El reflejo p¨¢lido de una realidad
El compositor, cr¨ªtico e intelectual Xavier Montsalvatge (Girona, 1912) goza desde su juventud de un prestigio que, con el paso de los a?os y las obras, no ha hecho sino acrecentarse. Es justo y digno de celebraci¨®n que junto al ¨¦xito conozca Montsalvatge la alegr¨ªa de los grandes premios: el de la Fundaci¨®n Guerrero, primero, y el Tom¨¢s Luis de Victoria, promovido por la Sociedad General de Autores, despu¨¦s. Escrito esto, debo confesar que el concierto-homenaje para la entrega al m¨²sico espa?ol del galard¨®n, con todos los m¨¦ritos que pudo tener, que los tuvo, me parece un reflejo p¨¢lido de una realidad: la adhesi¨®n y el aplauso multitudinario que, hasta hoy, fue como la cola brillante del cometa Montsalvatge.Un viernes, al final de largo puente, para un programa fuera de ciclo, presenta siempre grandes posibilidades de que la asistencia no sea numerosa, ni mucho menos que se alcance el lleno. Por otra parte, desde un punto de vista de la representatividad oficial, la no asistencia del ministro de Cultura, que figuraba en programa como primer oferente del homenaje a Montsalvatge, tampoco me parece l¨®gica y menos a¨²n si no se nos dice nada sobre el particular.
Orquesta y Coro Nacionales
Solistas: M? Jos¨¦ Montiel y M. Martins, soprano; Magdalena Barrera, arpa, y Asier Polo, violonchelo. Directores: A. Ros Marb¨¤, Steubing Negenborg y C. Helena T¨¦llez. Obras de Victoria y Montsalvatge. Auditorio Nacional. Madrid, 10 de diciembre.
Un concierto dentro del ciclo de la ONE, en el que tantas veces son¨® la m¨²sica del autor premiado, con obras fuertes de su ya amplio legado, ten¨ªa garantizado un clima de verdadero acontecimiento. No se ha hecho as¨ª y hemos de ce?irnos a lo visto y escuchado sin por ello dejar de expresar nuestra m¨¢s ferviente admiraci¨®n por el compositor, una constante en el hacer de toda la cr¨ªtica madrile?a y espa?ola en general.
Cant¨® a las mil maravillas Mar¨ªa Jos¨¦ Montiel las Canciones negras que estrenara en 1946 Mercedes Plantada, verdadero best seller, montsalvatgeano, y colabor¨® desde su saber, sensibilidad y solidaridad, el maestro Antoni Ros Marb¨¤, todo un gran director. La Montiel, fiel al texto y el esp¨ªritu, hizo versi¨®n personal muy bella de un ciclo especialmente atractivo cuyos dos "polos" expresivos son la Nana y Cuba dentro de un piano, esa Cuba que Xavier lleva dentro de su coraz¨®n.
Antes, Ros Marb¨¤ dirigi¨® a los profesores de la ONE la Obertura Reflexus, de 1973, un transparente juego tonal del compositor con la serie de 12 sonidos: una delicia. No lejano del pensamiento sonoro de Reflexus aparece el Concierto-capricho para arpa, escrito en 1975 para Nicanor Zabaleta, quien lo estren¨® con la ONE, dirigida por Fr¨¹hbeck de Burgos, ese mismo a?o. Lo protagoniz¨® ahora la bonaerense Magdalena Barrera, con fino estilo. Y para terminar, son¨® el emblem¨¢tico Cant dells ocelles, unido a la memoria de Casals, convertido en muy bello y desarrollado Madrigal con la dos veces argentina voz de Marisa Martins y el ¨¢ureo violonchelo de Asier Polo como protagonistas.
Para comienzo, antes de la intervenci¨®n mesurada pero extraordinariamente afectiva de Eduardo Bautista, presidente del Consejo de Direcci¨®n de la SGAE; del compositor cubano Harold Gramatges, primer premio Tom¨¢s Luis de Victoria en 1996, y del propio Montsalvatge, escuchamos esa maravilla musical que es Popule Meus de Victoria y una versi¨®n, un tanto desangelada, del Canto negro de Montsalvatge para coro a capella que dirigieron, respectivamente, Steubing-Negenborg (admirable su Victoria con el Coro Nacional) y la venezolana Carmen Helena T¨¦llez. El p¨²blico aplaudi¨® sin tasa y sus ovaciones prolongadas nos compensaron de muchas defecciones. Bien es verdad que se ve¨ªan rostros bien conocidos de nuestra vida musical y cultural.
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