El largo adi¨®s de Straw al general
ENVIADO ESPECIALEl viejo caser¨®n de Virginia Water, donde se extiende la tranquila y elegante urbanizaci¨®n de Wentworth Estates, est¨¢ m¨¢s custodiado que nunca por la polic¨ªa del condado de Surrey. En la casa de ladrillo rojo, ¨²ltima morada brit¨¢nica del general Augusto Pinochet, s¨®lo pueden entrar militares. Todas las visitas de civiles, incluyendo a algunos amigos, han sido canceladas desde el pasado jueves. Trece meses y medio despu¨¦s de llegar a esta finca, los servicios del general han empezado a preparar el viaje a Santiago. No ser¨¢ la primera vez, pero a diferencia del 25 de noviembre de 1998, cuando ya las maletas estaban embaladas en un avi¨®n de la Fuerza A¨¦rea Chilena, y tuvieron que ser bajadas algo m¨¢s tarde cuando trascendi¨® que la C¨¢mara de los Lores hab¨ªa despojado a Pinochet de su inmunidad, esta segunda ser¨¢ la vencida. Todas las fuentes consultadas indican que el ministro brit¨¢nico del Interior no se echar¨¢ atr¨¢s en su decisi¨®n de liberar al ex dictador.
El largo adi¨®s de Jack Straw a Augusto Pinochet comenz¨®, parad¨®jicamente, cuando el ministro brit¨¢nico dict¨®, el 9 de noviembre de 1998, la autorizaci¨®n para proceder a la extradici¨®n, esto es, iniciar el procedimiento judicial. La defensa del ex dictador present¨® ante el ministro argumentos para que frenara el caso en seco precisamente en ese momento por la edad (el ex dictador hab¨ªa cumplido 83a?os) y por su estado de salud (neuropat¨ªa diab¨¦tica, entre otras afecciones).
Tras estudiar los informes m¨¦dicos que la defensa de Pinochet elev¨® junto con sus alegaciones, el ministro autoriz¨® el procedimiento. "No parece que el senador est¨¦ incapacitado para someterse a juicio, por lo que, tras estudiar todas las circunstancias, no ser¨ªa injusto o cruel para ¨¦l ser enjuiciado en relaci¨®n con los delitos extraditables por los que es acusado", se?al¨® Straw. Pero a?adi¨®: "He tenido tambi¨¦n en mente que este problema, entre otros, puede ser examinado a la luz de cualquier evoluci¨®n posterior en el momento en que haga uso de mi decisi¨®n discrecional ¨²ltima, al final del proceso de extradici¨®n". El 14 de abril de 1999, tras reducir los jueces lores, en marzo, los cargos contra Pinochet a tortura y conspiraci¨®n para cometer tortura, Straw no se ech¨® atr¨¢s. Pero, ante nuevas alegaciones sobre la edad y la salud, con otros tantos certificados m¨¦dicos a la vista, el ministro insisti¨®: "No parece que el senador Pinochet est¨¦ incapacitado para someterse a juicio".
El 8 de octubre de 1999, el magistrado de extradici¨®n, Ronald Bartle, fall¨®, con una dura sentencia, que Pinochet, desde el punto de vista de las acusaciones que se formulaban contra ¨¦l en Espa?a, pod¨ªa ser extraditado. Pero ese d¨ªa Pinochet no acudi¨® al tribunal, como es preceptivo, a escuchar la sentencia. Dos d¨ªas antes, la defensa del ex dictador expuso en una audiencia los problemas de salud del general y subi¨® al estrado de testigos el m¨¦dico cl¨ªnico que ha atendido en el condado de Surrey a Pinochet desde diciembre de 1998. Se habl¨® de su neuropat¨ªa diab¨¦tica, de los mareos que sufre cuando permanece de pie y de dos preinfartos que hab¨ªa sufrido semanas antes. El magistrado Bartle consider¨® que se pod¨ªa excusar a Pinochet de escuchar el veredicto en el tribunal; la Fiscal¨ªa de la Corona subray¨® que su m¨¦dico, Peter Dean, hab¨ªa intentado la v¨ªspera revisar al ex dictador en su casa, pero que la defensa de ¨¦ste no pudo organizar la visita.
Fue en este contexto cuando el Gobierno de Eduardo Frei, bajo la sugerencia insistente de su canciller, Juan Gabriel Vald¨¦s, resolvi¨® solicitar al Ministerio del Interior brit¨¢nico la realizaci¨®n de ex¨¢menes m¨¦dicos. Para ello envi¨® varios certificados de una revisi¨®n que varios especialistas hab¨ªan hecho a Pinochet, por iniciativa del Gobierno chileno, en julio de 1999. Seg¨²n declar¨® Vald¨¦s a EL PA?S el 24 de septiembre de 1999, en una amplia entrevista celebrada en Nueva York, fue animado a seguir este camino por el ministro de Asuntos Exteriores brit¨¢nico, Robin Cook, con quien se entrevist¨® con ocasi¨®n de la Asamblea General de Naciones Unidas. El 14 de octubre, Vald¨¦s hizo la propuesta al Ministerio del Interior brit¨¢nico.
La gran sorpresa tuvo lugar el 5 de noviembre. Fenella Tayler, miembro del equipo de extradici¨®n del Home Office brit¨¢nico, escribi¨® al Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile que Straw propon¨ªa ex¨¢menes m¨¦dicos y que para ello designar¨ªa un equipo oficial. El hecho fue dado a conocer por el canciller Vald¨¦s. En Londres, todas las fuentes consultadas en aquellos d¨ªas estimaban que Straw hab¨ªa dado una muestra de cortes¨ªa al Gobierno de Chile. Sobre todo porque la defensa de Pinochet hab¨ªa presentado un recurso de h¨¢beas corpus, el 22 de octubre de 1999, contra la sentencia de extradici¨®n. Pinochet no s¨®lo argumentaba las razones de salud, sino que estaba dispuesto a seguir la larga batalla legal en los tribunales ingleses.
Jeremy Corbyn, diputado laborista, un hombre de izquierdas que ha trabajado arduamente en la causa de los desaparecidos en Chile, escribi¨® tres cartas a Straw, en las que preguntaba por el estado de la situaci¨®n y si el ministro pod¨ªa adoptar una decisi¨®n antes de que terminaran de ventilarse los recursos en los tribunales. Antes de recibir respuesta, dijo a EL PA?S: "Supongo que el partido socialista chileno le ha pedido un favor al Gobierno brit¨¢nico. Creo que es posible. Pero ya veremos".
Finalmente, el 22 de noviembre, Corbyn recib¨ªa una carta de Lord Bassam of Brighton, subsecretario parlamentario. Le ped¨ªa disculpas por el retraso y, entre otras cosas, explic¨® la situaci¨®n: "El senador Pinochet ha presentado un recurso de h¨¢beas corpus y el ministro no puede, mientras dure el proceso, ordenar su extradici¨®n a Espa?a". Era una obviedad. Lo importante era esta otra frase: "Ser¨ªa una cuesti¨®n abierta para el ministro decidir contra la extradici¨®n antes de la conclusi¨®n del procedimiento. C¨®mo y cu¨¢ndo va a adoptar la decisi¨®n es algo que compete al ministro. Tendr¨¢ que tener en cuenta las alegaciones que se le dirijan y otras consideraciones relevantes".
Los ex¨¢menes, finalmente, tuvieron lugar el 5 de enero. Las instrucciones de Straw eran precisas: necesitaba decidir con celeridad. En la noche del jueves 6, los cuatro m¨¦dicos -dos de ellos, una neuropsic¨®loga y un neur¨®logo, mantuvieron una conversaci¨®n de una hora con Pinochet el mi¨¦rcoles 5- enviaron el informe a Straw, a quien le fueron entregados el s¨¢bado 8. Ese fin de semana hubo una filtraci¨®n period¨ªstica en la que se anunciaba el desenlace. El martes 11, finalmente, Straw comunic¨® a la defensa de Pinochet que fallar¨ªa en contra de la extradici¨®n. Seg¨²n Straw, el ex dictador no est¨¢ en condiciones de someterse a juicio. "No puede seguir el desarrollo de un procedimiento judicial, dar instrucciones inteligibles a los abogados que le representan ni ofrecer una declaraci¨®n coherente sobre su caso, recordando hechos". Pero Straw no ha revelado el contenido del examen a Espa?a, porque "Pinochet rechaz¨® hacerlo".
Pinochet, en sus entrevistas de julio pasado con la prensa, estaba en plena lucidez, tanta que responsabiliz¨®, m¨¢s o menos directamente, de la represi¨®n en Chile al jefe de la Direcci¨®n de Inteligencia Nacional (DINA), el general Contreras. Seg¨²n explic¨® entonces, un presidente, como lo era ¨¦l, daba instrucciones generales y los jefes de inteligencia resolv¨ªan c¨®mo se deb¨ªan hacer las cosas. Entonces, en julio de 1999, estaba l¨²cido. Ahora tambi¨¦n ha tenido la claridad para oponerse a entregar el examen m¨¦dico a Espa?a.
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