"Por primera vez en 40 a?os tenemos una oportunidad de paz"
El Gobierno colombiano est¨¢ convencido de estar protagonizando un momento ¨²nico en la historia del pa¨ªs y as¨ª lo repiti¨® ayer hasta la saciedad su ministro de Asuntos Exteriores, Guillermo Fern¨¢ndez de Soto. Fern¨¢ndez, de 45 a?os, est¨¢ en Madrid para "construir elementos de confianza" en la comunidad internacional, que tendr¨¢ que ayudar a financiar los cambios econ¨®micos y sociales que, como coinciden Gobierno y guerrilla, deben llegar antes de la paz.Antes de convencer a terceros, Fern¨¢ndez dice que el Gobierno de Pastrana ha ganado para la paz a los colombianos: "En el ¨²ltimo a?o las cosas han cambiado mucho. Los colombianos han expresado en la calle, siguiendo el modelo espa?ol y como nunca en las ¨²ltimas d¨¦cadas, su deseo de paz, y, como ha dicho el propio Ra¨²l Reyes, portavoz de las FARC [Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia], hoy tenemos, por primera vez en 40 a?os, una oportunidad de paz".
Reyes hizo esas declaraciones desde el Vaticano, donde fue recibido junto a otros cinco comandantes guerrilleros, representantes del Gobierno, del Parlamento y de la empresa privada colombiana. El portavoz de las FARC, como los otros miembros de la delegaci¨®n, est¨¢n "haciendo una gira de estudio" por Europa, como la define el canciller, fruto, seg¨²n dijo ayer, "de la obsesi¨®n de Pastrana de recoger experiencias". A la pregunta de si el objeto real del ya denominado eurotour es buscar mediadores en las negociaciones de paz que mantienen el Gobierno y las FARC, Fern¨¢ndez responde: "En ning¨²n caso se est¨¢n buscando nuevas formas de negociaci¨®n".
Con la esperanza como bandera -"la esperanza nos ha permitido seguir viviendo en Colombia"-, el ministro dice que ya no se habla con las FARC, sino que se negocia, y que ese paso hay que darlo ahora con la segunda guerrilla del pa¨ªs, el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN). ?Y los paramilitares? "Las autodefensas, o como usted las denomina, son fruto de la degeneraci¨®n del conflicto colombiano. Son actores del conflicto, pero cada d¨ªa tiene su af¨¢n. De momento tenemos que convencerlos [a los paramilitares] de que le den una oportunidad al proceso abierto con la guerrilla", responde el canciller colombiano, que, aunque reconoce el car¨¢cter de los grupos paramilitares como actores armados, no despeja la inc¨®gnita de si Andr¨¦s Pastrana estar¨ªa dispuesto a reconocer el car¨¢cter pol¨ªtico de los paramilitares y, por lo tanto, sentarlos en una mesa de negociaci¨®n. Algo que la guerrilla ya ha anunciado que no entra en su cat¨¢logo de escenarios posibles.
Se negocie con quien se negocie, tendr¨¢ que ser durante mucho tiempo, porque "a la paz no se le pueden poner plazos". Y en ese camino largo y "tremendamente complejo" Colombia necesita de ayuda.
Ser¨¢ en Madrid, a finales de junio, donde se celebrar¨¢ la reuni¨®n de donantes -Estados, organismos financieros multilaterales y agencias de Naciones Unidas- dispuesto a financiar lo que Pastrana ha llamado el Plan Colombia: un paquete de medidas econ¨®micas, militares, y de cambios fundamentales en la estructura del Estado colombiano cuyo epicentro ser¨¢ la lucha contra el narcotr¨¢fico.
"Fue el narcotr¨¢fico el que cambi¨® la naturaleza del conflicto armado en Colombia", explica Guillermo Fern¨¢ndez, quien no duda en distribuir culpas para aligerar la responsabilidad que "no es exclusiva de Colombia". Y explica torciendo el gesto: "De Europa llegan los componentes qu¨ªmicos necesarios para procesar la coca; es en terceros pa¨ªses donde se blanquean ingentes cantidades de dinero, y esos beneficios no son para mi patria; y es en Europa, especialmente en los pa¨ªses del Este, donde se crean nuevos mercados de consumidores. Si nosotros erradicamos los cultivos de coca, pero no se avanza en estos otros asuntos, no se ganar¨¢ nada".
As¨ª que en el Plan Colombia se se?ala la corresponsabilidad a la hora de resolver el problema. Tambi¨¦n se cifra. El Gobierno colombiano prev¨¦ que el costo de este macroproyecto ser¨¢ de 8.000 millones de d¨®lares (1,36 billones de pesetas). Unos 4.000 millones proceder¨¢n de las arcas nacionales -"y de algunas aportaciones privadas"-; otros 1.600 millones ya est¨¢n comprometidos con el Gobierno de Bill Clinton -que ya ha pedido la aprobaci¨®n del Congreso estadounidense-, y el resto deber¨¢ ser aportado por la Uni¨®n Europea, pa¨ªses como Espa?a, Canad¨¢ o Jap¨®n y organismos multilaterales -como Naciones Unidas o el Banco Interamericano de Desarrollo-.
El proyecto, en todo caso, ha recibido muchas cr¨ªticas dentro y fuera de Colombia por el componente militar que comporta y que supondr¨¢ la formaci¨®n de batallones antinarc¨®ticos formados y dotados de material por Estados Unidos. "Ser¨¢ una ayuda m¨¢s para el Ej¨¦rcito y la polic¨ªa, que est¨¢n decididamente implicados en el proceso de paz", argumenta Guillermo Fern¨¢ndez. Y Matiza: "El Plan deja claro que la asistencia militar se dedicar¨¢ exclusivamente para la lucha contra el narcotr¨¢fico, y contra ninguna otra actividad". Una forma de descartar oficialmente que esa ayuda b¨¦lica se destine, en realidad, a la lucha contra las guerrillas.
El ministro de Exteriores aprovech¨® la estancia en Madrid, donde hoy se re¨²ne con su hom¨®logo espa?ol, para garantizar el empe?o de su Gobierno en resolver el secuestro del gallego Enrique L¨®pez Franjo, que permanece en manos de las FARC desde hace un a?o, y la muerte de I?igo Egiluz, el cooperante espa?ol asesinado en Colombia por un grupo paramilitar el pasado mes de noviembre.
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