El mediador en el Ulster establece que Gobierno y desarme comiencen el mismo d¨ªa
Sonriente, modestamente orgulloso por su asombroso triunfo diplom¨¢tico, el mediador estadounidense George Mitchell se despidi¨® ayer de Belfast para volver a EEUU, no sin antes dejar una receta clara para infundir vida al proyecto de paz para el Ulster. Los trascendentales acontecimientos de estos d¨ªas, dijo, reclaman respuestas simult¨¢neas de los antiguos enemigos protestantes y cat¨®licos. Por ello, dijo, la devoluci¨®n del poder a la provincia, la formaci¨®n del Gobierno aut¨®nomo y la designaci¨®n de negociadores del desarme deber¨¢n tener lugar "el mismo d¨ªa, y por este orden".
La coreograf¨ªa de lo que se percibe como el ¨²ltimo acto de la larga y fatigosa faena de alumbrar la calle hacia la paz est¨¢ ya organizada: los protestantes y cat¨®licos deben formar un Gobierno aut¨®nomo en perfecta sinton¨ªa con el mayor gesto del Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s (IRA), que el mi¨¦rcoles ofreci¨® finalmente entregar sus arsenales a la comisi¨®n internacional de desarme presidida por el general canadiense John de Chastelain. Y todo esto debe ocurrir m¨¢s o menos a la misma hora de una fecha no totalmente definida pero pr¨®xima.La simultaneidad de ambos actos se asemeja a una veloz partida de ajedrez. Un espectacular toma y daca que debe producir principalmente dos cosas: el establecimiento del Gobierno aut¨®nomo presidido por el protestante David Trimble, el jefe del Partido Unionista del Ulster (UUP), con presencia de dos miembros del Sinn Fein (el frente pol¨ªtico del IRA), y el nombramiento de un alto representante de la organizaci¨®n republicana extremista que se encargar¨¢ de coordinar el desarme de la facci¨®n cat¨®lica m¨¢s radical del Ulster.
"Ninguna de las partes conseguir¨¢ lo que pretend¨ªa inicialmente y ambas quedar¨¢n expuestas a una considerable dosis de dificultades", dijo Mitchell. "Pero es la ¨²nica manera de lograr un avance de verdad".
Por cierto, Mitchell dej¨® claro que no s¨®lo el IRA, sino las numerosas bandas de paramilitares protestantes deben enviar delegados a la oficina del general De Chastelain para coordinar la destrucci¨®n de los fusiles, las ametralladoras y los explosivos que en 30 a?os de conflicto sectario han causado m¨¢s de 3.000 muertes. Mitchell se march¨® visiblemente satisfecho por la crucial declaraci¨®n del IRA formulada el mi¨¦rcoles, en la cual aceptaba la idea del desarme, pero, al mismo tiempo, exigiendo que antes de entregar la primera bala debe formarse el Gobierno con plena participaci¨®n del Sinn Fein de Gerry Adams.
En el despacho del general De Chastelain hab¨ªa euforia. Pero, lo que es m¨¢s prometedor, impaciencia para recibir a los paramilitares de ayer con mapas de los lugares donde unionistas leales a la corona brit¨¢nica y nacionalistas ansiosos por unificar la isla bajo la consigna republicana esconden sus armas. La destrucci¨®n de ¨¦stas podr¨ªa comenzar a realizarse en el curso de las pr¨®ximas semanas.
"El gran examen"
Adams, el exmilitante del IRA que se ha transformado en el personaje dispuesto a la negociaci¨®n (arriesg¨¢ndose a ser catalogado como "traidor" por los sectores duros), alab¨® las palabras de Mitchell, especialmente aquellas de que finalmente Irlanda del Norte ha quedado encarrilada hacia la paz. Adams se?al¨® que lo que queda por delante es "un gran examen" de la voluntad pacifista de los unionistas.Trimble tambi¨¦n salud¨® la conclusi¨®n de la misi¨®n de Mitchell como un gran paso hacia la paz, pero plante¨® advertencias de que el proceso de paz depende de mutuos actos de buena fe. Hasta hace tan s¨®lo d¨ªas, Trimble era partidario de la f¨®rmula "primero el desarme, luego la composici¨®n de un Gobierno".
Tanto Adams como Trimble eligieron la despedida de Mitchell para reiterar sus intenciones de paz y celebrar en un almuerzo en Belfast la flexibilidad de sus posiciones en aras de una paz duradera en el Ulster. Flanqueado por ambos, Mitchell luc¨ªa radiante tras su misi¨®n de casi tres a?os como mediador. "El proyecto de paz tiene que ser coronado por el ¨¦xito", declar¨®. "No puedo decir que cada minuto de mi misi¨®n ha sido agradable. Aunque a veces el proceso ha sido extremadamente dif¨ªcil, tambi¨¦n esos momentos han sido los m¨¢s importantes de mi vida. En este periodo he comprendido que la gente de Irlanda del Norte merece lo mejor".
El nuevo ministro brit¨¢nico para Irlanda del Norte, Peter Mandelson, nombrado hace apenas un mes en sustituci¨®n de Mo Mowlan, mostr¨® ayer su alegr¨ªa por el anuncio de Mitchell, y anunci¨® que, en 24 o 48 horas, los Gobiernos de Londres y Dubl¨ªn tomar¨¢n decisiones sobre los futuros pasos que van a adoptar en el proceso de paz. El Acuerdo de Stormont, de 1998, fue auspiciado por ambos.
Trimble se enfrenta a un conato de rebeli¨®n interna
El futuro pol¨ªtico de David Trimble, el l¨ªder del protestante Partido Unionista del Ulster (UUP), y, lo que es considerablemente m¨¢s importante, el futuro del proceso de paz en Irlanda del Norte, depende de lo que dir¨¢n las bases de la mayor fuerza pol¨ªtica de la provincia cuando se les consulte si apoyan o no la f¨®rmula de paz. Cinco miembros de su grupo parlamentario rechazaron en la noche del mi¨¦rcoles todo lo acordado estos d¨ªas entre cat¨®licos y protestantes, y descalificaron el comunicado del IRA (en el que acepta negociar el desarme) como "totalmente inadecuado".Trimble, exradical, ex abanderado de los orangistas, se juega el pellejo. La rebeli¨®n de los protestantes probrit¨¢nicos dentro de su propio partido est¨¢ en marcha. La cita decisiva es el 27 de noviembre, el d¨ªa en el que Trimble debe esperar el veredicto del Consejo Ejecutivo del UUP, formado por cerca de 900 pol¨ªticos protestantes bastante divididos. ?ste debe dar luz verde para proseguir con el ambicioso proyecto de paz.
Fuentes pol¨ªticas en Belfast dijeron anoche a EL PA?S que Trimble se ha sumado a un "p¨®ker peligroso". Rebeldes en las filas del UUP no faltan y muchos de ellos son bastante pr¨®ximos a la jefatura del partido. En suma, Trimble se ha inscrito a una lidia feroz que puede deshacer la aparente unidad del UUP y arrebatarle el mando.
Trimble ya ha sufrido una derrota. Hace cinco d¨ªas, su grupo parlamentario cuestion¨® su estrategia de paz porque, entendieron los diputados, enmascara una imperdonable concesi¨®n a "los terroristas del IRA". En la partida de p¨®ker por venir, sin embargo, Trimble lleva las de ganar, por la sencilla raz¨®n de que ha llegado la hora ya no s¨®lo de dialogar con el Sinn Fein, sino tambi¨¦n de transformar a los republicanos en interlocutores v¨¢lidos dentro del nuevo Gabinete, cuya formaci¨®n ser¨¢ anunciada posiblemente antes de la Navidad.
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