V¨ªctima de la pasi¨®n pol¨ªtica
Helmut Kohl, de 69 a?os, el art¨ªfice de la unidad alemana, no ha estado a la altura de la imagen que los europeos quisieran conservar de ¨¦l. Ha sido v¨ªctima de su pasi¨®n: la pol¨ªtica. En el ejercicio de esta pasi¨®n, Kohl ha llegado a confundir sus propios objetivos con los del Estado alem¨¢n y a creer que sus fines justificaban los medios para alcanzarlos. Vieja historia, gran espect¨¢culo, que unos contemplan hoy de acuerdo con las leyes de la farsa y otros con las de una tragedia de Shakespeare."M¨¢s le hubiera valido dedicarse a tomar el sol y a escribir sus memorias", afirmaba ayer un estrecho colaborador de Kohl, que, como muchos otros, viven hoy en persona los coletazos del esc¨¢ndalo que conmociona a la CDU, y que est¨¢ cerrando definitiva y simb¨®licamente una ¨¦poca en Alemania.
Nacido en Ludwigshafen en 1930, Kohl ha sido un pol¨ªtico-puente que ha servido de hilo conductor a tres generaciones de alemanes, desde los que vivieron la II Guerra Mundial a los que inician su madurez a fines de este siglo y, entre ellos, los que crecieron y se hicieron adultos en una Europa dividida por la guerra fr¨ªa.
Helmut perdi¨® a su hermano mayor, Walter, en el frente, fue testigo de la contienda y la deportaci¨®n y vivi¨® las estrecheces de una familia mantenida con el sueldo de un funcionario de Hacienda. Estudi¨® Historia y se dedic¨® a la pol¨ªtica desde joven. Su primer cargo de envergadura fue el de jefe del Gobierno de Renania-Palatinado entre 1969 y 1976. En 1973, fue elegido presidente de la CDU (cargo que desempe?¨® durante 25 a?os hasta despu¨¦s de las elecciones legislativas de 1998). En 1976, ingres¨® como diputado del Bundestag. Desde Renania-Palatinado, lleg¨® a Bonn con la fama de un pol¨ªtico reformista. Cuando lleg¨® al poder en 1982, despu¨¦s de un voto de censura constructivo contra el Gobierno de Helmut Schmidt, Kohl se present¨® como el protagonista de un giro moral en Alemania.
Los esc¨¢ndalos financieros que afectaban a la CDU, los problemas con la CSU y con los dirigentes del partido hab¨ªan agotado pr¨¢cticamente su carrera en 1989. Sin embargo, Kohl consigui¨® ganarles entonces la partida a sus rivales, que reaparecen como posibles salvadores del partido (Kurt Biedenkopf, de 69 a?os) o como vengadores satisfechos (Heiner Geissler, de 69 a?os).
La historia y Mija¨ªl Gorbachov acudieron entonces en ayuda de Kohl. Tras la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn en noviembre de 1989, Kohl se dio cuenta de que la reunificaci¨®n alemana estaba al alcance de la mano y trabaj¨® febrilmente para conseguirla y para quitar toda legitimidad al proyecto de una RDA democr¨¢tica. El dinero invadi¨® a espuertas la antigua RDA y hasta hoy los alemanes siguen pagando las deudas de la reunificaci¨®n. Kohl pudo conseguir sus fines gracias a las caracter¨ªsticas psicol¨®gicas que hoy se le reprochan. Con su aspecto de obeso inofensivo y paternal, Kohl supo tranquilizar a Fran?ois Mitterrand, el presidente franc¨¦s, que tem¨ªa la fuerza de una Alemania unida. Tambi¨¦n supo ganarse al presidente norteamericano George Bush y despertar la confianza de Mija¨ªl Gorbachov. En noviembre pasado, estos tres protagonistas celebraron el d¨¦cimo aniversario de la ca¨ªda del Muro con todos los honores. A partir de ah¨ª, la figura de Kohl comenz¨® a precipitarse en el vac¨ªo, y su otro rostro, el que hab¨ªa existido siempre entre bastidores, apareci¨® en primer plano ante la opini¨®n p¨²blica. De repente, Kohl se hab¨ªa convertido en un c¨ªnico, en un poseso del poder, que ocultaba estos vicios tras un aspecto rom¨¢ntico y bonach¨®n. Neg¨® estar involucrado en el asunto de la maleta (la entrega de un mill¨®n de marcos por parte del comerciante de armas Karlheinz Schreiber en 1991), pero el 16 de diciembre reconoci¨® que hab¨ªa recibido entre 1,5 millones y 2 millones de marcos entre 1993 y 1998. El pol¨ªtico justific¨® estos donativos con una ligera alusi¨®n al fantasma comunista. Necesitaba el dinero, dijo, para fortalecer la posici¨®n de la CDU en el Este de Alemania, donde el PDS, los herederos de los comunistas de la RDA, ten¨ªan mucho dinero. Hoy, algunos cuestionan la existencia de donantes secretos y se preguntan hasta d¨®nde llegaron los manejos de Kohl.
El canciller, seg¨²n cuentan sus ¨ªntimos, siempre fue desconfiado, y no ha podido renunciar a su gusto por la intriga y por el poder.
Visto desde fuera, el resultado de la reuni¨®n de los dirigentes de la CDU no parec¨ªa a la altura de la crisis por la que atraviesa el partido. Desde la perspectiva interna del partido, sin embargo, se trataba de una revoluci¨®n sin precedentes contra el hombre que hab¨ªa dirigido la CDU durante 25 a?os, y que todav¨ªa se cre¨ªa con derecho a seguir moviendo sus hilos entre bastidores. Medios de la CDU informaron a esta corresponsal de que, en v¨ªsperas de la reuni¨®n de urgencia de ayer, Kohl cre¨ªa contar con el apoyo de los organismos dirigentes de la CDU, en contra de Wolfgang Sch?uble, el hombre con el que manten¨ªa una larga y complicada rivalidad. "Kohl ha perdido el sentido de la realidad y sigue concibiendo la pol¨ªtica como una batalla de intrigas. No se da cuenta de la situaci¨®n en que est¨¢ ni de la situaci¨®n en la que est¨¢ el partido", afirmaban los medios consultados, aportando un dato psicol¨®gico importante para entender cu¨¢les son los procesos internos a los que se ven confrontados los dirigentes de la CDU, ahora que Kohl no dedica sus energ¨ªas a causas de inter¨¦s internacional y las emplea de forma que algunos consideran "destructiva". "Kohl piensa como un general y sigue organizando batallas, pero no ve que se ha quedado sin soldados".
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