Ana Torralva re¨²ne en 37 im¨¢genes el cante y las minas de La Uni¨®n

Ana Torralva (San Fernando, 1957) dedic¨® las vacaciones de los ¨²ltimos tres a?os a fotografiar el paisaje de su infancia. Pencho Cros, el cantaor que lavaba minerales, o el guitarrista Anto?ito Fern¨¢ndez son algunos de los personajes que aparecen retratados en El cante y la mina. La Uni¨®n, una exposici¨®n de 37 im¨¢genes, en la que Torralva re¨²ne el cante y el paisaje abandonado de las minas, que se expone en el C¨ªrculo de Bellas Artes, de Madrid.

La Uni¨®n, el pueblo minero murciano donde viven los cantaores que han hecho populares las cartageneras, las tarantas y las mineras y donde se celebra el Festival del Cante de las Minas, uno de los m¨¢s respetados del mundo del flamenco, era lugar de paso obligado para la ni?a que fue Ana Torralva. Entre Cartagena, la ciudad donde viv¨ªa con sus padres, y las playas de La Manga desde el coche de su padre miraba fascinada los restos de lo que fue el lavadero Roberto, la mina Mar¨ªa Jes¨²s y el castillete de la mina Las Matildes. "La est¨¦tica del deterioro o lo que queda despu¨¦s de maltratar la tierra", seg¨²n la periodista.Contempl¨® el paisaje en toda la gama de colores que permite la luz mediterr¨¢nea, pero luego, cuando fue mayor, quiso fotografiarlo en blanco y negro. "Busco la naturalidad", aseguraba ayer la fot¨®grafa, un d¨ªa despu¨¦s de inaugurarse la exposici¨®n, que permanecer¨¢ abierta en Madrid hasta el 20 de febrero.

Torralva, que empez¨® su trabajo como fot¨®grafa de prensa y que ha sido colaboradora de El PA?S, no quiso acercarse a los personajes y los paisajes que pueblan esta muestra como si estuviera haciendo un reportaje. Lleva a?os dando clases de fotograf¨ªa en la Facultad de Bellas Artes de Salamanca y para la exposici¨®n mezcl¨® la frescura que requiere el periodismo con la depuraci¨®n de las formas que marcan su trabajo art¨ªstico. "Lo descriptivo no es s¨®lo un documento. Tambi¨¦n es arte", dice.

Si decidi¨® reunir a la gente de La Uni¨®n y sus minas fue porque, d¨ªa a d¨ªa, la fot¨®grafa comprobaba c¨®mo iba desapareciendo lo que ella describe como el paisaje de la desolaci¨®n. "Los gitanos se llevan los hierros de los castilletes para fundirlos y ya no queda nada de valor que no haya sido arrasado", explica Ana Torralva, que ahora trabaja en otra muestra sobre los nuevos rostros del flamenco.