La ONU admite su responsabilidad hist¨®rica en la matanza de miles de civiles en Srebrenica
La ONU ha tardado m¨¢s de cuatro a?os en reconocer lo sucedido en Srebrenica en julio de 1995: miles de varones musulmanes bosnios fueron asesinados por los radicales serbios delante de los cascos azules holandeses que, en teor¨ªa, les proteg¨ªan, y sin que ¨¦stos o la comunidad internacional hicieran nada por evitarlo. El demoledor informe de 155 p¨¢ginas de Naciones Unidas, que califica los hechos como un fracaso hist¨®rico del alto organismo, ha llenado de satisfacci¨®n a Holanda, que se siente exonerada de culpa. "El honor del batall¨®n holand¨¦s, restaurado", titul¨® De Telegraaf en primera p¨¢gina.
Pero la realidad resulta algo m¨¢s complicada. Aunque el informe de la ONU recoge con detalle lo sucedido, y admite que el mando de los cascos azules holandeses solicit¨® sin ¨¦xito, hasta cinco veces, cobertura a¨¦rea de la OTAN y que carec¨ªa de armas para resistir el ataque de los radicales serbios, tambi¨¦n dice que esos soldados de la ONU, encargados de defender el enclave, no hicieron absolutamente nada por evitar la matanza de miles de civiles.La foto del jefe militar serbobosnio general Ratko Mladic brindando por su victoria junto a un asustado coronel holand¨¦s dio la vuelta al mundo. Fue el retrato de la impotencia. El Parlamento de Holanda abri¨® meses despu¨¦s una investigaci¨®n, cerrada en falso y con gran esc¨¢ndalo pol¨ªtico. Ayer, el ministro de Defensa de este pa¨ªs, Frank de Grave, record¨® que el asunto no est¨¢ a¨²n cerrado: la ¨²ltima palabra la tendr¨¢ el Instituto Holand¨¦s de Documentaci¨®n de Guerra, encargado de efectuar una evaluaci¨®n independiente.
El informe de la ONU, de 155 p¨¢ginas, admite y describe la cadena de fallos que provocaron la ca¨ªda de Srebrenica en manos serbias y la posterior masacre de los civiles. Naciones Unidas sostiene que se trata del mayor fracaso en la historia de la organizaci¨®n, pues Srebrenica era -junto a Sarajevo, Tuzla, Zepa, Gorazde y Bihac- uno de los seis enclaves protegidos por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Cuando en julio de 1995 las tropas de los radicales serbios rodearon el enclave, el jefe de la misi¨®n de la ONU en la ex Yugoslavia, el japon¨¦s Yasushi Akashi, bloque¨® toda intervenci¨®n de la OTAN, prometiendo incluso al propio Karadzic que no habr¨ªa bombardeos sobre sus tropas. Akashi, su jefe militar, el general franc¨¦s Bernard Janvier, y el secretario general de la ONU, el egipcio Butros Butros-Gali, quedaron envueltos en una par¨¢lisis general. Las tropas de Mladic y de Karadzic aprovecharon la circunstancia y entraron sin oposici¨®n en el enclave.
Ni un solo tiro
Los cascos azules holandeses no dispararon un solo tiro ni opusieron resistencia alguna. Delante de ellos se separaron a las mujeres de los hombres. El comandante del batall¨®n holand¨¦s negoci¨® una evacuaci¨®n de la fuerza de paz hacia la ciudad de Tuzla, dejando atr¨¢s, abandonados a su suerte, a miles de musulmanes. En menos de una semana, sin testigos molestos ni periodistas, Mladic y sus soldados asesinaron a entre 6.000 y 10.000 civiles, que fueron enterrados en fosas comunes o hechos desaparecer en cal viva o en el fondo de minas.Despu¨¦s de cuatro a?os y medio han sido recuperados e identificados los restos de 2.200 personas. Los dem¨¢s permanecen desaparecidos. El Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja estima que los muertos fueron 7.300. El espionaje estadounidense eleva esta cifra a 10.000. Por aquella matanza, los dos jefes serbobosnios, Karadzic y Mladic, se encuentran procesados por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, adem¨¢s de un segundo procesamiento por su actuaci¨®n en toda la guerra. A pesar de esa doble incriminaci¨®n, ambos siguen en libertad.
Ayer, en Memici, a 25 kil¨®metros al este de Tuzla, la principal ciudad del norte de Bosnia, se produjo un acto emotivo: el entiero de los restos de 264 personas que fueron asesinadas en Srebrenica en 1995. A su entierro acudieron miles de musulmanes del norte del pa¨ªs, muchos de ellos familiares de desaparecidos. No esperan excusas, s¨®lo una informaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.