Regalos del cielo
Se arm¨® el foll¨®n: un trozo de hielo cae sobre el tejado de una f¨¢brica de L"Alc¨²dia y los expertos se ponen a discutir sobre su procedencia. Desde el Centro Meteorol¨®gico insin¨²an que se trata de un meteorito, algo que pone de manifiesto la preferencia de los dominios celestes por la Comunidad Valenciana, m¨¢s o menos como si fuese el man¨¢ o la estrella de Bel¨¦n (o sea que lo que se arm¨® es el bel¨¦n). Desde la Universidad, esa eterna aguafiestas, lo ponen en duda empe?¨¢ndose, una vez m¨¢s, en no hablar "en positivo".Porque, vamos a ver, ese trozo de hielo no es el ¨²nico regalo que nos ha ca¨ªdo ¨²ltimamente del cielo. Parece ser que se ha puesto en marcha un proyecto, llamado Infoville, consistente en subvencionar a particulares para que compren equipos de IBM a precios inferiores a los del mercado. Es como el panem et circenses de los c¨¦sares romanos, pero en moderno. No hay que decir que, mal que nos pese a los beneficiarios de la medida, los peque?os comerciantes tienen raz¨®n.
Ya es bastante malo que las multinacionales y las grandes superficies est¨¦n imponiendo un modelo comercial -o sea, un modelo cultural- procedente de los EE UU y que contradice abiertamente la cultura europea. Pero que esto se haga con fondos p¨²blicos, es decir, con los impuestos que sangran a estas mismas pymes, parece ya el colmo: mientras que la modesta tiendecita de cualquier localidad valenciana paga religiosamente lo que le sale en la Declaraci¨®n de la Renta, las multinacionales escurren el bulto y declaran en M¨®naco, en las Bahamas o, nos tememos, en ninguna parte. Todo lo cual no es ¨®bice para que a los ciudadanos la posibilidad de hacerse con un equipo inform¨¢tico por cuatro perras les haya parecido un regalo del cielo.
M¨¢s regalos del cielo. Toc¨® el gordo de la loter¨ªa de Navidad en Elche y la del Ni?o en Gandia. Esta tierra es Jauja: durante todas las fiestas los peri¨®dicos y los telediarios han repetido hasta la saciedad las consabidas im¨¢genes de personas sencillas brindando en los bares y riendo estent¨®reamente ante los micr¨®fonos. Nadie parece darse cuenta de que se lo hab¨ªan currado.
Al fin y al cabo la Comunidad Valenciana juega muchos m¨¢s n¨²meros que cualquier otra, en parte por su propio dinamismo econ¨®mico, en parte porque as¨ª se financian las fiestas y en parte porque nos va la marcha lud¨®pata. Cualquier accionista entiende que lo normal es recoger beneficios al final de cada ejercicio y que, cuando no se cobran, hay que poner al presidente del consejo de administraci¨®n en la picota. Los accionistas valencianos de la Loter¨ªa creen, por el contrario, que este a?o les ha ca¨ªdo un regalo del cielo.
Algunos regalos son como el carb¨®n de los Reyes Magos: ahora mismo nos acaban de regalar unos malos de la pel¨ªcula para que nos vayamos entreteniendo y no pensemos en otras cosas. Los camioneros franceses bloquean las fronteras y cientos de camiones valencianos quedan empantanados con las frutas y verduras ech¨¢ndose a perder. Todo esto no ocurrir¨ªa, seg¨²n la Cierval, si los productos agr¨ªcolas mediterr¨¢neos, que naturalmente se venden en la Europa del norte y no en la del sur, no tuviesen que recorrer un largo trayecto meridional antes de arribar a sus mercados de destino.
Es f¨¢cil darse cuenta de que si fuese sencillo y barato colocar estos productos en el puerto de Bilbao, quedar¨ªan a un tiro de piedra de los potenciales compradores. Claro que para eso har¨ªa falta terminar la autov¨ªa de Zaragoza y empezar a arreglar la v¨ªa del tren, algo que los sucesivos gobiernos valencianos del ¨²ltimo cuarto de siglo ni se han planteado. A¨²n as¨ª nadie se queja en exceso: hace poco m¨¢s de a?o y medio lleg¨® hasta Segorbe (?cuarenta kil¨®metros en total!) y el personal se puso alborozado por este regalo ca¨ªdo del cielo.
Estamos en puertas de una campa?a electoral que promete ser larga, dura y competida. Pues bien, si un amigo de fuera se presentara como candidato por alg¨²n partido, le sugerir¨ªa que pidiese a su ejecutiva, sin dudarlo, que le concediesen un peque?o regalo del cielo: ir de cunero en la lista de alguna circunscripci¨®n valenciana. Es un verdadero chollo.
Desde hace cuatro a?os, ocho, doce..., aqu¨ª los ciudadanos aceptamos como regalos del cielo las promesas que no se cumplen, las devoluciones en met¨¢lico de lo que nos deb¨ªan y por lo que no nos dan ni intereses, la propaganda sin l¨ªmites disfrazada de diversi¨®n (la empresa Sofres acaba de certificar que vimos m¨¢s televisi¨®n que nadie en 1999). Todo nos parece bien. Los grandes partidos ven la Comunidad Valenciana como un granero de votos en el que se juegan la composici¨®n del Parlamento espa?ol. En uno de ellos, si los l¨ªderes nativos se resisten, se les quita de en medio, se nombra una gestora y a callar. En el otro, cuando los l¨ªderes le hacen ver a Madrid que as¨ª no se puede seguir, se les entretiene con un juego del trivial ferroviario para que no se aburran y todo sigue como antes.
Y es que esto es la Arcadia feliz. A¨²n as¨ª, tengo la sospecha de que el trozo de hielo de L"Alc¨²dia se desprendi¨® del fuselaje de un avi¨®n que llevaba horas dando vueltas en la estratosfera porque en Manises no le dejaban aterrizar. ?Un almacenista alem¨¢n desesperado que quer¨ªa hacerse cargo de la partida de naranjas valencianas reci¨¦n contratada y opt¨® por una soluci¨®n dr¨¢stica?
?Empresarios valencianos que para rehuir la trampa de Barajas vuelan de Vigo a Valencia por Novosibirsk? Da lo mismo: total, con el fragor de la batalla, entre m¨ªtines y carteles, nadie les va a o¨ªr.
?ngel L¨®pez Garc¨ªa-Molins es catedr¨¢tico de Teor¨ªa de los Lenguajes de la Universidad de Valencia. angel.lopez@uv.es
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