Protecci¨®n
Si la mayor¨ªa absoluta y las leyes se lo permitieran, el PP eliminar¨ªa del diccionario el vocablo protecci¨®n. Como quiera que tampoco puede prohibir la utilizaci¨®n de un concepto que no entiende (amparar, defender o auxiliar) ha optado por asimilar un uso, en su l¨¦xico particular, estrictamente limitado a la acepci¨®n del t¨¦rmino que m¨¢s se ajusta a su filosof¨ªa de la vida: favorecer.La palabra, en fin, se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en protagonista indiscutible de la dial¨¦ctiva pol¨ªtica. Lo comprobamos a diario con la educaci¨®n, la sanidad o la asistencia social, que est¨¢n bajo m¨ªnimos por la m¨¢s que evidente inexistencia de un sistema p¨²blico de protecci¨®n de servicios b¨¢sicos ligados a derechos fundamentales.
No debe extra?arnos, pues, que algunos dirigentes locales de este partido hagan traslaci¨®n de comportamientos y, tras comprobar que sus jefes eluden proteger asuntos de vital importancia, impongan id¨¦ntico criterio en materias de ¨ªndole menor que les competen. Un ejemplo de ello es la decisi¨®n del alcalde de Alicante de paralizar la redacci¨®n de una normativa municipal de protecci¨®n de zonas arqueol¨®gicas de la ciudad. Ese documento tendr¨ªa capacidad para delimitar ¨¢reas de inter¨¦s hist¨®rico, que quedar¨ªan al margen de la presi¨®n urban¨ªstica al objeto de recuperar, cuando fuera posible, parte de la historia que encierra el subsuelo. Necr¨®polis, villas, foros, murallas, ¨¢nforas, estructuras urbanas y qui¨¦n sabe si alg¨²n tesoro o tesorillo quedar¨ªan as¨ª a salvo de urbanizadores, constructores y agentes inmobiliarios, siempre insaciables.
Todo estaba a punto para ese plan especial, vendido en precampa?a como salvaguarda del patrimonio hist¨®rico-art¨ªstico de una ciudad tan pobre en este aspecto como en otros muchos del ¨¢mbito cultural, pero llegada la hora de la verdad se impuso el l¨¦xico particular de los populares, y lo que se aventuraba como una defensa de la riqueza arqueol¨®gica que se sabe bajo tierra, ha sido sacrificada en aras de lo que llaman progreso. Es decir, ladrillo y cemento. No proh¨ªben el diccionario, pero lo manipulan.
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