Urdangar¨ªn remata una bella final El Barcelona resiste el ¨ªmpetu del Portland y logra su 56? t¨ªtulo con Valero Rivera
Los ilustres veteranos del Portland San Antonio hicieron un esfuerzo ¨ªmprobo, pero insuficiente para quebrar la m¨¢quina del Barcelona, vencedor de la Copa Asobal por primera vez en cuatro a?os. En un choque de calidad que los azulgrana supieron controlar, las magn¨ªficas paradas de Barrufet y la precisi¨®n de Urdangar¨ªn en los ¨²ltimos minutos marcaron la diferencia.El entrenador del Bar?a, Valero Rivera, dijo la semana pasada -y repiti¨® ayer- que su prioridad es el partido de cuartos de final de la Copa de Europa del pr¨®ximo s¨¢bado en Ucrania. Si eso es cierto, negro panorama tienen los inexpertos fen¨®menos en ciernes del Zaporozhye para frenar al mejor equipo del mundo. A¨²n sin los lesionados Ortega y Cavar, Rivera ha creado tanta riqueza de sistemas t¨¢cticos que podr¨ªa publicar un cat¨¢logo. Uno de los m¨¢s recientes es colocar al pivote gigante Schwarzer como lateral derecho o central para pasar despu¨¦s a una formaci¨®n con dos pivotes, junto a Xepkin. Y cuando el rival cala el truco, tras sufrir un serio da?o, Rivera mueve el banquillo y saca a Urdangar¨ªn o a O'Callaghan, que requieren una defensa muy distinta.
BARCELONA 24-P
SAN ANTONIO 21Barcelona: Barrufet (portero), Guijosa (5, uno de penalti), Masip (5), Schwarzer (2), Paredes (2), Xepkin (3), Lozano (4); O'Callaghan, Espar, Urdangar¨ªn (3), Campos y Svensson (p. s.). Excluidos: Xepkin, Masip, Urdangar¨ªn y Lozano. Portland San Antonio: Bulligan (p.), Barbeito (8, todos de penalti), Villaldea (3), Kisselev, Mart¨ªn, Mainer (1), Errekondo (2); Jak¨ªmovich (3), Bartolom¨¦, Garralda (3), Ambros (1) y Norklit (p.s.). Excluidos: Errekondo (2). ?rbitros: Gallego y Lamas. Marcador cada cinco minutos: 0-0, 3-1, 6-1, 8-4, 9-7, 11-8 (descanso), 13-12, 16-12, 18-15, 19-17, 22-20 y 24-21. Pabell¨®n Universitario de Pamplona. Unos 3.500 espectadores (lleno).
De ello se deduce que para derrotar a ese equipazo cuando est¨¢ en forma hay que bordear la perfecci¨®n. Parec¨ªa que el Portland hab¨ªa frenado la habitual salida en tromba de los azulgrana -no hubo goles hasta el minuto 7- cuando la m¨¢quina empez¨® a trabajar a tope para lograr un 7-2 en un periquete. Frente al Barcelona, eso le puede pasar a cualquier equipo: sea por Barrufet o Svensson -que estuvo inmenso el s¨¢bado en la semifinal frente al Cantabria- y los inmediatos contraataques rematados por Guijosa y Paredes, o las diabluras de Masip o los zambombazos de Lozano, todo fallo en ataque o defensa implica gran peligro de recibir un gol.
Y en eso (m.18), salt¨® a la pista el pol¨¦mico Garralda, bastante recuperado de su lesi¨®n en la espalda, deseoso de recuperar su papel de estrella y a¨²n escocido porque Rivera le oblig¨® el pasado verano a buscarse equipo. Su br¨ªo y potencia como lateral zurdo cambiaron sustancialmente el partido: del 8-3 en contra, el Portland se acerc¨® a un esperanzador 8-5; adem¨¢s, el temible ca?onero Jak¨ªmovich empez¨® a dar en la diana, y Villaldea demostraba m¨¢s frescura que Kisselev en la direcci¨®n. El juego de los anfitriones era claramente mejor que la v¨ªspera: el bal¨®n llegaba con cierta frecuencia a los extremos y al pivote, algo que no suele verse en un conjunto que apuesta casi todo por la primera l¨ªnea.
Otro factor importante fue el duelo psicol¨®gico del ex azulgrana Barbeito contra sus amigos Barrufet y Svensson. Meti¨® ocho penaltis de diez lanzados, una eficacia muy meritoria ante dos porteros de ese calibre. Pero he aqu¨ª un ejemplo de hasta qu¨¦ punto hay que bordear la perfecci¨®n frente al Bar?a: esos dos fallos y otros dos desde la l¨ªnea de seis metros fueron una de las claves del resultado.
Enardecido por un p¨²blico entregado, el Portland se puso a un gol (21-20 y 22-21) en los minutos 26 y 28 de la segunda parte. La m¨¢quina pod¨ªa quebrarse, pero entonces sali¨® a relucir otro recurso del amplio cat¨¢logo del Bar?a: Urdangar¨ªn, cuya presencia en la final estuvo en el aire por un golpe en un gemelo, y poco brillante en el resto del partido, meti¨® dos goles de los suyos, de fuerza y precisi¨®n. Y Valero Rivera gan¨® su 56? t¨ªtulo al frente de un equipo de ensue?o que, seg¨²n ¨¦l, todav¨ªa puede jugar mejor.
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