El Papa ha pedido perd¨®n en 94 ocasiones para la Iglesia por los errores del pasado
Juan XXIII abri¨® el camino en 1960 suprimiendo oraciones que ofend¨ªan a jud¨ªos e islamistas
Los diccionarios deber¨ªan explicar de otra manera la palabra judiada. Durante 2000 a?os, la Iglesia cat¨®lica invoc¨® la oraci¨®n "aleja la perfidia judaica" o equiparaba las "tinieblas de la idolatr¨ªa" con el islam. Pero Juan XXIII orden¨® suprimir esos textos en 1960 y, con el Concilio VaticanoII, puso en marcha un proceso de reconciliaci¨®n que inclu¨ªa reconocimientos de culpas y petici¨®n de perdones. Juan Pablo II ha sido el encargado de culminar el proceso. En 21 a?os de pontificado, este Papa ha pedido disculpas en 94 ocasiones, y colmar¨¢ sus deseos con una jornada universal de arrepentimiento convocada para el pr¨®ximo d¨ªa 8 de marzo. Los obispos espa?oles no han seguido sus pasos.
Judiada es una muchedumbre de jud¨ªos, y la voz perfidia, tan latina, s¨®lo significa falta de fe. Pero, seg¨²n la Real Academia Espa?ola, judiada es una "acci¨®n mala, que tendenciosamente se consideraba propia de jud¨ªos", y p¨¦rfido es un sin¨®nimo de traidor. La culpa de que en los pueblos cristianos hayan prosperado estas acepciones peyorativas la tuvo una liturgia cat¨®lica para el Viernes Santo, que hasta 1960 oraba por los hebreos, considerados por la Iglesia como los responsables de la muerte de su fundador, llam¨¢ndoles "los p¨¦rfidos jud¨ªos". Los mahometanos no sal¨ªan mejor parados en otras plegarias.Fue Juan XXIII quien dio la orden de acabar con esas oraciones ofensivas para pueblos o creencias. Antes de ser elegido Papa en 1958, a la edad de 77 a?os, Angelo Giuseppe Roncalli desempe?¨® cargos apost¨®licos o curiales en Bulgaria, Turqu¨ªa y Grecia, entre otros pa¨ªses. Es decir, hab¨ªa conocido las iglesias ortodoxas y sentido la urgencia del ecumenismo. Era, en comparaci¨®n con sus predecesores, un Papa viajado, tolerante y muy poco dogm¨¢tico; as¨ª que un a?o despu¨¦s de acceder al pontificado pidio al cardenal Agostino Bea que se modificaran varias oraciones y ¨¦l mismo hizo en 1960 un gesto que est¨¢ en los libros.
El ser m¨¢s visible
Un s¨¢bado circulaba el cortejo papal por la calle romana de Lungotevere y coincidi¨® que a aquella hora sal¨ªan del templo hebreo ubicado en ese lugar numerosos jud¨ªos que acababan de oficiar sus oraciones. Juan XXIII orden¨® detener el cortejo y bendijo "a los hermanos hebreos", que, superado un instante de extra?eza, rodearon al Papa aplaudiendo con entusiasmo. "Era la primera vez en la historia que un Papa bendec¨ªa a los hebreos, y quiz¨¢s ¨¦se fue el primer gesto aut¨¦ntico de reconciliaci¨®n", afirma el rabino de Roma, Elio Toaff, en su libro P¨¦rfidos jud¨ªos hermanos mayores.
Pero ni Juan XXIII ni su sucesor, Pablo VI, los art¨ªfices del revolucionario Vaticano II, llegaron tan lejos como Juan Pablo II, aunque todos coinciden en subrayar que ¨¦ste ha actuado aleccionado por aquel concilio, en el que particip¨® como obispo a los 42 a?os, y acuciado por el ejemplo de sus predecesores.
La biograf¨ªa del Papa polaco que acaba de publicar George Weigel, con el t¨ªtulo Juan PabloII, testigo de esperanza, ofrece dos claves para explicar esa actitud ecum¨¦nica: su nacimiento polaco, con las tragedias de ese pueblo a cuestas, incluida la etapa de obrero clandestino, y el haber sido un Papa viajero, el Papa m¨¢s visible de la historia, incluso "el ser humano m¨¢s visible de la historia", seg¨²n Weigel.
Residente y Pont¨ªfice en un lugar en el que desde Adriano VI, que fue Papa entre 1522 a 1523, nadie ped¨ªa perd¨®n ni admit¨ªa otra conciencia leg¨ªtima que la cat¨®lica, Juan Pablo II extendi¨® las disculpas pedidas por el Concilio de Roma a todos los rincones del planeta con la l¨®gica del viajero que pide y ofrece amistad, reconocimiento, reconciliaci¨®n y respeto. Y este Papa, en 21 a?os, ha viajado tanto que "el kilometraje totalizado en sus desplazamientos supera al de ida y vuelta a la Luna y equivale a 25 vueltas al globo terr¨¢queo", seg¨²n el diccionario Wojtyla, de la A la Z, de Jos¨¦ Macca.
El vatican¨®logo italiano Luigi Accattoli, del diario Corriere della Sera, ha hecho un recuento de las ocasiones en las que Juan Pablo II ha pedido perd¨®n y de los lugares donde lo ha hecho. Resulta llamativo este dato: desde Adriano VI, que en 1522 intent¨® amigarse con Lutero con generosidad, hasta Pablo VI, en 1963, ning¨²n Papa acept¨® haberse equivocado, ¨¦l o sus predecesores. "Durante 450 a?os imper¨® una apolog¨¦tica que no admit¨ªa arrepentimientos, e incluso, en 1832, Gregorio XVI teoriz¨® sobre esa inadmisibilidad", dice Accattoli.
Es sabido que nadie puede acallar al sucesor de san Pedro, pero tambi¨¦n que en la rocosa tradici¨®n romana queda feo que un Papa contradiga a los pont¨ªfices del pasado. Lo hizo AdrianoVI, el ¨²ltimo Papa no italiano del Renacimiento (era alem¨¢n y la curia le amarg¨® su breve mandato), y lo ha repetido 94 veces otro no italiano, Juan Pablo II, el Papa polaco.
"Sabemos bien que en esta Santa Sede, hasta hace algunos a?os, han sucedido hechos abominables: abusos de poder sagrado y prevaricaci¨®n en los preceptos, lo cual aboca al mal. As¨ª pues, no es sorprendente que la enfermedad se haya extendido de la cabeza a los miembros, de los papas a los prelados", proclam¨® Adriano VI en 1522 ante la Dieta de N¨²remberg, antes de prometer a Lutero iniciar la reforma para evitar el cisma.
El otro Pont¨ªfice no italiano en todo ese tiempo, 473 a?os despu¨¦s, tambi¨¦n considera una "culpa" la falta de respuesta de la Iglesia al llamamiento de Lutero para la reforma. Juan Pablo II ha mostrado varias veces su admiraci¨®n por el excomulgado reformista alem¨¢n, al que ha llegado a llamar "maestro com¨²n". Y ha dicho: "Ahora, yo, en calidad de Papa de la Iglesia de Roma, y en nombre de todos los cat¨®licos, pido perd¨®n por las torturas infligidas a los no cat¨®licos en el curso de la atormentada historia de ¨¦stos". Estaba esa vez en Olomuc (Rep¨²blica Checa), un d¨ªa lluvioso de mayo de 1995, y el arrepentimiento papal se refer¨ªa a todas las guerras de religi¨®n.
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