Mija¨ªl Barishnikov considera que la danza siempre es "una confrontaci¨®n amistosa con el p¨²blico"
"Las diferencias estil¨ªsticas son irrelevantes. La danza es siempre una confrontaci¨®n amistosa con el p¨²blico". Lo dice Mija¨ªl Barishnikov, uno de los m¨¢s grandes bailarines en activo, quien a los 51 a?os ya ha escrito su propia p¨¢gina en la historia contempor¨¢nea de la danza. Barishnikov actuar¨¢ ma?ana y el s¨¢bado en el auditorio del Kursaal de San Sebasti¨¢n con su compa?¨ªa White Oak Dance Project. El bailar¨ªn huye del movimiento como pura est¨¦tica y propone un programa de danza de vanguardia concebido para la reflexi¨®n de la audiencia.
Barishnikov lleva m¨¢s de 30 a?os llenando las salas de todo el mundo. En sus comienzos, bajo el paraguas de la t¨¦cnica cl¨¢sica y los tent¨¢culos del comunismo sovi¨¦tico; en su transici¨®n, cuand¨® desert¨® en 1974 y se asil¨® en Estados Unidos, sigui¨® refugiado en el repertorio tradicional que aprendi¨® en Leningrado, pero con el tiempo, comenz¨® a sorprender con piezas modernas creadas especialmente para ¨¦l. "Mi transici¨®n del cl¨¢sico al contempor¨¢neo", dijo ayer en San Sebasti¨¢n, "fue gracias a una serie de core¨®grafos que pensaron que ten¨ªa mucho que decir en este campo". Tanto, que contin¨²a en eso. El bailar¨ªn ha logrado lo que pocos consiguen, que cr¨ªtica y p¨²blico le sit¨²en en el primer puesto del panorama mundial de la danza. Y sin embargo, a ¨¦l le sobran las alabanzas y no se preocupa en disimular su incredulidad. "No me considero ni el mejor ni el primero", confes¨®. "Esas afirmaciones me parecen tonter¨ªas porque no dejan de ser opiniones personales. Afortunadamente lo que separa el arte del deporte es que los logros no se pueden medir con goles o segundos".
Lo indiscutible es que el bailar¨ªn, nacido en Lituania y de origen ruso, se ha mantenido en la cima a lo largo de los a?os. Quiz¨¢ porque no vive para el ¨¦xito, porque tiene conciencia de sus defectos, sabe aprovecharse de sus virtudes y no le asusta la vejez que mina a sus colegas.
Retirada
"Ma?ana", alert¨®, "no voy a estar dando saltos como loco toda la noche en el escenario. No pretendo ser m¨¢s joven de lo que soy, bailo lo que dice mi edad". A¨²n no piensa en retirarse. "Quienes lo hicieron", advirti¨®, "fue porque no encontraron a nadie que hiciera trabajos para ellos". ?l baila piezas que requieren habilidades distintas a las que se les exigen a profesionales de 20 a?os.
Barishnikov ha tocado casi todos los palos art¨ªsticos. Todo por "curiosidad". En 1977 conoci¨® el mundo del celuloide con la pel¨ªcula Paso decisivo, de Herbert Ross, y m¨¢s tarde interpret¨® papeles en Noches de sol y Patriots. Tambi¨¦n ejerci¨® como presentador de televisi¨®n de series sobre danza e interpret¨® en teatro a Kafka. Hay quienes afirman que le queda convertirse en core¨®grafo, pero ¨¦l se resiste. En esa decisi¨®n pesa su trabajo con grandes creadores y una gran dosis de perfeccionismo. "Prefiero formar parte de proyectos extraordinarios que hacer trabajos propios mediocres", apunt¨®. "Lo he intentado, pero en mi coraz¨®n s¨¦ lo que puedo y lo que no puedo hacer. No todos los actores pueden ser directores ni todos los cantantes, compositores".
Prefiere bailar, que es lo suyo. Y por eso se involucr¨® hace nueve a?os en un proyecto que no le impon¨ªa m¨¢s l¨ªmites que los propios. Fund¨® junto al core¨®grafo Mark Morris su grupo, el White Oak Dance Project, sin m¨¢s ayuda econ¨®mica que los resultados de taquilla.
La compa?¨ªa, que ha act¨²ado en Madrid dentro de su gira europea, recala ahora en San Sebasti¨¢n dentro del trimestre inaugural del auditorio del Kursaal. Barishnikov bailar¨¢ tres de las cuatro piezas incluidas en el programa y creadas por core¨®grafos como Mark Morris o Lucy Guerin. Sobre el escenario le acompa?ar¨¢n Raquel Aedo, Emily Coates, Emmanu¨¨lle Phuon, Ruthlyn Salomons y Susan Shields, cinco reconocidas bailarinas del panorama de la danza contempor¨¢nea. Barishnikov no bailar¨¢ para el p¨²blico adicto al repertorio rom¨¢ntico, sino para las mentes abiertas a las creaciones de vanguardia. "La danza moderna", dijo, "no tiene por qu¨¦ asustar a la gente. Todas las disciplinas son como una larga conversaci¨®n con el p¨²blico. No importa cu¨¢l sea el resultado ni la intenci¨®n". Por eso a¨²n le asaltan los nervios cada vez que sale al escenario, pues entiende su profesi¨®n como una forma de vida y una invitaci¨®n al p¨²blico a la reflexi¨®n.
El bailar¨ªn tiene nuevos proyectos, pero siempre con su propia compa?¨ªa. Todav¨ªa cree que no le ha llegado el momento de renovar o redefinir White Oak Dance Project. "Ser¨ªa una idiotez dejar las cosas cuando est¨¢n funcionando, de otra manera no bailar¨ªa".
Barishnikov se inici¨® en la danza a los 12 a?os y form¨® c¨¦lebre pareja con su compa?era Irina Kholpakova hasta que desert¨® tras una gira del Bolshoi por Canad¨¢. Ya asilado en Estados Unidos bail¨® para el American Ballet Theatre y el New York City Ballet. S¨®lo le quedaba crear algo propio y lo logr¨® hace ya nueve a?os.
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