Los cineastas espa?oles evitan mantener un pulso con los cr¨ªticos
Varios directores consideran un error la pol¨¦mica en Francia e Italia
Los cineastas espa?oles se muestran poco concernidos por la pol¨¦mica suscitada por sus colegas italianos y franceses, que piden la publicaci¨®n de las cr¨ªticas pasado el estreno de las pel¨ªculas. Y no son partidarios de articular acciones contra los cr¨ªticos, aunque no escatiman reproches. "De algunos opino lo peor, son banales, vagos e insultantes y deseosos de erigirse en un quinto poder", dijo ayer Vicente Aranda.
Las relaciones entre directores de cine y cr¨ªticos espa?oles no han sido una balsa de aceite. Alg¨²n cr¨ªtico ha recibido de un director una jarra de agua en la cabeza; otro vio pintadas con su nombre y algunos han recibido llamadas telef¨®nicas. Pero al final se queda en impulsos incontenidos. Porque la mayor¨ªa de los cineastas espa?oles rechaza organizar acciones para sortear los efectos de la cr¨ªtica."Me parece un error. Cada uno tenemos que hacer nuestro trabajo lo m¨¢s profesional posible. Una cr¨ªtica desfavorable es la faceta mala de este trabajo nuestro tan delicado y magn¨ªfico a la vez; que los cr¨ªticos nos vapuleen es parte de su oficio y mi funci¨®n no es discutir con ellos", dice el cineasta Fernando Trueba, que se niega a entrar en connivencias con los cr¨ªticos. "No quiero llevarme ni bien ni mal con ellos. Cada uno en su sitio".
Para el director de La lengua de las mariposas, Jos¨¦ Luis Cuerda, la pol¨¦mica de sus colegas franceses e italianos hay que situarla entre la vanidad de Truman Capote (dijo que nunca hay que rebajarse a contestar a un cr¨ªtico) y "la desaz¨®n que crea a cualquiera, a m¨ª tambi¨¦n, que se opine negativamente de lo que haces". "Nuestros trabajos son ontol¨®gicamente distintos, y eso implica unas determinadas consideraciones que nos ponen a cada uno en nuestro sitio. La cr¨ªtica es el equilibrio de nuestra osad¨ªa de pensar que tenemos algo que decir", a?ade Cuerda, que considera "pat¨¦tico" pedir a los cr¨ªticos que publiquen su trabajo "cuando menos da?o puedan hacer".
"Cr¨ªtica trasnochada"
El cineasta Vicente Aranda, que ironiz¨® en su ¨²ltima pel¨ªcula, Celos, sobre algunos cr¨ªticos (a una empresa de melones le puso el apellido de uno de ellos) prefiere dejar las cosas como est¨¢n. Pero se muestra especialmente duro con algunos cr¨ªticos. "La cr¨ªtica es lo m¨¢s barato del mundo, se compra con un canap¨¦. S¨ª que habr¨ªa que prestar atenci¨®n a la corrupci¨®n de la cr¨ªtica: viajes de promoci¨®n, ofrecimientos... Y hay cr¨ªticos que son directores de cine, guionistas, asesores de guiones... y esta duplicidad desbarata todo. Lo importante es evitar que los cr¨ªticos adquieran el poder que pretenden adquirir".
Cineastas franceses, como Tavernier, Leconte y Kurys, firmaron un manifiesto contra los cr¨ªticos diciendo que algunos art¨ªculos parec¨ªan "asesinatos premeditados". Y en el punto de mira situaron incluso a dos de los diarios m¨¢s prestigiosos en Francia, Lib¨¦ration y Le Monde. La cr¨ªtica que se ejerce en Espa?a est¨¢ para unos "trasnochada, y deber¨ªa tener la intenci¨®n de ayudar, no de destruir" (Aranda); para Trueba, es, en general, apresurada y superficial. "En otros tiempos La amenaza fantasma o La m¨¢scara del zorro les hubieran parecido unas mierdas, hoy les parecen maravillosas. Y, a veces, entronizan a actores y directores que un mes despu¨¦s olvidan". Para Cuerda, no es ni mejor ni peor que el cine que se hace.
Juanma Bajo Ulloa, director de Airbag, que cosech¨® malas cr¨ªticas y result¨® ser la m¨¢s taquillera en 1997, piensa, como su colega italiano Zefirelli, que los cr¨ªticos son "par¨¢sitos" a punto de extinguir. "Es sospechoso que pusieran a parir Airbag antes del estreno. Pero en Espa?a he aprendido que la cr¨ªtica destruye o enaltece en funci¨®n del grupo medi¨¢tico donde trabaja el cr¨ªtico".
Para estos cineastas la cr¨ªtica es meramente orientativa. Y sobre su reacci¨®n ante las cr¨ªticas casi todos han pasado por el mismo proceso. Al principio de su carrera las le¨ªan de rodillas. Desp¨²es, con distancia. Y hoy alguno, como Aranda, vive al margen de ellas.
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