Pa de Nadal
Los primeros movimientos de la guada?a eran sagrados. La primera gavilla, tambi¨¦n. Esa primicia era la part de D¨¦u. El haz de espigas represent¨® la regeneraci¨®n -la Eucar¨ªstia, en el cristianismo- y la fertilidad. Y la guada?a, se?era del sembrador Saturno, evoca la esperanza de germinaci¨®n, previa la muerte ("si el grano de trigo no muere...", Juan 12,24). El trigo de la generosa prodigalidad de la tierra de la primera garba divina s¨®lo era utilizado en la pastada de Nadal de un pan -las hostias fueron santas para egipcios, griegos, romanos y hebreos- protector y venturoso en forma solar o de solar gallo: coca, roscones, tortells, pastissets, obleas y coquetes, tortas con miel, la comida celestial: Per alegrar / al Rei del cel; / jo vull portar-li / coques amb mel. Circular como el Sol la neula (de "nebula", niebla), golosina y enramada de las iglesias. En las fiestas del solsticio hiemal se buscaba el poder sanador de la m¨¢gica harina y se invocaba las divinidades del trigo para propiciar el nacimiento de las semillas.El pad¨¤ngel, hecho barquillo, y las coquetes de la gloria, ambos enriquecidos con miel (don del cielo, s¨ªmbolo de perfecci¨®n, alimento ideal de la Edad de Oro), son precursores de los turrones -la neula aun le acompa?a-, torronets baixeu del cel. Con el tiempo, la harina fue sustituida por la almendra, apta para los ritos de sementera, potencia creadora de Zeus -en su templo se apostaron turroneros en el 662 a. C., la primera Olimpiada-, se?al de vida nueva y de la vulva como ovalada mandorla envolvente de divinidades. Son los ingredientes -los mismos de la "halva" jud¨ªa- del dulce de las navidades de la Corona de Arag¨®n, elaborado en todos nuestros hogares hasta hace poco, desde Oriola a N¨¤pols, cantado desde el XV: donar-li ets dels terronets e de les neules quin havia. Aquel postre casero supo Xixona, epicentro de su fama y expansi¨®n, convertirlo en vida e industria, materia de exportaci¨®n universal: menjarem terrons, / i amb la guitarra / cantarem can?ons.
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