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La implantaci¨®n de la ordenaci¨®n de tr¨¢fico y aparcamientos (OTA) cumpli¨® ayer en Pamplona un a?o con un resultado valorado muy positivamente por el Ayuntamiento y un s¨®lo claroscurso: la huelga indefinida que desde el pasado 22 de diciembre mantienen los empleados de la empresa concesionaria del servicio, Dornier.Desde los ¨²ltimos d¨ªas del pasado a?o, pagar por estacionar el coche en las calles del centro de Pamplona es poco menos que una misi¨®n imposible. Cintas adhesivas, pl¨¢sticos aislantes, pegatinas y otros impedimentos bloquean los parqu¨ªmetros de la Zona Azul de la capital navarra, desde que los empleados de la concesionaria Dornier iniciaron la huelga en demanda de mejoras salariales.
Pese a todo, la experiencia de regulaci¨®n del estacionamiento en superficie iniciada por el Ayuntamiento de Pamplona ha sido positiva y el ¨¢rea regulada se extender¨¢ este a?o a dos nuevos barrios: San Juan e Iturrama.
Beneficios econ¨®micos
Seg¨²n los datos provisionales de explotaci¨®n del servicio, ¨¦ste generar¨¢ unos beneficios econ¨®micos al Ayuntamiento de unos 200 millones de pesetas (1,2 millones de euros), cuant¨ªa m¨¢s que suficiente para garantizar la viabilidad del misma. Seg¨²n los datos aportados por el concejal delegado de Protecci¨®n Ciudadana, Jos¨¦ Luis D¨ªez, se han obtenido recaudaciones medias de unos 50 millones mensuales frente a un costo del servicio de unos 32 millones al mes.
Sin embargo, el primer contratiempo de la Zona Azul se inici¨® a finales de diciembre, cuando los trabajadores de Dornier comenzaron una huelga indefinida para incrementar sus actuales salarios, "unas pagas de miseria", en palabras del comit¨¦ de empresa, y obtener otras mejoras. De los 109 empleados de Dornier, 62 son vigilantes, los popularmente conocidos como gusanos, y apenas perciben 94.000 pesetas netas al mes por su trabajo; incluidos los pluses, su retribuci¨®n asciende a 101.700 pesetas. Una cantidad que Eva Gonz¨¢lez, secretaria del comit¨¦ de empresa, considera propia de "niveles sociales de pobreza".
A lo largo de las recientes Navidades los ciudadanos aparcaron sus coches sin tener que pagar y en medio de un mar de dudas y picaresca para sortear posibles sanciones y aprovechar la huelga en beneficio propio. Muchos parqu¨ªmetros siguieron bloqueados por m¨²ltiples sistemas y s¨®lo aquellos que estacionaban sus coches junto a alguna m¨¢quina intacta se ve¨ªan obligados a pagar por aparcar, bajo la mirada, eso s¨ª, de la Polic¨ªa Municipal, que ha ejercido desde el inicio de la huelga una tarea de mayor control del estacionamiento de veh¨ªculos.
Empresa y trabajadores no se pusieron de acuerdo hasta que el Tribunal Laboral de Navarra inici¨® una mediaci¨®n que ha fructificado recientemente. Los empleados han aprobado en asamblea su ¨²ltima propuesta, consistente en aumentar los salarios hasta las 139.000 pesetas mensuales brutas este a?o, 144.000 en 2001 y 148.500 para el 2002. Sin embargo, la asamblea de trabajadores no se f¨ªa de que la direcci¨®n de Dornier en Madrid acepte la oferta del Tribunal Laboral y mantiene la huelga hasta conocer, probablemente hoy, su decisi¨®n. Si ¨¦sta es positiva, volver¨¢n a sus puestos ma?ana jueves.
Otras reivindicaciones
Los vigilantes callejeros tienen otras reivindicaciones, como la exigencia de un local c¨¦ntrico donde poder cambiarse de ropa y colocarse unos uniformes que, adem¨¢s, no les gustan porque se asemejan demasiado a los usados por la Polic¨ªa Municipal de Pamplona. De hecho, los gusanos se quejan de tener que realizar actividades de control y vigilancia de actuaciones ciudadanas que son propias de la Polic¨ªa Municipal y de sufrir situaciones de riesgo en las calles sin que la direcci¨®n de Dornier les reconozca el pago de un plus de peligrosidad que el comit¨¦ cifra en 20.000 pesetas al mes.
De momento, el paro contin¨²a, aparcar en Pamplona sigue saliendo gratis y el Ayuntamiento ha abierto un expediente sancionador a Dornier por el incumplimiento de las condiciones del contrato de servicios.
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