Suspense
Tras el anuncio de ETA de final de la tregua nos quedamos otra vez ante el espejo vac¨ªo a la espera de la primera imagen de la tragedia. ?Un secuestro? ?Una bomba en la v¨ªa p¨²blica? ?Un tiro en la nuca o en la sien? ?Terrorismo de alta intensidad? ?De baja intensidad? De pronto se ha roto el encantamiento de la paz, como a veces se rompe el sue?o de la raz¨®n confiado en que la verdad es irrebatible e irreversible. ?La verdad es la paz? ?La verdad es la vida? No siempre, pero la paz y la vida hay que colocarlas como referentes con voluntad de absoluto, ya vendr¨¢n las circunstancias con las rebajas. En el caso vasco no hay otra salida que la paz, y lo ¨²nico que se ha hecho, que se har¨¢, por lo visto, es aplazarla por el procedimiento de ampliar el victimario y el presupuesto general del Estado destinado a la represi¨®n y a compensar a las v¨ªctimas del terrorismo.Ahora vendr¨¢n los profetas a darse la raz¨®n y, roto el esp¨ªritu de Lizarra, manipulado por el PP el de Ermua y en paradero desconocido el de Ajuria Enea, asumamos un largo periodo preelectoral de todos contra todos y una batalla de la abstenci¨®n que va a ser utilizada por ETA en el Pa¨ªs Vasco como la prueba de su instalaci¨®n. Votar o no votar all¨ª ser¨¢ algo m¨¢s que votar o no votar, como suele ocurrir entre nosotros, mal salidos de la transici¨®n, como si fu¨¦ramos personajes de Chumy Ch¨²mez cargados con las piedras de los valores a?adidos. Hasta las elecciones no habr¨¢ esp¨ªritu que valga, ni siquiera queda la salida de convocar otro esp¨ªritu a la medida de una situaci¨®n m¨¢s desmedida que nunca. El duelo de titanes est¨¢ planteado y Mayor Oreja, al fin solo, avanza por la calle principal del poblado, mientras ETA se acerca a pie, a caballo o en coche robado. Los dem¨¢s ?qu¨¦ van a hacer? ?Van a respaldar la usura demostrada por el PP? ?Van a dar la raz¨®n a ETA? Se la van a dar a s¨ª mismos, por separado, claro est¨¢.
Si las negociaciones hubieran sido transparentes, los peatones de la historia podr¨ªamos elegir conducta, pero a medida que se acercaban las elecciones, la raz¨®n de Estado volvi¨® a demostrar una vez m¨¢s su malicia anticivil. S¨®lo cabe esperar por d¨®nde se romper¨¢ el aire, por d¨®nde se romper¨¢ la vida.
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