Ideas alemanas
Alemania vuelve a ser un sitio interesante en el que la necesidad genera ideas. De aquel pa¨ªs salieron siempre mensajes, esperanzadores, aterradores, hacia el resto de los pa¨ªses europeos. Despu¨¦s del trauma del nazismo, aquella fuente del pensamiento pol¨ªtico se ceg¨®, por culpas paralizantes o tutelas exteriores. En la posguerra s¨®lo han tenido grandes ideas, y voluntad de luchar por ellas, dos l¨ªderes muy diferentes como eran Ludwig Erhardt y Willy Brandt, uno con su concepto econ¨®mico y el otro con su visi¨®n pol¨ªtica global europea a la que tanto debemos todos. Sin Erhardt no habr¨ªamos tenido esa consolidaci¨®n econ¨®mica de qui¨¦n se pod¨ªa haber convertido en pozo desestabilizador. Sin Brandt no habr¨ªamos tenido una ostpolitik que es el detonante de un proceso que acab¨® derribando el muro. Antes de la guerra, Alemania hab¨ªa tenido muchas ideas. Pero es mejor olvidarlas y los alemanes lo han hecho. Ahora volvemos a ver, tras el escenario plano del ¨²ltimo decenio, movimiento. Y no s¨®lo de estrategias, sino de conceptos. Las nuevas ideas que surgen van a ser capitales para todo el concepto de nueva democracia que los europeos estamos dise?ando, en gran parte sin saberlo. En Francia, Jospin y la evoluci¨®n econ¨®mica del ¨²ltimo a?o han demostrado que, sin adoraciones al becerro de oro del beneficio accionarial y sin desprecio a la aceptaci¨®n de la responsabilidad social del poder pol¨ªtico electo y tambi¨¦n de las empresas, se puede crecer y muy bien, generar riqueza sin ahondar en la fractura social, hacer atractiva la inversi¨®n sin regalar o secuestrar las propiedades estatales rentables.Y ahora, en Alemania, el maltratado Gobierno de Gerhard Schr?der puede acabar siendo una suerte para todo el continente y para s¨ª mismo. "First pain, then gain", primero el dolor para despu¨¦s tener un beneficio, era y es la ¨²nica estrategia posible para romper un anquilosamiento legislativo, econ¨®mico y finalmente pol¨ªtico, que la mentalidad alemana protege como pocas. Ahora comienza a imponerse en todos los segmentos de la sociedad alemana la certeza de que los cambios no son s¨®lo deseables, sino inevitables, y que es el poder pol¨ªtico el que tiene que dirigirlos. Los empresarios y los banqueros cuestionan, sin proclamarlo, por supuesto, la infalibilidad del dios del mercado. Los pol¨ªticos y ante todo el Gobierno asumen la defensa de unos intereses leg¨ªtimos, nacionales, municipales, sindicales y de partido, y pueden defenderlos sin complejos en las instancias que deseen. Por ejemplo, el Gobierno alem¨¢n no ha anunciado ninguna medida propia contra la OPA hostil de Vodafone contra Mannesmann. Pero tiene el perfecto derecho, y el deber por su compromiso electoral ante sus votantes, de proclamar su profunda insatisfacci¨®n. Despu¨¦s decidir¨¢n los accionistas lo que hacen con su dinero. Otro caso claro es la intervenci¨®n del Gobierno de Schr?der para buscar una soluci¨®n a la crisis de la constructura Holzmann.
Pero hay datos que sugieren que no toda la vida econ¨®mica y social en Europa tiene que convertirse en su safari. Vodafone tiene casi tres veces m¨¢s beneficios que Mannesmann, siempre a repartir entre los accionistas. Pero Mannesmann emplea a 128.000 personas y Vodafone a 27.000. Es decir, una empresa altamente beneficiaria como Mannesmann, con muchas posibilidades de ser l¨ªder en la telefon¨ªa europea, reparte menos a los accionistas pero vierte much¨ªsimo m¨¢s, casi cinco veces m¨¢s cabe decir, en el tejido social y en la econom¨ªa de los hogares alemanes. Quienes se indignan ante el nuevo intervencionismo deber¨ªan plantearse si no est¨¢n defendiendo ahora una sociedad en la que los ¨²nicos poderes decisorios, y por tanto los ¨²nicos individuos con poder pol¨ªtico real, son los accionistas y los ejecutivos de las grandes empresas multinacionales. La democracia, sin embargo, exige que los individuos libres, independientemente de su afici¨®n o capacidad de inversi¨®n en Bolsa, tengan un voto del mismo peso. En definitiva, si las multinacionales quieren decidir la pol¨ªtica en detrimento de ciertos sectores sociales muy amplios, deber¨ªan utilizar todos sus inmensos recursos para hacer una buena campa?a y presentarse a las elecciones.
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