Una consejera no nacionalista que declar¨® bien cultural el Roc¨ªo
Carmen Calvo, uno de los miembros del Ejecutivo andaluz que con m¨¢s ah¨ªnco se ha opuesto a cualquier intromisi¨®n del Gobierno de la naci¨®n en sus competencias, y que ha tenido que sacar en solitario proyectos de envergadura capital, recela sin embargo de los nacionalismos. Los considera incompatibles con los principios del socialismo. Esta convicci¨®n, sin embargo, no le ha impedido declarar la romer¨ªa del Roc¨ªo como un bien patrimonial o suscribir las palabras de la escritora de entreguerras, residente en Par¨ªs, Gertrude Stein seg¨²n la cual para ser cubista, en referencia directa a Pablo Picasso, hab¨ªa que nacer en M¨¢laga. O declarar bien protegido el Adriano III, el barco de vapor que cruza, varias veces al d¨ªa, la Bah¨ªa de C¨¢diz. Su defensa, sin embargo, de estas presuntas se?as de identidad se ha basado m¨¢s en la evidencia de su repercusi¨®n p¨²blica que en el entusiasmo folcl¨®rico.
Visitas constantes
La consejera ha sido uno de los miembros m¨¢s viajeros del Gobierno. Sus visitas han sido constantes por toda Andaluc¨ªa y, por dem¨¢s, bien aprovechadas, hasta el punto de organizar varias comparecencias en una misma ciudad en el espacio de pocas horas, ya para firmar un convenio, ya para una conferencia informativa. No es exagerado, pues, c¨®mo resumi¨® en una entrevista su misi¨®n durante la legislatura: "Me he dejado las pesta?as y los tacones en tres a?os y medio".
No ha habido acontecimiento relativamente importante en que colaborara la consejer¨ªa al que no haya acudido personalmente. Una constancia que ha sido interpretada por sus detractores como un af¨¢n de protagonismo desmedido. Carmen Calvo considera que jam¨¢s ha hecho una comparecencia en balde ni se ha prestado gratuitamente para aparecer en una fotograf¨ªa. Todas sus apariciones, opina, est¨¢n justificadas. Igual que sus pol¨¦micas.
Calvo, cordobesa, profesora de Derecho Constitucional, es persona dada a cuidar su imagen. La f¨ªsica y la pol¨ªtica. Esta circunstancia le ha forjado tambi¨¦n una leyenda de mujer dura, implacable incluso con sus colaboradores m¨¢s cercanos, entre quienes a veces la exigencia de una fidelidad sin fiduras se ha llegado a confundir con cierto tipo de temor. No suele dejar ning¨²n detalle fuera de su competencia El trabajo al frente de la consejer¨ªa ha estado marcado por su f¨¦rrea personalidad.
Pero parad¨®jicamente sostiene que no es pol¨ªtica vocacional, que le gusta deambular sin rumbo y que lo que prefiere sobre todo, y lo que echa en falta, es su contacto con los estudiantes de la facultad. Y escribir.
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