Una Universidad m¨¢s cercana a la sociedad
El capital humano se ha convertido en el principal factor determinante del crecimiento econ¨®mico en las econom¨ªas modernas. Las sociedades desarrolladas caminan hacia una econom¨ªa basada en el conocimiento. La capacidad creadora de las ideas y la capacidad de utilizarlas con inteligencia cuentan m¨¢s que los tradicionales factores de producci¨®n como fuente de desarrollo y de creaci¨®n de riqueza. Dentro de este contexto, la educaci¨®n juega un papel fundamental y la Universidad es la gran factor¨ªa del conocimiento. Por ello, el an¨¢lisis de la situaci¨®n de la ense?anza superior en Espa?a, la visi¨®n de sus debilidades y fortalezas y las propuestas de l¨ªneas de reforma que mejoren su funcionamiento para ajustarlo a las necesidades de la sociedad espa?ola son tareas de la mayor trascendencia.En casi todos los pa¨ªses desarrollados existe un creciente inter¨¦s por introducir mecanismos de mercado en el campo de la educaci¨®n, incluido el modelo universitario. En Estados Unidos, por ejemplo, el debate sobre el bono o cheque escolar est¨¢ de plena actualidad. Este inter¨¦s obedece a causas muy diversas, seg¨²n los pa¨ªses: la necesidad de reducir el gasto p¨²blico, la percepci¨®n de una falta de adecuaci¨®n entre la oferta universitaria y la demanda, la insuficiente calidad de la educaci¨®n superior, el exceso de burocratizaci¨®n del sistema universitario p¨²blico, etc¨¦tera.
En las ¨²ltimas d¨¦cadas se ha producido un retroceso del sector p¨²blico en la prestaci¨®n de bienes y servicios y un crecimiento paralelo del papel del sector privado en este campo. Este proceso se ha traducido en un aumento de la calidad y en una reducci¨®n de costes en los sectores privatizados y sometidos a presi¨®n competitiva. Esta situaci¨®n ha llevado a plantear la posibilidad de extender la din¨¢mica liberalizadora a otros ¨¢mbitos, entre los cuales se encuentra el educativo.
El enfoque sobre la reforma universitaria se ha planteado tradicionalmente como la necesidad de adaptar la educaci¨®n a las exigencias de la sociedad, del mercado laboral, de las nuevas realidades econ¨®micas. Generalmente, este llamamiento a la reforma se suele acompa?ar de una apelaci¨®n a la importancia de elevar la calidad de la ense?anza. Y casi siempre se busca la causa de los problemas en la insuficiencia de los recursos y se demanda un mayor gasto p¨²blico para resolverlos. Un recurso f¨¢cil que no tiene una base s¨®lida, pues los desembolsos realizados por el Estado en educaci¨®n superior son similares en Espa?a a los existentes en otros pa¨ªses de nivel similar de desarrollo y, adem¨¢s, no existe ninguna evidencia de que m¨¢s gasto se traduzca en mejores resultados.
Lo que s¨ª parece claro -en opini¨®n del C¨ªrculo de Empresarios, que acaba de publicar una monograf¨ªa bajo el t¨ªtulo La Universidad del siglo XXI. Libertad, competencia y calidad, en la que se analiza este problema- es que el objetivo de adaptaci¨®n de la Universidad a las aut¨¦nticas necesidades de la sociedad no puede lograrse a trav¨¦s de un proceso planificador gestionado en r¨¦gimen de monopolio por los poderes p¨²blicos, porque carecemos de la informaci¨®n y del conocimiento preciso para saber qu¨¦ necesidades nos va a plantear el futuro. Las sociedades en el cambio de milenio son muy din¨¢micas, y las demandas de aparato productivo, altamente cambiantes. El ¨¦xito o el fracaso de un modelo universitario estriba, en estas circunstancias, en la capacidad de ajustarse con flexibilidad y rapidez a los cambios del entorno. Una meta en apariencia menos ambiciosa, pero sin duda mucho m¨¢s eficaz.
Al igual que ocurre en otras ¨¢reas de actividad, una Universidad m¨¢s sensible a los deseos y necesidades de la demanda exige introducir mecanismos de competencia tanto dentro del propio sistema universitario p¨²blico como entre ¨¦ste y el privado. Esta posibilidad no existe en estos momentos en Espa?a y, en consecuencia, las universidades no tienen la obligaci¨®n de competir entre s¨ª para contratar los mejores profesores entre los existentes ni para captar a los mejores alumnos. En pocas palabras, la oferta de educaci¨®n superior no siente ninguna presi¨®n por parte de sus clientes, los alumnos, las empresas, etc¨¦tera, ni se ve forzada, por lo tanto, a satisfacer sus necesidades. La Universidad espa?ola tiene, en la pr¨¢ctica, los mismos problemas que todos los servicios prestados por el sector p¨²blico en r¨¦gimen de monopolio.
Las soluciones, en este sentido, tendr¨¢n que venir por la v¨ªa de eliminar las restricciones a la competencia dentro del modelo p¨²blico e intensificar la presi¨®n competitiva procedente del sector privado, lo que exige suprimir las barreras levantadas por la regulaci¨®n a la entrada de la iniciativa privada en el mercado de la educaci¨®n superior. Por otra parte, una pol¨ªtica de becas y pr¨¦stamos inteligente, e incluso medidas como la introducci¨®n del bono universitario, permitir¨ªan combinar el acercamiento de los costes universitarios a la realidad sin lesionar el principio de igualdad de oportunidades, con una visi¨®n de la ense?anza universitaria como una carrera abierta al talento.
Las comunidades aut¨®nomas, por otra parte, no han utilizado la autonom¨ªa universitaria para acabar con el sistema endog¨¢mico de selecci¨®n de profesores y alumnos propio de la actual Universidad espa?ola. Muy al contrario, contin¨²an gestionando la oferta de acuerdo con los intereses internos de cada universidad, sin tener en cuenta lo que la demanda (alumnos y empresas) desea.
La pretensi¨®n del C¨ªrculo de Empresarios es contribuir a la apertura en Espa?a de un gran debate nacional sobre el futuro de la ense?anza universitaria y sugerir que la introducci¨®n de las fuerzas del mercado en la Universidad puede ser una ayuda importante para lograr una Universidad de mayor calidad, en la que se fomente el esp¨ªritu creativo y la aparici¨®n de vocaciones empresariales, y m¨¢s ajustada a las necesidades de la sociedad espa?ola.
Francisco Moreno de Albor¨¢n es presidente del Comit¨¦ de Gesti¨®n Empresarial y Productividad del C¨ªrculo de Empresarios.
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