La "grandeur" del cap i casal
La ciudad de Valencia viene siendo el banco de pruebas del modelo de ciudad expansionista que alguna gente cuestionamos. Esta ciudad, que es el "cap i casal", o al menos deber¨ªa serlo, viene mostrando un tipo de crecimiento que apunta hacia alguna cosa m¨¢s que propuestas urban¨ªsticas, en realidad, a mi modesto entender, se est¨¢ apostando por una ciudadan¨ªa acr¨ªtica, autosatisfecha de su mediocridad.Recuerdo que ya hace algunos a?os en los plenos de nuestro Consistorio municipal, el entonces portavoz de la oposici¨®n, hoy Gobierno, el se?or Mart¨ªn Quir¨®s echaba en cara al equipo presidido por P¨¦rez Casado su proyecto "fara¨®nico" del Palau y del Jard¨ªn de Bofill. Era una cr¨ªtica que incid¨ªa en el modelo de ciudad, en una situaci¨®n en la cual, tambi¨¦n, desde la izquierda se hac¨ªan cr¨ªticas a los proyectos citados. Con el tiempo, y tras los cambios de gobierno municipales, la doctrina de la derecha se ha apuntado a los grandes proyectos de ciudad, ?iron¨ªas de la historia!
Pues bien, estamos ahora ya en pleno proceso de lo que en su d¨ªa defini¨® el ex concejal Olivas como "desarrollo sin complejos". La ciudad, que por su car¨¢cter de capitalidad es ejemplo a seguir, crece a costa de la huerta y mantiene decenas de miles de viviendas vac¨ªas, y lo hace buscando infundir en la ciudadan¨ªa la vanidad de hacer cosas grandes e importantes. Eso de que "quiero y no puedo" constituye una forma de crear autosatisfacci¨®n. Cosa bien diferente es la autoestima. Vender proyectos, a costa en ocasiones del bienestar, del ocio, la cultura... Quiz¨¢s las nuevas generaciones no sepan de qu¨¦ viene la expresi¨®n "grandeur", digamos s¨®lo que fue la justificaci¨®n de la pol¨ªtica de De Gaulle, un general de derechas que consigui¨® gobernar precisamente por esa filosof¨ªa de creerse el ombligo del mundo.
Tenemos pues ya grandes proyectos, ah¨ª est¨¢n la Ciudad de las Artes y las Ciencias, con todo un entorno de grandes inversiones y negocios inmobiliarios. Con la destrucci¨®n de la huerta de Campanar, y a lo largo de la Avinguda de les Corts Valencianes, es decir la zona del emplazamiento del Palau de Congressos, otro frente de expansi¨®n y negocio se ha abierto. En la perspectiva, nuevas opciones de ese desarrollo de la ciudad apuntan a la prolongaci¨®n de Blasco Ib¨¢?ez, con su impacto depredador en el Cabanyal, o la avenida de Francia en la zona del puerto. El asedio a la ciudad es total. Pero eso s¨ª, nuestro orgullo tiene motivos para sentirse a gusto.
En tanto, y con cierto contraste, las carencias de la ciudad se dejan ver en muchos lugares y ¨¢reas, nuestro patrimonio arquitect¨®nico agoniza, nuestra ciudadan¨ªa no participa y cada vez es m¨¢s amorfa. No faltan conciencias cr¨ªticas, as¨ª, las energ¨ªas que posibilitaron para lo de las torres de Jesuitas, por ejemplo, muestran un camino de contestaci¨®n o de propuestas alternativas. Recuerdo que cuando compareci¨® ante la comisi¨®n informativa del CVC el equipo del proyecto de prolongaci¨®n de la avenida de Blasco Ib¨¢?ez, el arquitecto contratado por el municipio admiti¨® la posibilidad de rehabilitar y recuperar el Cabanyal sin necesidad de la prolongaci¨®n proyectada, eso s¨ª ¨¦l mismo advirti¨® que la opci¨®n elegida era pol¨ªtica.
Las cosas funcionan as¨ª porque hay opciones, porque hay intereses y conveniencias. Para no ser menos Fabra en Castell¨®n y D¨ªaz Alperi, han aprendido la lecci¨®n, la de los grandes proyectos, por eso, el primero se ha inventado un aeropuerto, y el segundo ha decidido colocar su Palau de Congressos en el Benacantil, tema este ¨²ltimo que ha protagonizado un insatisfactorio debate en el CVC.
La "grandeur", la grandeza de las cosas, no se mide por el tama?o, sino por la calidad, la utilidad, por insertarse en un conjunto de identidades. Destruir huerta, desatender necesidades sociales, eso es el saldo negativo de los delirios de grandeza. Mediocridad, populismo.
La conciencia cr¨ªtica es m¨¢s necesaria que nunca, su articulaci¨®n, su extensi¨®n son el contrapunto de una situaci¨®n como la presente.
Vicent ?lvarez Rubio es miembro del Consell Valenci¨¤ de Cultura.
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