Frutos y Anguita
ES POSIBLE que el eventual trasvase de votos de IU al PSOE sea decisivo en el resultado de las legislativas de marzo. Pero no es seguro que ello dependa, como se ha especulado, de la sustituci¨®n de Julio Anguita por Francisco Frutos al frente de la candidatura, tras la enfermedad del primero. El derrumbe de IU es anterior a este episodio y no se debe principalmente a problemas de liderazgo.Contra lo que podr¨ªa pensarse, el voto de IU en las legislativas es bastante estable: en torno al 10% en cinco de las siete elecciones celebradas desde 1977. Las ¨²nicas excepciones se produjeron en 1982 y 1986, coincidiendo con mayor¨ªas absolutas socialistas. En otro tipo de elecciones hay m¨¢s variaci¨®n. Los mejores resultados de Anguita se produjeron en las europeas de 1994. Un mes despu¨¦s de esas elecciones, en julio de 1994, se produc¨ªa la famosa cena entre Anguita y Aznar bajo la inspiraci¨®n de un c¨¦lebre periodista, de la que sali¨® la teor¨ªa de las dos orillas y la estrategia de la pinza contra los socialistas. Desde entonces, IU no ha dejado de bajar en todas las elecciones celebradas: 11,6% en las municipales de 1995; 10,5 en las generales de 1996; 6,5 % en las municipales de 1999 (y 5,7% en las europeas del mismo a?o).
Hasta hace poco, sin embargo, los sondeos han seguido pronosticando unos resultados de IU en las legislativas en torno al 9%. Pero los dos ¨²ltimos trabajos del CIS sit¨²an a la coalici¨®n por debajo del 7% (6,6% en julio y 6,8% en noviembre). Es dif¨ªcil que caiga m¨¢s, cualquiera que sea el candidato. Tras las municipales, Anguita hizo un amago de irse, pero se qued¨®, tras condicionar su continuidad al mantenimiento del mismo proyecto pol¨ªtico. Fue una ocasi¨®n perdida, puede pensarse ahora, porque el relevo en la c¨²pula era condici¨®n para una renovaci¨®n de la l¨ªnea pol¨ªtica de la coalici¨®n, que era la verdadera causa del desgaste.
Anguita sigue siendo muy popular, incluso querido, por muchos ciudadanos, con independencia de su ideolog¨ªa. Pero su pol¨ªtica la entienden mal los votantes de izquierda; especialmente ahora que se manifiesta tan claramente el estilo cl¨¢sico de la derecha en los comportamientos de los gobernantes, sobre todo en su tendencia a hacer negocios privados con influencias p¨²blicas. Los votantes de izquierda no entendieron la pol¨ªtica de alianzas a favor del PP que sigui¨® a las municipales de 1995, y tampoco la guerra de Anguita contra los sindicatos, su incapacidad para retener a los dirigentes de Nueva Izquierda o el contraste entre su ruptura con las organizaciones de Catalu?a y Galicia (por haber reivindicado ¨¦stas mayor autonom¨ªa en su pol¨ªtica de alianzas) y su pacto con los nacionalistas vascos en Lizarra. El desconcierto provocado por esa pol¨ªtica se hizo visible ayer mismo en la asamblea de IU del Pa¨ªs Vasco.
No es que Francisco Frutos, un ortodoxo que nunca duda, no haya tenido actitudes sectarias, pero en algunos de esos pleitos ha sido m¨¢s prudente que Anguita. Ahora se ver¨¢ si tambi¨¦n es m¨¢s realista a la hora de negociar acuerdos sin que la mayor¨ªa tenga que adoptar el programa de la minor¨ªa. El problema no es de liderazgo, sino de pol¨ªtica. En Espa?a hay en torno a un mill¨®n de votos que pueden ir a IU, a la abstenci¨®n o al PSOE, seg¨²n la actitud de la direcci¨®n de IU en el eje derecha / izquierda. Veremos, de todo ello, qu¨¦ cambia con la nueva cara electoral.
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