Segundos
Se perpetra una confusa pol¨ªtica de mandaderos, por impericia, collonada o conveniencia de los cabecillas. Aqu¨ª, adem¨¢s, se derrocha cinismo, con la mayor frescura. La actualidad nos ofrece todo un muestrario de argucias y enredos. Solo as¨ª se entiende la cacicada del alcalde de El Ejido y su hostilidad hacia el moro, mientras Amalia G¨®mez, secretaria general de Asuntos Sociales, pide disculpas a Marruecos por los "sucesos xen¨®fobos", protagonizados por "personas que act¨²an de una manera que averg¨¹enza al pueblo espa?ol". O que mientras Rodrigo Rato ampara y justifica comportamientos cerriles, Manuel Pimentel, denuncia la irresponsabilidad de quienes se oponen al alojamiento de los inmigrantes magreb¨ªes. Precisamente fue Pimentel, ministro del PP, quien se refiri¨® a la lucha de clases -por fin alguien habla sin eufemismos-, tras conocer la violencia racista de ciertos grupos del municipio almeriense; violencia inadmisible y condenada con rigor, desde todas las instituciones patrias e internacionales.Y si no lo de Pinochet, que ha desenmascarado a un Gobierno sin escr¨²pulos: siempre trat¨® de evitar el juicio del sangriento dictador, -?por afinidades electivas?- y se encandil¨® con la decisi¨®n de Straw, que fue pulverizada de inmediato por la Corte de Londres. Abel Matutes se columpi¨® de nuevo, para rematar la faena con la pirueta de la filtraci¨®n del informe m¨¦dico confidencial, que remiti¨® a Exteriores la justicia brit¨¢nica. Cu¨¢nto desprop¨®sito, qu¨¦ farsa y qu¨¦ frivolidad tan descarada como pat¨¦tica la del converso Piqu¨¦.
As¨ª van las cosas. Aznar manda a su segundos, para guardarse de un descr¨¦dito imparable. Pero ni la doble moral, ni el doble lenguaje, ni la bella y la bestia, ni el doctor Jekyll y mister Hyde, pueden ocultar la fragilidad de un presidente sumiso, que musita una plegaria: H¨¢gase tu voluntad, mercado todopoderoso. Y puede que gane las elecciones, pero ya no tiene remedio: est¨¢ sentado a la diestra de Villalonga, como de colegial en aquel colegio. Qu¨¦ gloria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- El Ejido
- Juan Villalonga
- Pol¨ªtica nacional
- Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar
- Ayuntamientos
- Inmigrantes
- Pol¨ªtica exterior
- Incidentes
- PP
- Administraci¨®n local
- Provincia Almer¨ªa
- Inmigraci¨®n
- Elecciones
- Andaluc¨ªa
- Espa?a
- Relaciones exteriores
- Migraci¨®n
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n p¨²blica
- Sucesos
- Pol¨ªtica
- Demograf¨ªa
- Sociedad