Castro Caycedo narra la muerte del obispo Labaka en la selva amaz¨®nica

Ocurri¨® en 1987. Los indios huao, una tribu de la Amazonia que no supera el centenar, mat¨® al obispo y misionero Alejandro Labaka junto a la monja colombiana In¨¦s Arango. Lo que parece un asesinato fue un acto de defensa propia, seg¨²n relata el escritor colombiano Germ¨¢n Castro Caycedo en La noche de las lanzas. "Los mataron porque eran blancos y hace un siglo los blancos asesinaban a los miembros de esa tribu", declar¨® el escritor y periodista.

Este suceso real y todas las confusas circunstancias que lo rodearon ("lo que ocurri¨® puede parecer ficci¨®n, otros lo llamar¨ªan realismo m¨¢gico", dice el autor) es lo que cuenta, como si fuera un reportaje cl¨¢sico, Germ¨¢n Castro Caycedo (Cundinamarca, Colombia, 1940) en el libro La noche de las lanzas (Planeta). Castro, ganador del Premio Rodolfo Walsh 1999 con El Karina, ha reconstruido los hechos tras haber convivido con la tribu durante cuatro meses en el coraz¨®n de la Amazonia."Alejando Labaka e In¨¦s Arango fueron los primeros y los ¨²ltimos en entrar en los dominios de la selva y los confundieron con un blanco cualquiera. Labaka era un misionero heroico y sin pretensiones de evangelizaci¨®n. Y me pregunto qui¨¦nes son m¨¢s salvajes, si los indios que tratan de defenderse y sobrevivir, o los blancos", se dijo Germ¨¢n Castro, escritor y periodista, durante la presentaci¨®n esta semana del libro en Madrid.

Alejandro Labaka Ugarte, nacido hace unos sesenta a?os en Beizama (Vizcaya), llevaba una quincena de a?os recorriendo la selva amaz¨®nica. Hasta que un d¨ªa se intern¨® "apresuradamente", seg¨²n Castro, en una zona del coraz¨®n de la selva -donde los indios se defend¨ªan con lanzas de los aviones enviados por las industrias petroleras- y lo taladraron con 84 lanzas.

Germ¨¢n Castro, autor de Colombia amarga, tambi¨¦n se refiri¨® a la grave crisis de su pa¨ªs: "Colombia es el pa¨ªs que responde al grito de EEUU, que invent¨® el consumo de la coca¨ªna y despu¨¦s sigui¨® en Europa. Y el dinero que genera el narcotr¨¢fico no se queda en Colombia. All¨ª s¨®lo llega un 10%, el resto va a parar a los bancos norteamericanos y europeos, regando as¨ª sus econom¨ªas. Nosotros no hemos enviciado a nadie, los enviciados vinieron a buscarnos", afirma Castro. Algo que se solucionar¨¢ "cuando esos pa¨ªses encuentren un sustituto fabricado por ellos".