?Tiene futuro la casa del futuro?
"Las mayores innovaciones en la historia de la vivienda fueron posibles gracias a la revoluci¨®n industrial. La actual revoluci¨®n digital deber¨ªa proporcionar cambios de la misma envergadura". Habla Willy Muller, uno de los cinco arquitectos que se reunieron en la galer¨ªa Ras para discutir el h¨¢bitat del futuro con motivo de la presentaci¨®n del libro Singular housing, publicado por la editorial Actar. De los cinco profesionales, dos, Manuel Gausa y Jaime Salazar, eran los autores del libro; otros dos, Vicente Guallart y M¨¹ller, hab¨ªan dise?ado uno de los proyectos que conforman la exposici¨®n 36 modelos para una casa que actualmente muestra la galer¨ªa. El quinto proyectista era Josep Antoni Acebillo, arquitecto jefe del Ayuntamiento de Barcelona. Los cuatro primeros son j¨®venes relacionados con la docencia y la edici¨®n, incansables promotores y tienen tanta ilusi¨®n e ideas como falta de experiencia fuera del campo de los proyectos virtuales. El quinto arquitecto trabaja desde la realidad y los l¨ªmites de la pol¨ªtica y la econom¨ªa. Uno y otros representan dos maneras enfrentadas, aunque complementarias, de entender el problema de la vivienda. "Todo est¨¢ cambiando", dice Manuel Gausa. "Hoy, desde las casas se trabaja, se vive el ocio frente al televisor y se compra a trav¨¦s de Internet. La casa del ma?ana no puede obedecer s¨®lo a criterios funcionales. Deber¨¢ ser energ¨¦tica, reactiva, tal vez temporal". Viviendas parecidas imaginaban Guallart y Muller, para quienes la casa del futuro ser¨¢ como una microciudad. Jaime Salazar, por su parte, destac¨® la urgencia de repensar la vivienda en el contexto de la informaci¨®n. Todos ellos coincidieron en la necesidad de redefinir las viviendas desde las necesidades antropol¨®gicas de la nueva sociedad. Acebillo se mostr¨® totalmente de acuerdo, tan de acuerdo como impotente: "Vivimos un contrasentido", afirm¨®. "Por un lado est¨¢n claras las necesidades de una nueva sociedad, las condiciones que deber¨ªan definir las nuevas viviendas. Por otro, est¨¢ tambi¨¦n muy claro que los poderes econ¨®micos no est¨¢n interesados en solucionar esas necesidades".
Si la poblaci¨®n necesita un tipo de h¨¢bitat y las ciudades ofrecen otro, ?qui¨¦n o qu¨¦ est¨¢ permitiendo esa desavenencia? Acebillo asegur¨®: "Hoy en d¨ªa los grandes problemas de las ciudades no los pueden resolver las propias ciudades", y subray¨® que a los gobiernos centrales no les interesan estos problemas. "Cuando uno se plantea pol¨ªticas municipales, se pregunta por qu¨¦ no ocurrir¨¢ en su ciudad como en algunas ciudades n¨®rdicas, como Estocolmo, en las que el 70% de la vivienda nueva es de promoci¨®n municipal. La contestaci¨®n a esa pregunta es paralizante: una campa?a masiva de construcci¨®n de vivienda de protecci¨®n oficial arruinar¨ªa al barcelon¨¦s medio que ha comprado un piso como inversi¨®n, y eso no se lo permitir¨ªa un pol¨ªtico que quiere ganar las elecciones cada cuatro a?os".
Acebillo habl¨® tambi¨¦n de la necesidad de operadores intermedios. "Antes, La Caixa constru¨ªa viviendas, ahora monta exposiciones y gestiona hipotecas. Los tiempos han cambiado y yo he llegado a echar en falta el Instituto Nacional de Colonizaci¨®n" (una instituci¨®n creada durante el franquismo para construir pueblos con viviendas nuevas y dignas). Acebillo se?al¨® que el lema de la vivienda para los j¨®venes es un asunto de primera necesidad en medio de un complicado engranaje de intereses. El arquitecto compar¨® esta situaci¨®n con la que se vive entre la necesidad acuciante de ampliar los servicios del transporte p¨²blico y los intereses de las industrias petroleras y del autom¨®vil. "Por la consideraci¨®n y construcci¨®n de la vivienda m¨ªnima para un individuo", dijo Acebillo, "tendr¨¢ que pasar el futuro de la construcci¨®n de las casas. En Barcelona, nos enfrentamos a un porvenir en el que la media de las c¨¦lulas familiares estar¨¢ compuesta por 1,7 individuos, y sin embargo los pisos de 80 metros siguen teniendo cuatro habitaciones. Este di¨¢logo surrealista tendr¨¢ que terminar". Entre sus propuestas, Acebillo apuesta por una nueva legalidad -que permita habilitar edificios fabriles- y un incremento de la densidad -que mejore la calidad de vida y servicios en una ciudad.
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