De viajes

Rosa Reg¨¢s, en un libro de viajes, sobre el pa¨ªs del Cham, plantea la funci¨®n actual de los mismos, y cuenta como su amiga Blanca Peral, afirma preferir al desplazamiento, la c¨®moda lectura de un buen libro especializado, editado al efecto. Cierto es, que tambi¨¦n la m¨²sica, en ocasiones, es mejor apreciada que en el auditorio, en el hogar de cada cual, confortablemente sentados, ante el equipo de alta fidelidad, sin ruidos impertinentes, y contando con los mejores int¨¦rpretes.Siguiendo por este camino, ?scar Tusquets, reciente premio nacional de dise?o, para quien todo es comparable, sentencia, que prefiere contemplar una buena reproducci¨®n art¨ªstica a un original, si ¨¦ste tiene que serlo, a trav¨¦s de pantallas protectoras de seguridad tras largas colas de espera.

Volviendo al tema de los viajes, qu¨¦ duda cabe que son distintos los motivos que llevan a iniciarlos. Kavafis afirma, en el hermoso poema ?taca, es sabido, que lo importante no es el destino, sino los encuentros. Rosa Reg¨¢s entiende que, aun lejos de las aventuras de anta?o, viajar es desvelar, quitar el velo, descubrir, aprender a conocer y a conocerse mejor. El viajero no s¨®lo recibe, sino que debe dar, no s¨®lo aprende, sino que se desprende. El equipaje, aun ligero, debe ser vaciado de ignorancias y prejuicios, y rellenado, lo m¨¢s posible, de conocimientos y de experiencias. Otra vez Kavafis.

Porque qu¨¦ buscamos cuando optamos por un nuevo destino. Es acaso algo m¨¢s que el acceso directo a nuevas fuentes. Cada elecci¨®n es una opci¨®n. Cultural, siempre. Vital, en ocasiones. Cosmopolita, seg¨²n los tiempos. Pol¨ªtica, est¨¦tica, o ex¨®tica, seg¨²n las conciencias. Las circunstancias, nos posicionan, de tal manera, que en cada oportunidad, es un tipo de viaje el que nos reconforta. As¨ª, es un tipo de destino, el que nos moviliza, de manera que, pasado el tiempo, ni nos anima aquella primera emoci¨®n, ni nos fascina id¨¦ntico recorrido.

El viaje nos distancia de nosotros mismos, y, a su vez, nos permite apreciar con mayor fiabilidad, la realidad de lo que nos es pr¨®ximo. Para juzgar es preciso alejarse, y s¨®lo la distancia ofrece el enfoque adecuado. De manera inconsciente, el h¨¢bito viajero, comporta un elemento adicional que compensa el conjunto de incomodidades, t¨®picos, y simplificaciones. Aporta un plus de reencuentro con nosotros mismos.

El viaje nos permite salir de lo cotidiano. Modifica la monoton¨ªa habitual. Evita lo circunstancial. El viaje, no siendo en s¨ª mismo fundamental, nos facilita observar desde otras dimensiones nuestra entidad.

Desde variadas perspectivas, seg¨²n la opci¨®n que hayamos elegido, contribuye a vencer, como afirma Leonard Cohen, con su po¨¦tico lenguaje, a?os de aburrimiento, por ejemplo, por nuestras discusiones est¨¦riles. La supuestamente compleja identidad nacional valenciana, no deja de estar l¨®gicamente resuelta, desde la perspectiva de la raz¨®n, y el horizonte de la cultura.

Cada destino, que nos inspira un motivo, nos regala un viaje. Sin ¨¦l, nunca habr¨ªamos partido, y por tanto, no lo habr¨ªamos realizado. Pero ¨¦ste, por s¨ª mismo, ninguna otra cosa puede darnos. S¨®lo la posibilidad de volvernos ricos, en saber y vida. ?Comprendemos pues, qu¨¦ significan las ?tacas? Siempre Kavafis.

Alejandro Ma?es es gerente de la Fundaci¨® General de la Universidad de Valencia.