llegase m¨¢s que dignamente al gran p¨²blico, y le venero como al prosista de m¨¢s denso conocimiento del l¨¦xico culto valenciano de toda nuestra modernidad. Valor es para mi, desde los tiempos de la revista Gorg, un referente de fidelidad a la lengua de los valencianos y un maestro de la narraci¨®n. Y dir¨¦ algo m¨¢s: mi casa es su casa, y aqu¨ª encontr¨® siempre amigos, colaboradores y leales consejeros para sus asuntos profesionales, y algo m¨¢s.

Este extenso pr¨®logo, que es una manera de fijar la posici¨®n, me parece imprescindible para lo que quiero decir a continuaci¨®n. Ni antes, cuando Valor fue motivo de discusi¨®n entre socialistas y populares a prop¨®sito de que un instituto de ense?anza en un pueblo alicantino llevase su nombre, ni estos ¨²ltimos d¨ªas, que vuelve a estar en el centro de la pol¨¦mica entre PP, PSOE y EU, por el hecho de que el PP no haya apoyado la moci¨®n presentada por EU para que las Cortes Valencianas, o ahora el Consell, hagan suya la propuesta de algunos ayuntamientos valencianos para que la candidatura de Valor al Nobel de Literatura sea tenida en cuenta por la Academia sueca, ni antes ni ahora, digo, me pareci¨® de recibo que se utilizase a Valor por nadie sin antes estudiar y negociar la posibilidad de que las pretensiones que se postulaban ten¨ªan capacidad de generar consenso entre las partes implicadas.

Ni antes ni ahora veo decente que se utilice a un anciano venerable para, al final, fracasar en el objetivo, ni mucho menos sabiendo de antemano que la postura del otro, del PP, es y ha sido hasta la fecha de repliegue duro sobre la negaci¨®n cada vez que se le quiere implicar al lado del santoral de las izquierdas de aqu¨ª. O se trata de ingenuidades torpes, o, simplemente, de oportunismo, de hacer le?a progre de no importa qu¨¦.

A Valor le hemos premiado sus amigos, sus lectores, varias universidades, infinidad de asociaciones, instituciones pol¨ªticas de aqu¨ª y de fuera de aqu¨ª, en el Pa¨ªs Valenciano y fuera de ¨¦l. ?Qu¨¦ necesidad justifica acumular sobre su biograf¨ªa negativas pol¨ªticas est¨¦riles de una parte del espectro pol¨ªtico valenciano por gubernamental que sea? ?Es que pretendemos que el otro cambie de posici¨®n por verg¨¹enza torera, quiz¨¢s por intimidaci¨®n ¨¦tica? Vana pretensi¨®n. O quiz¨¢s se trata, simplemente, de continuar la tarea de oposici¨®n pol¨ªtica por cualesquiera medios adosados a la letan¨ªa de que en cualquier pa¨ªs normal Valor no ser¨ªa motivo de encono en un ¨¢mbito institucional equiparable a las Cortes Valencianas.

?Y si resulta que, al final, descubren quienes juegan de oficio al victimismo que no somos un pa¨ªs normal, que estamos a medio camino entre el harca (guerra a pedradas de antes, y en ¨¢rabe) y el modelo Westminster? Y si ello fuera as¨ª, ?por qu¨¦ no invertir m¨¢s en consenso y menos en fracasos pol¨ªticos? ?No ser¨ªa m¨¢s ¨²til y ¨¦tico reconocer que en lo que no estamos de acuerdo no lo estamos, y punto, o, por el contrario, trabajar duramente por encontrar el espacio intermedio de acuerdo que nos permita ir hacia adelante? Quienes no quieren acuerdo ling¨¹¨ªstico o lo torpedean, adem¨¢s, pretenden que el otro se apunte al Nobel para Valor como gesto de normalidad. Y quien paga, claro est¨¢, es Valor. De pena.