"Este nuevo capitalismo perjudica especialmente a la gente de en medio"
La rutina, ?es fuente de estabilidad o de tedio? Esta es una de las preguntas claves que plantea el soci¨®logo norteamericano Richard Sennett, profesor de la London School of Economics, en su ¨²ltimo ensayo, La corrosi¨®n del car¨¢cter, subtitulado Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo, que acaba de publicar la editorial Anagrama. Para ilustrarnos, Sennett recurre al enciclopedista Diderot y a uno de los primeros ap¨®stoles del capitalismo, Adam Smith. El primero considera positiva la rutina en el trabajo, mientras que el segundo, en La riqueza de las Naciones, ya advierte de que embota la mente. Sennett ha hurgado en el modelo laboral flexible del nuevo capitalismo, el que superar¨ªa la temida rutina de la cadena de montaje y el horario r¨ªgido, para descubrir que tal vez Diderot ten¨ªa raz¨®n. Con la rutina ha desaparecido la estabilidad en el trabajo, la lealtad al proyecto com¨²n y el orden laboral que Max Weber llam¨® la "jaula de hierro", que permit¨ªa al trabajador planificar su existencia y le aseguraba la satisfacci¨®n de sus metas.
Entrevistando a ingenieros de IBM despedidos para ser sustituidos por t¨¦cnicos inform¨¢ticos de la India, a panaderos griegos con sentido de clase cuyos negocios han sido ocupados por empleados carentes de cualquier sentido del oficio -pero que hacen mejor pan- o escuchando los lamentos de un joven triunfador, hijo del portero de un garaje, que se averg¨¹enza de los valores que quiere transmitir a sus hijos, porque ¨¦l no los practica, Sennett llega a la conclusi¨®n de que la inestabilidad, que se ha convertido en algo "normal", afecta a nuestro car¨¢cter y a nuestra concepci¨®n del mundo.
Pregunta. ?Ese malestar que usted detecta pudiera estar en el origen del movimiento contra la globalizaci¨®n o de fen¨®menos antisistema como los ocurridos en Seattle y Davos recientemente?
Respuesta. Cuando realic¨¦ las entrevistas para mi libro, el descontento que detect¨¦ no estaba vestido con ning¨²n lenguaje pol¨ªtico. Los j¨®venes que se manifestaron en Seattle o contra el FMI (Fondo Monetario Internacional), podr¨ªan tal vez protagonizar una resurrecci¨®n de los valores de los a?os sesenta, pero no son la gente a la que yo me refiero, que no est¨¢ en la izquierda, sino que escora hacia la derecha. Son gente antisistema, cierto, pero son los que votan a McCain en las primarias norteamericanas y no a Al Gore. McCain est¨¢ contra el sistema pero desde un punto de vista reaccionario. Otra de las caracter¨ªsticas de la gente que describo en mi libro es que interiorizan su fracaso, asumen su responsabilidad por haber sido despedidos por el sistema. Los ingenieros de IBM reconoc¨ªan lo buenos que eran los inform¨¢ticos indios que les hab¨ªan quitado el trabajo.
P. ?No tendr¨¢ algo que ver con la culpa freudiana?
R. No, no es una cuesti¨®n de deseo de ser castigado, se trata de asumir la responsabilidad por su propio fracaso, de reconocer que, en este sistema, no hay nadie que te ayude, que en el actual sistema laboral las relaciones entre los trabajadores son muy superficiales.
P. Su an¨¢lisis parece v¨¢lido para la sociedad norteamericana, pero ?cree que es igualmente aplicable a Europa?
R. He escrito este libro como un aviso para los europeos. Este modelo angloamericano ha existido siempre y con mayor intensidad desde la llegada de Thatcher y Reagan al poder. Pero, es cierto, lo m¨¢s probable es que en la Europa continental no se den los mismos excesos que se han dado en EE UU y el Reino Unido. Este tipo de capitalismo tiene una l¨®gica muy diferente. Las empresas est¨¢n regidas tan s¨®lo en funci¨®n de los beneficios de los inversores, lo que las convierte en negocios a muy corto plazo. Este es precisamente uno de los grandes impulsos del proceso de globalizaci¨®n. Bien es cierto que los sistemas sociales de cada pa¨ªs son diferentes y no tienden a replicarse, pero esto no implica que todos no est¨¦n sometidos a este mismo proceso de cambio en el sistema organizativo que trae consigo la globalizaci¨®n.
P. ?Podemos llamarle neoliberalismo?
R. No estamos hablando de neoliberalismo. Este es un t¨¦rmino que se emplea equivocadamente. Es una palabra enga?osa porque se refiere al resurgir de la econom¨ªa de mercado, a la competencia como motor del desarrollo, y lo que est¨¢ ocurriendo es todo lo contrario. Por ejemplo, Microsoft es un monopolio, pero es una organizaci¨®n flexible. Lo que se est¨¢n creando son nuevas formas de monopolio. No hay competencia, pero la organizaci¨®n es muy flexible. Estos monopolios, por ejemplo, son muy efectivos en t¨¦rminos de valores en bolsa, pero no en t¨¦rminos de beneficios. No tienen ganancias, s¨®lo aumentan su valor en bolsa. Se acab¨® eso de cortar el cup¨®n. En 1965 el tiempo que una acci¨®n permanec¨ªa en las mismas manos era de tres a?os y medio, en la actualidad no llega a los cuatro meses.
P. ?Qu¨¦ pasa con el concepto de capitalismo popular, acu?ado por el thatcherismo?
R. La iron¨ªa es que la gente invierte en un sistema que cada vez es menos estable. ?C¨®mo se pueden esperar resultados a largo plazo de instituciones que s¨®lo buscan el beneficio a corto plazo? En realidad el dinero donde est¨¢ es en los fondos de pensiones que tienen la orden de multiplicarse, lo que tambi¨¦n favorece el corto plazo.
P. ?Para cu¨¢ndo la revoluci¨®n?
R. Esta forma de malestar no va a crear una reacci¨®n social como las que hemos visto en el pasado. Un aspecto muy definitorio de este nuevo capitalismo es que no crea relaciones entre los trabajadores, sino lazos muy superficiales que hacen casi imposible una reacci¨®n organizada o un movimiento pol¨ªtico coherente. Si sucede algo, si se produce alguna reacci¨®n contra el sistema, ser¨¢ de tipo ca¨®tico. El problema yo lo veo en la otra direcci¨®n. Mucha de la gente a la que entrevist¨¦ podr¨ªa haber votado a Georg Haider, porque se trata de una especie de nostalgia del pasado, idealizan la estabilidad, porque este nuevo capitalismo perjudica especialmente a la gente de en medio. Es beneficioso para los m¨¢s ricos y tambi¨¦n para los inmigrantes, que tienen trabajo disponible para iniciar el ascenso social, porque las nuevas empresas no est¨¢n sindicalizadas, y sus trabajadores no tienen defensa.
P. ?Cual ser¨ªa el papel de la izquierda?
R. Soy un hombre de izquierdas, pero la izquierda tiene que reinventarse, debe poner el ¨¦nfasis en las cuestiones de la calidad de vida, debe encontrar una pol¨ªtica enfocada hacia la calidad de la existencia. Hay que acabar con el marxismo te¨®rico. Hay que empezar a hablar de la experiencia de la clase media en este sistema. La izquierda debe ligarse a los problemas actuales. Y esto no es lo que sucede, por ejemplo, en el caso del Reino Unido, que podr¨ªa acabar siendo el modelo. Blair est¨¢ de acuerdo en adoptar un sistema de trabajo flexible, el modelo de este nuevo capitalismo, y s¨®lo contempla el sistema social si hay perjudicados, si hay da?os colaterales. El viejo Estado del bienestar, el modelo socialdem¨®crata, ya no se tiene en cuenta. El sistema de protecci¨®n social del Estado es s¨®lo una cataplasma para los perjudicados.
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