El Rayo se agiganta ante un Sevilla que no dio se?ales de vida
Navegaba el partido por el tramo final de su segunda parte cuando sali¨® fuera el bal¨®n. Uno de los recogepelotas amag¨® con cumplir con su deber, pero desisti¨® enseguida, al comprobar que el marcador ense?aba un 2-0 favorable al Rayo. Pensar¨ªa, quiz¨¢, que ya se encargar¨ªa alg¨²n jugador del equipo rival de echarle prisa al asunto. Esper¨® el chaval y, si de los jugadores del Sevilla hubiera dependido, a¨²n seguir¨ªa esperando. Porque el Sevilla, a d¨ªa de ayer, no ten¨ªa prisa. Al Sevilla, ayer, parec¨ªa que le daba lo mismo perder el partido.A los tres minutos lleg¨® el primer gol del Rayo, algo que, como excusa para el Sevilla, no tiene precio. La primera en la frente, pensar¨ªan los de Marcos. En vista de que la funci¨®n empezaba de maravilla, el Rayo se ech¨® atr¨¢s y se dej¨® hacer. Regal¨® la pelota al Sevilla y comprob¨®, no sin perplejidad, lo que ¨¦ste hizo con ella. Concretamente, maltratarla.
Quedaba la posibilidad de que Tsartas se rebelara ante aquel escarnio. No se rebel¨® porque as¨ª lo quiso Helder, que se bast¨® para enladrillar la imaginaci¨®n de Tsartas y, por ende, del Sevilla. Qued¨® el partido enredado y el Rayo se agigant¨® en defensa. Parte del p¨²blico pidi¨®, ni m¨¢s ni menos, que el Bal¨®n de oro para Alc¨¢zar. Sin llegar a tanto, lo cierto es que ¨¦l tuvo buena culpa de que el Rayo aguantara los suced¨¢neos de ataque que se inventaba su mudo adversario.
Lo m¨¢s parecido a un gol que tuvieron los de Marcos fue un tiro de Quevedo que roz¨® el palo. Acababa de iniciarse la segunda mitad y podr¨ªa pensarse que el Sevilla estaba dispuesto a sacudirse la impotencia que le aplastaba. Pero apareci¨® entonces Luis, un tipo que parece crear peligro hasta cuando trota por el campo, para inventarse un jugad¨®n que acab¨® con el bal¨®n arriba. Al rato, conect¨® con Dani Bouzas, magn¨ªfico en su debut, antes de pon¨¦rsela a Bolo, que fusil¨® en el primer palo. Poco despu¨¦s sali¨® fuera el bal¨®n y el cumplidor recogepelotas amag¨® con darse prisa. Pero mir¨® a los jugadores del Sevilla y, dado que ninguno se mov¨ªa, opt¨® por dejar pasar el tiempo, que es, exactamente, lo que hizo ayer el Sevilla en Vallecas.
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