Baleares como EE UU JOAN MESQUIDA
Reacciones favorables y contrarias ha suscitado en Baleares la tesis del catedr¨¢tico de Historia Econ¨®mica de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona Jordi Maluquer sobre el car¨¢cter "ficticio" de los indicadores que ponen de manifiesto la riqueza que generan las islas.Es ¨¦sta una cuesti¨®n que, l¨®gicamente, centra la preocupaci¨®n del actual Gobierno balear, conformado por fuerzas progresistas y agrupado en torno a la necesidad de profundizar en la funci¨®n redistributiva de la Administraci¨®n p¨²blica para garantizar el bienestar no s¨®lo colectivo, sino tambi¨¦n de todos y cada uno de nuestros ciudadanos.
Nuestro objetivo es que este tema sea objeto de un an¨¢lisis profundo y responsable, que acabe determinando la correlaci¨®n real que existe entre la manifiesta opulencia que muestra la econom¨ªa balear y la calidad de vida de la que disfruta la poblaci¨®n del archipi¨¦lago.
Por ello, considero importante reflexionar sobre la intervenci¨®n de Maluquer en un encuentro sobre historia econ¨®mica regional celebrado recientemente en Mallorca, que fue precedida por la publicaci¨®n de un art¨ªculo en las p¨¢ginas de este mismo peri¨®dico, en el que el autor analizaba el sistema productivo balear y calificaba de "t¨®pico de dudosa naturaleza" la riqueza que algunas cifras arrojan sobre la evoluci¨®n de las islas.
En su opini¨®n, la validez de indicadores como el PIB por habitante calculado por el INE o el PIB regional en paridad de poder de compra del Eurostat quedar¨ªa cuestionada, en el caso de Baleares, por la existencia de datos como el salario medio anual, que sit¨²a a nuestra comunidad por debajo del promedio espa?ol y por detr¨¢s de otras nueve autonom¨ªas. A partir de ello, Maluquer concluye que ese bajo nivel de las rentas del trabajo deber¨ªa aparecer compensado con un "estratosf¨¦rico" nivel de las rentas de capital para sumar el volumen que se le supone a nuestra renta agregada, haciendo un razonamiento en el que el catedr¨¢tico no menciona las rentas mixtas (las de los empresarios individuales y de las sociedades sin personalidad jur¨ªdica, o sea, las de los aut¨®nomos), que sobre la renta regional neta de las islas suponen un 33,5%.
Al margen de esta cuesti¨®n, Maluquer atribuye la disparidad de baremos a la percepci¨®n de renta balear por parte de no residentes, que el profesor de la UAB identifica como los trabajadores estacionales de otras regiones de Espa?a y los colectivos de extranjeros, especialmente alemanes. A su juicio, la imposibilidad de computar esa poblaci¨®n flotante es la responsable de que las rentas de las familias residentes est¨¦n "fuertemente sobreestimadas".
Al respecto, cabe se?alar que la desviaci¨®n de renta propiciada por los inmigrantes temporales de la Pen¨ªnsula es un fen¨®meno que se ha reducido mucho en comparaci¨®n con la d¨¦cada de los sesenta y setenta, ya que m¨¢s recientemente esos trabajadores estacionales del sector tur¨ªstico se han ido asentando en Baleares, como muestra el importante crecimiento de nuestra poblaci¨®n en relaci¨®n con una m¨¢s reducida tasa de natalidad.
En cuanto a las rentas del capital generadas en las islas y desviadas hacia el exterior, hay que considerar que el efecto se produce en nuestro archipi¨¦lago en menor medida que, por ejemplo, en Canarias, donde hay m¨¢s propiedad extranjera o no residente de los medios de producci¨®n que propicia la salida de dividendos de sociedades. Adem¨¢s, en nuestro caso, existe una compensaci¨®n por parte de las rentas obtenidas por la inversi¨®n balear en el exterior, particularmente del sector hotelero y de las actividades auxiliares.
As¨ª, cuantitativamente, el fen¨®meno es, seg¨²n los ¨²ltimos estudios del BBV, del 9,7% del PIB, de manera que las rentas del trabajo, rentas mixtas y rentas del capital que se desv¨ªan hacia el exterior estar¨ªan cifradas en torno a un porcentaje, aunque considerable, insuficiente para desvirtuar totalmente la significaci¨®n de la renta familiar disponible que se calcula para nuestro archipi¨¦lago.
Con todo, el impacto econ¨®mico de las actividades que desde hace no muchos a?os desarrollan en las islas los no residentes, en su mayor¨ªa alemanes, y el actual nivel de las rentas del trabajo registrado en Baleares son temas que estamos analizando cuidadosamente, al igual que las causas de las desigualdades en la distribuci¨®n de la riqueza en confluencia con los salarios y el gran n¨²mero de aut¨®nomos existente en el archipi¨¦lago.
Lamentablemente, hoy por hoy, ni la estad¨ªstica nacional ni la auton¨®mica son del todo concluyentes. Por este motivo, existen muchas dificultades para explicar la relaci¨®n entre nuestro nivel de generaci¨®n de riqueza (el PIB balear creci¨® durante el pasado a?o un apabullante 6,3%) y las disfunciones registradas por la econom¨ªa de las islas.
Pero, sin duda, en todas estas consideraciones t¨¦cnicas subyace la preocupaci¨®n del Gobierno de las islas por conocer el alcance real de la desigualdad en Baleares, precisamente en un momento de excepcional bonanza econ¨®mica, como la que vive tambi¨¦n Estados Unidos, un pa¨ªs tremendamente desarrollado que ve crecer d¨ªa a d¨ªa la brecha entre las familias con m¨¢s poder adquisitivo y las familias con menor capacidad de compra. Efectivamente, frente a la excepcional prosperidad econ¨®mica que experimenta actualmente Norteam¨¦rica, el Economic Policy Institute y el Center on Budget and Policy Priorities, ambos de Washington, se han visto en la necesidad de elaborar un estudio sobre estas crecientes disparidades, concluyendo que se han acentuado en gran medida durante la d¨¦cada de los noventa.
Ejemplos como ¨¦ste, el del pa¨ªs con la econom¨ªa m¨¢s poderosa del mundo, nos llevan, como responsables del Gobierno balear, a permanecer vigilantes ante la evoluci¨®n de nuestros ¨ªndices de crecimiento y, sobre todo, a reflexionar sobre la necesidad de no morir de ¨¦xito ante la opulencia que muestra la expansi¨®n del PIB regional.
As¨ª, nuestra propuesta pasa por analizar este dato considerando otros factores que tambi¨¦n miden el bienestar econ¨®mico de nuestros habitantes, al modo del ¨ªndice de desarrollo humano (IDH) de la ONU, que calcula la calidad de vida de cada pa¨ªs ponderando par¨¢metros como el PIB per c¨¢pita con otros datos relacionados con el nivel educativo, el poder adquisitivo, la esperanza de vida, las causas de la mortalidad, las tasas de empleo, el grado de acceso de la poblaci¨®n a los beneficios del desarrollo tecnol¨®gico, las prestaciones sanitarias, etc¨¦tera.
Es precisamente este ¨ªndice el que demuestra que no siempre existe una coincidencia entre prosperidad econ¨®mica y desarrollo humano, ya que hay estados, como Sri Lanka y Costa de Marfil, con similares ingresos y muy diferentes niveles de calidad de vida. Adem¨¢s, la ONU tambi¨¦n ha constatado que la correlaci¨®n tampoco funciona en todos los casos con el reparto de la riqueza, que es mucho m¨¢s equitativo en Espa?a, por ejemplo, que en Estados Unidos, pa¨ªs con un desarrollo econ¨®mico superior.
Ante esta tendencia, es l¨®gico que incluso los gobiernos de las regiones del mundo m¨¢s pr¨®speras se planteen, como se plantean actualmente no s¨®lo las administraciones p¨²blicas de Baleares sino tambi¨¦n los colectivos civiles de las islas, la conveniencia de introducir en los tradicionales an¨¢lisis econ¨®micos nuevos factores, como son la cohesi¨®n social, la preservaci¨®n del medio ambiente, y el nuevo valor del ocio y el tiempo, entre otros.
Joan Mesquida es consejero de Hacienda y Presupuestos del Gobierno de las Islas Baleares.
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