Los griegos y el 'Planetarca'
Tiendas quemadas, los bancos sin una luna de cristal sana, los cajeros chamuscados y marquesinas destrozadas es el paisaje despu¨¦s de la batalla de Atenas. Son las huellas de la epopeya revolucionaria protagonizada por unas 5.000 personas que acudieron a la convocatoria del partido comunista (KKE) para protestar contra la presencia del "carnicero de los Balcanes", tambi¨¦n conocido como el Planetarca o Bill Clinton. Los atenienses parec¨ªan ayer menos dispuestos que nunca a buscar excusas a tal actuaci¨®n. Reaccionaban con indignaci¨®n ante la menci¨®n de la batalla. Nadie piense que por pena por William Jefferson Clinton. Los presidentes norteamericanos vienen poco por aqu¨ª. Se saben poco queridos.Los griegos creen tener razones m¨¢s que suficientes para que esto sea as¨ª. EEUU no lleg¨® a Grecia a acabar con el fascismo y construir una democracia como en otros pa¨ªses de Europa. Apareci¨®, ya lejos los brit¨¢nicos, cuando hab¨ªa que apoyar, como en Espa?a, una dictadura militar suficientemente anticomunista como para ser ¨²til en la guerra fr¨ªa. Estuvo presente en sus bases militares con alarde colonial. Comenz¨® a mimar a su mejor aliado en la regi¨®n, Turqu¨ªa, el enemigo hist¨®rico de Grecia. Y despu¨¦s bombarde¨® al amigo hist¨®rico que es Serbia. Son muchos los elementos que explican el antiamericanismo de los griegos, que s¨®lo es comparable en Europa al de los espa?oles, a los que Washington quita Cuba y les da raci¨®n y media de Franco.
La visita no ha acabado ni mucho menos tan mal como pod¨ªa. Clinton estuvo ayer h¨¢bil en sus gui?os a Grecia. No se puede decir lo mismo de quienes preparaban el viaje. En un conflicto cl¨¢sico entre un pa¨ªs obsesionado por su historia y otro carente de ella, los desatinos fueron may¨²sculos. La Casa Blanca exig¨ªa que se prohibiera salir a los balcones y ventanas de las casas en los trayectos del presidente; entre otros, en toda la ruta del aeropuerto al centro, que, pese a sus 13 kil¨®metros, es totalmente urbana. "Un Gobierno griego que aprueba eso se puede cortar las venas directamente", comentaba a EL PA?S Georgios de Lastic, un analista del diario Kathimerini.
Mientras empresarios, inversores y analistas consideran que la buena marcha econ¨®mica ratifica la correcci¨®n del cambio opolitico llevado a cabo por Costas Simitis, la opini¨®n p¨²blica tiene m¨¢s dificultades en desprenderse del pasado. Simitis no quer¨ªa durante tres d¨ªas im¨¢genes en la CNN de j¨®venes griegos quemando banderas americanas. No queda nada bien, sobre todo en Am¨¦rica. Por eso la visita ha salido mejor de lo que muchos se imaginaban. Y de lo que algunos deseaban.
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