Aeropuerto y patrimonio
Cuando me detengo en La Pobla Tornesa, ya a punto de llegar a Vilafam¨¦s, y tras hacer unas compras de rigor, leo un cartel pol¨ªtico, pues soy de los que todav¨ªa leen los pasquines, como hac¨ªa el coronel en la obra de Garc¨ªa M¨¢rquez. En esta ocasi¨®n se trata de unas frases contra el proyecto del aeropuerto que propone el presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n, Carlos Fabra. ?ste es un tema que hace meses me preocup¨® y de nuevo, como residente temporal de estas comarcas de nuestro pa¨ªs, y, tambi¨¦n, por otras motivaciones m¨¢s gen¨¦ricas, al que no dejo de darle vueltas, por ser de gran importancia y no haber suscitado la necesaria consideraci¨®n y debate que merec¨ªa. Tan s¨®lo algunos grupos calificados despectivamente como "ecologistas" parece que se han movilizado. El aeropuerto que se proyecta, o del que hablamos, nace como una iniciativa, como ya he mencionado, de la Diputaci¨®n. El emplazamiento que seg¨²n parece se ha elegido estar¨ªa en el t¨¦rmino de Vilanova d'Alcolea, cerca de Cabanes, es decir, a unos 30 kil¨®metros de la capital de La Plana y en unas comarcas ricas en patrimonio paisaj¨ªstico y cultural.Esta zona en t¨¦rminos generales ha mantenido sus identidades m¨¢s por inercia que por otra cosa. Abundan las ermitas, las iglesias, los palacios, los castillos, las pinturas rupestres, y todo un conjunto de bienes culturales propios que en otras comarcas de nuestro pa¨ªs se han ido perdiendo en aras de ese progreso que tanto gusta a quienes nos gobiernan y, obviamente, a constructoras e inmobiliarias. Sin embargo, la gran mayor¨ªa de ese patrimonio, con contadas excepciones como ser¨ªa Morella, carece de protecci¨®n, y parece que va a seguir careci¨¦ndola a la vista de las inversiones previstas. As¨ª registramos en las propias publicaciones de la Diputaci¨®n de Castell¨®n sobre el patrimonio arquitect¨®nico, el alto n¨²mero de bienes no protegidos en poblaciones como Cervera, Sant Jordi, Alcal¨¢ de Xivert, Alboc¨¤sser, Canet lo Roig, Vinar¨°s, Benicarl¨®, Calig, Santa Magdalena, Traiguera, Vilafam¨¦s, y otros tantos m¨¢s.
A nadie se le puede pasar por alto el impacto que un aeropuerto genera en el entorno y c¨®mo sus efectos son irreversibles. Por otro lado, siempre en estos casos suele oponerse el efecto del progreso, de creaci¨®n de trabajo y riqueza. De entrada, tambi¨¦n, y desde mi modesta opini¨®n, estas comarcas no han sido objeto de un estudio a fondo de cara a rehabilitar el patrimonio como fuente de riqueza y por su valor en s¨ª, al menos de una forma global y seria.
La opci¨®n del aeropuerto, pues, no ha estado precedida de ning¨²n periodo de reflexi¨®n y debate sobre una propuesta de tal envergadura. Ninguna entidad consultiva en esta materia ha sido consultada, y recordemos como en ese extremo las entidades consultivas, seg¨²n nuestra ley de patrimonio cultural (Ley 4/98 de la Generalitat Valenciana), son las universidades valencianas, el Consell Valenci¨¤ de Cultura y la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Una instituci¨®n p¨²blica, caso de la Diputaci¨®n de Castell¨®n, podr¨ªa solicitar opini¨®n de estas entidades, y al menos generar en la sociedad civil un debate que no se quede en simples opiniones o sentimientos.
Parece que en estos momentos el tema est¨¢ ya decidido, sin informaci¨®n, sin debate, sin consultas. Quiz¨¢s nuestra democracia lo sea para que votemos cada x a?os, sin que cosas que pueden condicionar el futuro sean objeto de un tratamiento democr¨¢tico y participativo.
A¨²n as¨ª, creo que vale la pena insistir, el patrimonio es algo muy valioso, el paisaje, tambi¨¦n, el equilibrio entre ese conjunto y lo nuevo, eso es progreso, lo otro es confundirlo con el inmediatismo y la improvisaci¨®n.
Vicent ?lvarez es miembro del Consell Valenci¨¤ de Cultura.
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