"La televisi¨®n debe dejar de producir para comprar"
Marin Karmitz (Bucarest, 1938) ha sido reconocido en Estrasburgo como el mejor productor europeo de cine. Ha producido a directores suizos -Godard o Tanner-; italianos -Bellochio o los Taviani-; brit¨¢nicos, como Ken Loach; checos -Jiri Menzel-; griegos -Angelopoulos-; rusos -P¨¢vel Longuine-, y turcos, como Yilmaz G¨¹ney, as¨ª como franceses reconocidos, como Resnais, Malle, Chabrol o Doillon, o debutantes, como Chatiliez o Klapish. Gracias a ¨¦l, 12 millones de espectadores descubrieron al polaco Kieslowski. Sus entusiasmos tambi¨¦n le han llevado a producir a iran¨ªes, como Kiarostami y Makhmalbaf; estadounidenses, como Kerrigan, o brasile?os, como Ruy Guerra. "Europa ha de ser el contrapoder de EE UU", dice este hombre, que se autodefine como un "resistente". Para ¨¦l, "como en toda guerra, en la de las im¨¢genes hay los indiferentes, los colaboradores y los resistentes. Antes, EEUU pod¨ªa amortizar sus producciones con el mercado interior y todo lo que ganaba en Europa era beneficio neto. Ahora, el mercado interior s¨®lo cubre entre un40% y un 50% del coste y por eso no se conforman con una parte del mercado UE: lo quieren todo".Karmitz produce -"recibo 1.500 guiones al a?o"-, pero tambi¨¦n distribuye y exhibe. Cuenta con 44 salas en Par¨ªs. "Y abrir¨¦ otras 13 pronto. Creo en los cines de proximidad frente a los multiplex. Un cine ha de servir para reconciliar a los vecinos con su barrio, ser un lugar de encuentro, de cultura, de libertad. En Par¨ªs he abierto salas en lugares a los que ni la polic¨ªa se atrev¨ªa a acudir. Hay que aprender a trabajar en el margen del sistema sin dejarse marginalizar. Las nuevas tecnolog¨ªas permiten hacer cine a bajo coste y ¨¦sa debe ser una arma de resistencia que permita salir del cine de millonarios".Para Karmitz, "las televisiones debieran dejar de producir cine para comprarlo". "Hay que separar la producci¨®n de la difusi¨®n, pues de lo contrario caemos en la dictadura del prime time, que es la de la mediocridad y la publicidad, que s¨®lo conviene a EE UU, que camuflan la banalidad de sus productos con un despliegue de efectos especiales". La suma de la mundializaci¨®n econ¨®mica, de la ca¨ªda del muro y de la mundializaci¨®n tecnol¨®gica e informativa ha creado una situaci¨®n en la que los difusores reinan tambi¨¦n sobre los contenidos. Yo sue?o con un mundo distinto, quiero cambiarlo o, cuando menos, resistir". Siente admiraci¨®n por Andr¨¦ Malraux y Jack Lang porque "supieron poner la cultura en el coraz¨®n de la pol¨ªtica" y le reprocha a Mitterrand que, en 1985, "prefiriese a Berlusconi sobre la BBC", que privatizase la TV "para convertirla en una m¨¢quina de ganar elecciones".
Babelia
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