D'Alema dimite para presidir un nuevo Gobierno que recupere el esp¨ªritu del Olivo
El primer ministro italiano se acerca al grupo de Prodi para lograr un Ejecutivo m¨¢s s¨®lido
El primer ministro italiano, Massimo D"Alema, present¨® anoche su dimisi¨®n, con la mirada puesta en presidir un nuevo Ejecutivo m¨¢s compacto y m¨¢s s¨®lido, un "Gobierno renovado", seg¨²n sus propias palabras. Antes de abrir formalmente la crisis de Gobierno, provocada esta semana por tensiones internas en la coalici¨®n de centro-izquierda, D'Alema intervino en el Parlamento, para proponer a sus aliados un nuevo acuerdo program¨¢tico, obteniendo el apoyo expreso de la mayor¨ªa de sus socios de Gobierno, especialmente del partido de Los Dem¨®cratas.
Entre las prioridades del futuro Ejecutivo, D'Alema se?al¨® una reforma federal del Estado y una nueva ley electoral que refuerce el sistema mayoritario. Italia tendr¨¢ un nuevo Gobierno de centro-izquierda antes de Navidad. Bastar¨¢n dos o tres d¨ªas para que el jefe del Estado, Carlo Azeglio Ciampi, encargue a D'Alema la formaci¨®n del nuevo Ejecutivo, poniendo fin a esta crisis controlada que, no obstante, puede deparar sorpresas. En el nuevo Gabinete, que deber¨¢ obtener la luz verde del Parlamento, tendr¨¢ mayor relieve el partido de Los Dem¨®cratas, creado por el antecesor de D'Alema, Romano Prodi, poco despu¨¦s de la ca¨ªda del Gobierno por el presidido, en octubre de 1998. La primera indicaci¨®n de cual ser¨¢ el equilibrio de fuerzas en el futuro "Gobierno renovado" la dio D'Alema con un discurso, dirigido sobre todo a los partidos aliados, en el que abord¨® todos los puntos del debate que ha enfrentado en los ¨²ltimos meses a las fuerzas que integran la coalici¨®n de Gobierno.
El primer ministro pronunci¨® las palabras m¨¢gicas cuando mencion¨® su intenci¨®n de recuperar "el esp¨ªritu del Olivo", la coalici¨®n triunfadora en las elecciones de abril de 1996, de la que deriva el actual Gobierno. Refundar el Olivo se hab¨ªa convertido en una obsesi¨®n para los prodianos, convencidos de que es la ¨²nica alternativa al alcance de la coalici¨®n de centro-izquierda para triunfar en las pr¨®ximas elecciones generales del 2001. La capacidad del principal partido de la izquierda, los Dem¨®cratas de Izquierda, al que pertenece D'Alema, de liderar la coalici¨®n hab¨ªa quedado en entredicho tras el descalabro sufrido en las elecciones europeas de junio pasado. El PDS ceder¨¢, por tanto, un poco de protagonismo ha cambio del apoyo decidido de partido del Asinello, fundado por Prodi, que dispondr¨¢, probablemente, de varios ministros en el futuro Ejecutivo.
Al mismo tiempo, el nuevo Gobierno D'Alema parece resignado a prescindir de los cossiguianos, es decir, los siete diputados que forman parten del partido creado (y rebautizado) por el ex presidente de la Rep¨²blica, Francesco Cossiga, cuyos votos no parecen imprescindibles a estas alturas. La ¨²nica inc¨®gnita por despejar es la de los socialistas del SDI, el partido heredero del PSI de Bettino Craxi, que tantos quebraderos de cabeza ha causado a D'Alema. Fue precisamente la intervenci¨®n de su l¨ªder, Enrico Boselli, que el domingo pasado reclam¨® su sustituci¨®n inmediata al frente del Gobierno, la que ha desatado la actual crisis. Boselli mantuvo ayer las distancias con el primer ministro que se hizo eco de algunas de las exigencias planteadas por los socialistas, pero D'Alema se mantuvo inflexible en un cap¨ªtulo esencial para el SDI: la creaci¨®n de una comisi¨®n que haga luz sobre el periodo de Tangentopoli (el fen¨®meno de corrupci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica que acab¨® con la democracia cristiana y el PSI en 1992). D'Alema insisti¨® en que dicha comisi¨®n debe abordar cuestiones del pasado, "como la financiaci¨®n ilegal de los partidos", pero sin ning¨²n af¨¢n vindicativo, por lo que deber¨¢n formar parte de ella personalidades ajenas al Parlamento. Un planteamiento que no complaci¨® a Boselli que reclam¨® la apertura formal de la crisis de Gobierno.
Otro aspecto esencial de la intervenci¨®n de D'Alema, pensando en Los Dem¨®cratas, pero tambi¨¦n en su propio partido PDS y en el establishment italiano, fue la promesa firme de reformar la ley electoral para reforzar el sistema mayoritario con objeto de poner fin a la actual inestabilidad de los Gobiernos italianos. El que ayer qued¨® disuelto es el n¨²mero 56 desde el final de la IIGuerra Mundial. A juicio de D'Alema dicha ley reforzar¨ªa el bipolarismo sin atentar contra el car¨¢cter multipartidista de la sociedad italiana, "ya que cada uno de los polos est¨¢ formado por diversos partidos". Una de las pocas menciones destinadas a un p¨²blico m¨¢s amplio que su propia coalici¨®n de centro-izquierda, fue el pronunciamiento a favor de una reforma federal del Estado, ya iniciada t¨ªmidamente por el Ejecutivo, que D"Alema se mostr¨® dispuesto a ampliar, sobre todo en el terreno fiscal.
Problemas de competitividad
Se refiri¨® tambi¨¦n D'Alema a los graves problemas de competitividad que tiene planteados Italia (el pa¨ªs con m¨¢s bajo ¨ªndice de crecimiento econ¨®mico de la UE), "problemas que no por ser antiguos son menos acuciantes", dijo. En todo caso la situaci¨®n reclama del Ejecutivo, dijo, "una revisi¨®n del mercado de trabajo", que dada su extraordinaria complejidad s¨®lo podr¨¢ hacerse, "por la v¨ªa de la concertaci¨®n". Eran palabras destinadas al sector ocupado en la C¨¢mara baja por el Partido Popular Italiano, frente al que defendi¨® la reforma de la escuela iniciada por su Gobierno. Pierluigi Castagnetti, l¨ªder del PPI, se declar¨® dispuesto a apoyar al Gobierno renovado de D'Alema, al igual que el Partido de los Comunistas Italianos de Armando Cossutta (que tiene dos ministros en el actual Ejecutivo), y Los Verdes. Aparte, del PSD, al que pertenece el primer ministro.
El primer ministro y el Gobierno saliente recibieron ayer cr¨ªticas dur¨ªsimas de la oposici¨®n, que interpret¨® el papel de convidado de piedra en el Parlamento.
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