LA CASA POR LA VENTANA La oferta del perdedor JULIO A. M??EZ
Si esto es la precampa?a electoral, c¨®mo ser¨¢ la campa?a. A¨²n no hemos empezado y el nerviosismo de la panacea popular es lo m¨¢s parecido al pr¨®logo de los grandes acontecimientos. A lo mejor es por eso que la primera opci¨®n de Juan Villalonga para la movilidad de sus tel¨¦fonos ha sido trasladarse a Miami, pero seguro que es por eso que el sonrisas del r¨¦gimen Javier Arenas -cuando consigue librarse de la tenaza que su labio superior somete al inferior de manera casi permanente, a la manera de una monjita retozona: ser¨¢ el salero andaluz- recurre a t¨¦rminos como barullo, algarab¨ªa y algarada para calificar la estrategia de sus oponentes. Y eso lo dice el secretario general o cosa parecida de un partido en el que coexisten los ¨²ltimos mastodontes del franquismo y los falangistas aut¨¦nticos reconvertidos, los rentistas agrarios de toda la vida y los primorriveristas que no precisan ya de dictadura alguna para enderezar el destino de su patria. La oferta de los socialistas a lo que queda del comunismo parlamentario es de tal calado que hasta el educado Josep Piqu¨¦ se convierte poco a poco en la copia mala y como de farsa de Miguel ?ngel Rodr¨ªguez a la hora de desautorizar un posible acuerdo que los mimos de la derecha medi¨¢tica a Julio Anguita daban (y dan: lean, lean la furia insepulta del pinturero Federico Jim¨¦nez Losantos) por imposible. Si en palabras del portavoz m¨¢s progubernamental de todos los portavoces de este mundo esa oferta es "la apuesta t¨ªpica de un perdedor", a ver qu¨¦ pasa con los tejos con que nuestro primer Zaplana obsequia a nuestro ¨²ltimo Chiquillo, y eso sin echar en saco roto la espectacular rotura de saco que supone la designaci¨®n de un estupendo ch¨®fer de don Eduardo -Salvador Gil, creo que se llama- como guardia urbano mayor del Penyal d'Ifach, por donde se ve que ese aut¨¦ntico as del volante bien pudiera conducir algo m¨¢s que autos suministrados por la Ford en sus horas libres de servicio.Lo que pasa es que la derecha de por aqu¨ª, cultural o de la otra, no sabe lo que es perder de veras y por eso considera cualquier posible p¨¦rdida provisional o estacionaria desde la perspectiva ecun¨¦mica del da?o irreparable. M¨¢s all¨¢ de todo ese ruido interesado, la ¨²ltima apuesta de perdedor que yo recuerde, la m¨¢s clamorosa, es la de Enric Valor, que pierde batallas tambi¨¦n pocas fechas despu¨¦s de su muerte a manos de un tal Antonio Lis, nada menos, que le niega cualquier tipo de distinci¨®n cultural porque eso ser¨ªa "patrimonializar una figura que es de todos los valencianos", seg¨²n palabras de este valeroso Palleter reconvertido. Siendo as¨ª, queda por explicar a santo de qu¨¦ la Diputaci¨®n, que es de todos los ayuntamientos de todos los valencianos, se niega a cursar una solicitud en apoyo de una distinci¨®n que es que ni siquiera tendr¨ªa que ser solicitada porque es la valenciana Diputaci¨®n en pleno la que deber¨ªa solicitar lo que en ning¨²n otro pa¨ªs habr¨ªa que someter a m¨¢s tr¨¢mite solicitador que el que consiste en pegar los sellos inform¨¢ticos en el margen correspondiente del escrito oficial que lo socilita con las r¨²bricas de rigor en estos casos solicitantes. Supongo yo que el ahora encrespado Consell Valenci¨¤ de Cultura adoptar¨¢ la decisi¨®n m¨¢s pertinente sin necesidad de atender m¨¢s solicitudes que las dictadas por su propia conciencia colectiva como consejo que se debe a la cultura de creaci¨®n valenciana, y que sea cual fuere la inquina que Ricardito Bellveser, Joaqu¨ªn Calomarde o Ram¨®n de Soto abriguen hacia los otros consejeros propuestos por formaciones pol¨ªticas distintas a la que con tanta fortuna los acoge, ello no sea obst¨¢culo de peso para reconocer los m¨¦ritos de un fallecido Enric Valor para optar a una distinci¨®n que, por otra parte, el ya por desgracia no interesado estar¨ªa lejos de solicitar para los consejeros de ocasi¨®n que se la niegan. El de Castalla ha estado a punto de quedarse tambi¨¦n sin r¨®tulo en el callejero que llevarse a la memoria debido a que la conocida intelectual Mar¨ªa Jos¨¦ Alc¨®n prefiere ver al escritor como un elemento de discordia entre los valencianos, para pasmo p¨®stumo de Enric Valor. Qu¨¦ gente.
Por lo dem¨¢s, pues nada. Dije en su momento que cuando de Albert Camus no quedaran ni los huesos, Sartre seguir¨ªa vivo. La justicia de su rescate intelectual s¨®lo queda empa?ada por la escasa altura de sus reivindicadores, indignos de compartir su mesa en el Flore. Quiz¨¢s el zaplanismo se tomar¨¢ un lustro para reconocer la figura c¨ªvica de Enric Valor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.