Los sondeos se?alan a Caruana como favorito en las elecciones de Gibraltar
El ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, renovar¨¢ el pr¨®ximo jueves por amplio margen, seg¨²n las encuestas, su mandato como administrador local del Pe?¨®n tras una campa?a electoral en la que el contencioso con Espa?a ha desaparecido del debate pol¨ªtico. Tanto Caruana como su principal rival, Joe Bossano, coinciden en se?alar que ese tema ha dejado de ser rentable electoralmente en la medida en que los ciudadanos no ven en riesgo su condici¨®n de ciudadanos brit¨¢nicos.
La econom¨ªa, en auge y en plena transformaci¨®n, domina en los discursos de Caruana, representante del Partido Socialdem¨®crata, y de Bossano, candidato del Partido Laborista Socialista. El consenso entre los dos principales partidos es que la colonia est¨¢ en condiciones de renegociar su relaci¨®n con el Reino Unido una vez que ha demostrado que es capaz de generar sus propios recursos gracias al puerto, el turismo y al centro financiero -para¨ªso fiscal- en que se ha convertido el Pe?¨®n.Los comerciantes de la calle mayor de Gibraltar, eje vital de esta ciudad de 30.000 habitantes, no se quejan demasiado de c¨®mo marchan los negocios, pese a que la libra est¨¢ m¨¢s alta que nunca para los turistas espa?oles, lo que reduce el privilegio de ser una zona libre de impuestos. Muchos de ellos dan por segura la victoria de Caruana frente a Bossano, a quien consideran una figura del pasado que trae recuerdos de conflictos, no s¨®lo con Espa?a. La imagen, ya desaparecida, de las lanchas planeadoras que acarreaban alijos de tabaco a las costas espa?olas y empuj¨® a una generaci¨®n de j¨®venes a las puertas de la delincuencia perjudica la imagen del veterano dirigente laborista.
Bossano, que en caso de perder por amplio margen las pr¨®ximas elecciones dir¨¢ adi¨®s a su carrera pol¨ªtica, ha presentado un programa de reparto econ¨®mico que en palabras del conservador Caruana es irreal, insostenible e irresponsable. Pero el veterano pol¨ªtico gibraltare?o aseguraba el martes por la noche, en un mitin celebrado en el patio de una colonia de casas de obreros, con la ayuda de dos altavoces e iluminado por los faros de una furgoneta, que en sus 28 a?os como pol¨ªtico siempre ha sido capaz de cumplir sus promesas. Y lo dec¨ªa en un castellano de acento andaluz. Uno de sus ayudantes explicaba que hablaba en castellano "para las personas mayores".
El lenguaje de Bossano, llano y directo, con estilo de sindicalista antiguo, contrasta con el de Caruana, abogado, antiguo fiscal, que recibe a la prensa en su amplio despacho de ministro principal, situado frente a la oficina del gobernador brit¨¢nico, una figura discreta en el Gibraltar de hoy pero que tiene en su mano las riendas de la colonia. Caruana explica que el tema de Espa?a ha desaparecido del debate electoral porque "conf¨ªa en que el Reino Unidos ser¨¢ fiel a sus compromisos y obligaciones de no hacer ning¨²n arreglo sobre la soberan¨ªa de Gibraltar en contra de la voluntad de pueblo gibraltare?o".
Caruana reitera que hay amplio consenso entre la poblaci¨®n de permanecer como ciudadanos brit¨¢nicos: "Somos brit¨¢nicos y queremos seguir si¨¦ndolo, lo que no significa que seamos antiespa?oles". Caruana y Bossano coinciden, si se les pregunta por el futuro de la colonia, en la necesidad de negociar con Londres, nunca con Madrid, un acuerdo jur¨ªdico - "la modernizaci¨®n" de la Constituci¨®n otorgada- para eliminar el car¨¢cter colonial del Pe?¨®n. Desde su punto de vista, modificada la Constituci¨®n y transformado el Pe?¨®n en dependencia de la Corona, desaparece el car¨¢cter de colonia. Y si no hay colonia, nada hay que descolonizar ni Espa?a tiene nada que reivindicar. Este proyecto choca, empero, con la oposici¨®n de Espa?a, que no aceptar¨ªa que el Reino Unido integrase, de una forma u otra, a la colonia en su territorio.
Los controles en la verja -por t¨¦rmino medio, una hora de cola para salir en coche del Pe?¨®n- siguen irritando a los gibraltare?os. Dominique Searle, director del principal peri¨®dico, Gibraltar Chronicle, considera contraproducente para los propios intereses de Espa?a este tipo de medidas de presi¨®n. Incluso el independiente Peter Cumming, considerado como el candidato "palomo" (proespa?ol) de la campa?a cree negativos los controles.
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