"Soy un cantante de ¨®pera diferente; no necesito la fama para ser feliz"
Desde que en 1980 salt¨® a la fama al cantar Falstaff en la Scala de Mil¨¢n, dirigido esc¨¦nicamente por Giorgio Strehler, el bar¨ªtono menorqu¨ªn Joan Pons (Ciutadella, 1946) pasea su imponente figura y su bella voz por los grandes coliseos l¨ªricos del mundo. En el escenario es una estrella, pero cuando cae el tel¨®n prefiere disfrutar la vida con calma, sin asomo de divismo. "Soy un cantante de ¨®pera diferente: no necesito la fama para ser feliz; al contrario, fuera del teatro me gusta pasar inadvertido", asegura. Pons canta esta noche en el nuevo Liceo de Barcelona, y el 14 de enero, fecha en que se cumple el centenario del estreno de Tosca, cantar¨¢ en Roma la c¨¦lebre ¨®pera de Puccini, con Luciano Pavarotti e In¨¦s Salazar, bajo la batuta del mism¨ªsimo Pl¨¢cido Domingo.El perverso bar¨®n Scarpia, uno de los papeles emblem¨¢ticos de Pons, es la bestia esc¨¦nica m¨¢s impresionante de la ¨®pera Tosca, que se estren¨® el 14 de enero del a?o 1900 en el teatro Costanzi de Roma. "Con motivo del centenario se van a programar muchas funciones en todo el mundo, pero la de Roma tiene una carga emocional especial. He cantado doscientas veces el personaje de Scarpia y me llena de orgullo interpretarlo en la ciudad donde se estren¨® exactamente hace cien a?os", comenta el prestigioso bar¨ªtono.
En la nueva producci¨®n, con la soprano In¨¦s Salazar en el papel de Floria Tosca, Pons vivir¨¢ la extraordinaria experiencia de cantar la obra con los m¨¢s c¨¦lebres int¨¦rpretes de Mario Cavaradossi juntos en la misma velada: Pavarotti, con el que acaba de obtener un rotundo ¨¦xito en el Metropolitan Opera House de Nueva York cantando precisamente Tosca, encarnar¨¢ al h¨¦roe pucciniano, mientras Domingo gobernar¨¢ desde el foso la inmensa partitura. "Pl¨¢cido domina musicalmente la obra y encima conoce como nadie las necesidades de un cantante, y Pavarotti atraviesa vocal y f¨ªsicamente un momento espl¨¦ndido, con una energ¨ªa contagiosa", se?ala.
Pons, que debut¨® en el Metropolitan en 1983 con esta gran ¨®pera de Puccini, mantiene un aut¨¦ntico idilio con el p¨²blico neoyorquino, que ha podido verle en acci¨®n en 14 ¨®peras diferentes. Con su ¨¦xito, otros cantantes pasear¨ªan por la Quinta Avenida como pavos reales. Pero el bar¨ªtono menorqu¨ªn prefiere pasar inadvertido. "Muchos cantantes entran en un restaurante y nada m¨¢s quitarse el abrigo esperan que todo el mundo les reconozca. Yo soy diferente. No me importa pasar inadvertido. Si alguien me reconoce y me pide un aut¨®grafo, se lo doy encantado. Pero no busco la popularidad".
Acostumbrado a triunfar en las grandes ciudades de todo el mundo, a Pons le encanta tomar un avi¨®n cuando sabe que el destino final es su Ciutadella natal. "All¨ª encuentro paz y tranquilidad. Soy feliz con mi familia y mis amigos y puedo pasarme d¨ªas sin salir de casa. Adem¨¢s me encanta madrugar, cosa rara entre los cantantes de ¨®pera. Envidio a los tenores, que son capaces de dormir 12 horas seguidas, pero yo, aunque cante la noche anterior, me suelo levantar a las siete de la ma?ana".
Reservado con los extra?os pero siempre afable y exquisito en el trato, Pons huye de las pol¨¦micas y los celos art¨ªsticos que rodean al mundo l¨ªrico, y no siente envidia por el ¨¦xito de sus colegas. "Soy bastante conformista, optimista y feliz, no envidio a los cantantes de antes ni a los que vienen ahora pegando fuerte. Soy feliz as¨ª, y lo ¨²nico que pretendo es seguir en la brecha", comenta Pons. "No comprendo los ataques de celos de algunos colegas, porque cada d¨ªa se levantan cientos de telones en todo el mundo y hay sitio para todos".
Pons esperaba con emoci¨®n su deb¨² en el reconstruido Liceo, teatro al que le unen intensos lazos sentimentales: antes de debutar como bar¨ªtono en 1977, interpretando al verdiano Giorgio Germont de La traviata, perteneci¨® al coro lice¨ªsta e inici¨® su carrera solista cantando papeles de bajo.
Quer¨ªa pisar el nuevo escenario interpretando una de las ¨®peras de su repertorio y recibi¨® como un jarro de agua fr¨ªa la simple proposici¨®n de un recital en la primera temporada. Tras la decepci¨®n inicial, Pons, que cantar¨¢ Aida en la pr¨®xima temporada, volcar¨¢ todas sus emociones en el recital que ofrece esta noche, acompa?ado por el pianista estadounidense Kamal Khan y enmarcado simult¨¢neamente en el Festival del Milenio que estos d¨ªas se celebra en Barcelona.
Aunque prefiere cantar ¨®pera arropado por una orquesta, Pons aprovecha la intimidad del recital para escoger otros repertorios que le fascinan, como las canciones de Carlos Guastavino y Carlos Ginastera, dos de los grandes compositores argentinos del siglo XX, que figuran en un programa que incluye arias de ¨®pera y romanzas de zarzuela. "Son canciones de enorme belleza que se programan poco en los auditorios. Me gustan mucho y, desde que las descubr¨ª, hace tres a?os, las canto en todos mis recitales".
Pons comenzar¨¢ su actuaci¨®n con el pr¨®logo de I Pagliacci, de Leoncavallo, t¨ªtulo con el que en oto?o inaugur¨® triunfalmente en Nueva York la temporada del Metropolitan junto a Domingo, y cerrar¨¢ el recital con otro cl¨¢sico del verismo, Andrea Chenier, de Giordano, obra que cantar¨¢ en 2003 en el Teatro Real de Madrid. "Con el repertorio verista el cantante debe andar con pies de plomo", asegura. "Debes vivir escenas de gran realismo, pero controlando las emociones, sin pasarte ni en lo vocal ni en lo esc¨¦nico. Hay que mostrar temperamento, pero no necesitas gritar para comunicar la fuerza del personaje". Pons asegura que tiene muy buenas relaciones con el Real, aunque por motivos de agenda no puede debutar hasta dentro de tres a?os. "Me hab¨ªan ofrecido varios t¨ªtulos de Verdi con motivo del centenario del compositor italiano. De hecho, ten¨ªa que haber cantado este Otelo que ha protagonizado Jos¨¦ Cura, pero ten¨ªa problemas de incompatibilidades de fecha".
Entre sus proyectos -tiene contratos hasta 2004- figuran compromisos con el Liceo para cantar dos t¨ªtulos verdianos, Aida y La traviata, y el estreno de Gaud¨ª, del compositor catal¨¢n Joan Guinjoan, previsto para 2002, a?o en que se celebrar¨¢n los 150 a?os del nacimiento del conocido arquitecto.
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