Entre la rabia y la ambivalencia
La carta que lleg¨® ayer a la Fiscal¨ªa de la Corona, firmada por el embajador de Espa?a en Londres, el marqu¨¦s de Tamar¨®n, es reveladora de los sentimientos ambivalentes que han recorrido, la ¨²ltima semana, los despachos del palacio de Santa Cruz en Madrid. Todo empez¨® el martes 12, cuando Straw anunci¨® que hab¨ªa resuelto, de forma preliminar, dejar en libertad a Pinochet y solicit¨®, seg¨²n establece la ley brit¨¢nica, alegaciones a Espa?a.El Ministerio de Asuntos Exteriores, contra lo que solicitaba Straw, quien act¨²a en la funci¨®n "casi judicial", que se le asigna en el procedimiento de extradici¨®n, dijo que no hab¨ªa ning¨²n "hecho nuevo" sobre lo que alegar. Straw hab¨ªa anunciado la pr¨®xima liberaci¨®n del ex dictador por razones de salud, que "no humanitarias". Al tiempo no daba a conocer el contenido del informe m¨¦dico que dio lugar a su decisi¨®n. Pinochet hab¨ªa rechazado darlo a Espa?a, a excepci¨®n de Straw y del director de la Fiscal¨ªa P¨²blica brit¨¢nica, David Calvert-Smith.
El juez Garz¨®n traslad¨® a las partes la invitaci¨®n a presentar argumentos. El viernes, el juez curs¨® sus alegaciones a trav¨¦s de Exteriores. El palacio de Santa Cruz insisti¨®: s¨®lo enviar¨ªa esas alegaciones si se refer¨ªan a "hechos nuevos". La rabia, el deseo de declarar como su "propiedad" la extradici¨®n se impon¨ªa en el Gobierno. Esto llevaba a declarar ausente a Espa?a ante el final de esta historia. No ten¨ªa sentido. Ayer se enviaron las alegaciones.
La carta que acompa?a los argumentos del juez lo dice todo. Primero, explica el anuncio de Straw como algo que le pertenece en exclusiva y que es indiscutible, algo que el propio ministro brit¨¢nico no dice, por lo que, precisamente, en aplicaci¨®n de la ley, ha solicitado alegaciones. La carta "confirma" que Espa?a no presentar¨¢ recurso contra lo que decida Straw. Segundo, afirma que se aplican "razones humanitarias", quiz¨¢ para intentar explicar la decisi¨®n preliminar como extra?a al proceso de extradici¨®n, cuando lo que ha dicho Straw es que no se trata de tales "razones humanitarias" sino de que Pinochet est¨¢ incapacitado para ir a juicio. A ver si se entiende: el ex dictador est¨¢, seg¨²n Straw, gag¨¢. Ser¨¢ verdad, ser¨¢ mentira, esto es harina de otro costal.
Y ya, al terminar la carta, como quien no quiere la cosa, el marqu¨¦s de Tamar¨®n, dice: "Le adjunto copia del documento que el magistrado juez le ha remitido ya a ustedes. Le agradecer¨¦ que remitan esta carta con la citada documentaci¨®n al Home Office".
A todo esto, el propio Straw dijo el pasado domingo que "compart¨ªa la frustraci¨®n de Espa?a y dem¨¢s pa¨ªses y organizaciones por no poder tener acceso al informe m¨¦dico" y verse obligados a "creer s¨®lo en mi palabra". Straw debi¨® decir que compart¨ªa la frustraci¨®n de Garz¨®n y de los espa?oles. El Gobierno espa?ol no siente ninguna frustraci¨®n. Aznar y Matutes sienten otra cosa: "Lo hemos conseguido".
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