Yeltsin, internado en un hospital con s¨ªntomas de neumon¨ªa
Los rusos tienen tantas cosas por las que preocuparse, empezando por una guerra en Chechenia y unas elecciones legislativas a tres semanas de distancia, que ni siquiera se alarman ya ante las noticias de que empeora el estado de salud del presidente, Bor¨ªs Yeltsin. Ayer, el l¨ªder del Kremlin, al que el jueves se diagnostic¨® una "infecci¨®n viral con bronquitis aguda", fue internado en el hospital Central Cl¨ªnico de Mosc¨² ante la sospecha de que esa dolencia haya evolucionado hacia otra m¨¢s preocupante: neumon¨ªa."Por la tarde", asegur¨® al caer la noche el portavoz presidencial, Dimitri Yakushkin, "se efectu¨® un examen m¨¦dico, previsto, en Gorki-9 durante el cual los doctores tuvieron sospechas de neumon¨ªa". Por si acaso, y siempre seg¨²n la misma fuente, se recomend¨® continuar el tratamiento en el hospital. Si todo va bien, Yeltsin estar¨¢ en ¨¦l una semana. Horas antes, la televisi¨®n hab¨ªa mostrado unas im¨¢genes sin sonido en las que el presidente se mostraba aparentemente animado y con buen color de cara.
Opacidad informativa
Las previsiones optimistas de los m¨¦dicos se han visto sobrepasadas en otras ocasiones por una realidad m¨¢s cruel. El empleo de una pol¨ªtica informativa casi sovi¨¦tica ha ocultado con frecuencia el estado de salud real del presidente. En 1996, por ejemplo, entre las dos vueltas de la elecci¨®n presidencial, Yeltsin sufri¨® dos infartos, no reconocidos oficialmente y sobre los que los medios de comunicaci¨®n rusos guardaron un silencio total.Cuando, el pasado jueves, se anunci¨® que Yeltsin se retiraba unos d¨ªas a Gorki-9, se especul¨® con que la suya pod¨ªa ser una enfermedad diagnosticada por los militares para quitarle de en medio, e incluso una dolencia imaginaria para evitar firmar el pol¨¦mico tratado de uni¨®n con Bielorrusia. Pese a su hospitalizaci¨®n, Yeltsin no entrega el poder, pero su ausencia refuerza el peso del primer ministro, Vlad¨ªmir Putin. ?ste capitaliza la marcha de la guerra e incluso (como hizo el mi¨¦rcoles en la Duma) la relativa recuperaci¨®n econ¨®mica. Todas las encuestas le sit¨²an como el candidato con m¨¢s probabilidades de llegar al Kremlin. Si Yeltsin no le retira su apoyo, y siempre que las cosas no se tuerzan, parece dif¨ªcil frenarle.
Como ya ocurri¨® con Primakov, juega en su contra su gran popularidad, que podr¨ªa suscitar los celos de Yeltsin. En las ¨²ltimas semanas, la rumorolog¨ªa, la ciencia m¨¢s en boga en la nueva Rusia, le dio por destituido. Ahora se especula con que la nueva Duma aprobar¨¢ en enero una moci¨®n de censura para sustituirle por Primakov. Una operaci¨®n que incluso podr¨ªa contar con el apoyo de Yeltsin. Algunas versiones apuntan a que el presidente y su corte no las tienen todas consigo de que Putin, una vez en el poder, les proteja e impida que se les exija rendir cuentas, incluso ante los tribunales.
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