La moda se rinde ante la publicidad y el espect¨¢culo en la pasarela de Mil¨¢n La capital lombarda vuelve a la quintaesencia femenina con el regreso triunfal de la falda
No hay sitio en los hoteles ni se encuentran taxis libres en las calles de Mil¨¢n, meca de la moda femenina desde el pasado fin de semana. Centenares de modelos, maquilladores, peluqueros, guardaespaldas, periodistas, compradores y curiosos giran en torno a un circo colorista que mueve miles de millones de d¨®lares y que se ha convertido en pieza esencial para la balanza de pagos italiana. "La moda es para nosotros lo que el petr¨®leo para los pa¨ªses de la OPEP", declaraba recientemente el ministro italiano de Comercio Exterior, Piero Fassino.
Entre el 18 y el 26 de febrero se celebrar¨¢n casi un centenar de desfiles de moda en Mil¨¢n, con todas las propuestas de ropa femenina para el pr¨®ximo oto?o-invierno. El inmenso muestrario presenta un ¨²nico com¨²n denominador: el regreso triunfal de la falda.Mil¨¢n y Par¨ªs han ganado al final la partida a Nueva York, que el a?o pasado rompi¨® el escrupuloso calendario de desfiles adelant¨¢ndose a las dos grandes capitales europeas. Las aguas han vuelto a su cauce y ser¨¢ nuevamente Mil¨¢n la encargada de lanzar las tendencias, seguida por Par¨ªs, con los desfiles de alta costura previstos a partir del 27 de febrero. Mil¨¢n hierve estos d¨ªas no s¨®lo de desfiles sino de los mil y un festejos organizados paralelamente a la presentaci¨®n de las colecciones. Los modistas invierten r¨ªos de dinero en promoci¨®n por m¨¢s que al antiguo rey del made in Italy, Giorgio Armani, la cosa le irrite. "La moda ha cambiado mucho, antes bastaba el talento para abrirse camino", ha declarado con amargura.
Quiz¨¢s ahora cuente m¨¢s la publicidad, el esc¨¢ndalo, la exageraci¨®n en las pasarelas para hacerse un nombre en tiempo r¨¦cord. Sin embargo, es un hecho que las principales firmas de moda que desfilan a partir de hoy en Mil¨¢n (los primeros d¨ªas son para los nombres menos conocidos) han vendido ya el grueso de la colecci¨®n a los grandes almacenes y las tiendas de moda de categor¨ªa esparcidas por el mundo. El desfile representa ¨²nicamente eso: publicidad, espect¨¢culo.
Un espect¨¢culo considerablemente caro que dura apenas unos minutos y puede costar entre 18 y 85 millones de pesetas, dependiendo del cach¨¦ de las modelos, de los maquilladores y peluqueros que se elijan y, por supuesto, del director de escena. A la vista de las ingentes colas de curiosos a la busca y captura de una invitaci¨®n a cualquier precio para presenciar los principales desfiles, se dir¨ªa que el ¨¦xito del espect¨¢culo est¨¢ asegurado.
Color caf¨¦ con leche
En t¨¦rminos estrictamente modisteriles, la colecci¨®n oto?o-invierno para 2000-01 representa un nuevo esfuerzo por desterrar el color negro del fondo de armario de las adictas a la moda. Las propuestas insisten en los tonos camel y caf¨¦ con leche, avivados por golpes de azul o lila. De todos los grandes de las pasarelas, s¨®lo Valentino Garavani y Tom Ford, el estilista de la firma Gucci, se declaraban a favor del negro.
El primero porque ha admitido la gama entera del arco iris en su ¨²ltima colecci¨®n, el segundo porque se declara un incondicional del color del luto. Los dem¨¢s se distancian sin miramientos. Para Armani, nada como los colores naturales estampados en su versi¨®n m¨¢s tenue sobre los tejidos lujosos. Gianfraco Ferr¨¦ se deshace en elogios del rojo y el blanco. Pero el intento de erradicar el negro est¨¢ probablemente condenado al fracaso porque la moda se ha convertido desde hace tiempo en un rompecabezas de estilos tan confuso que cada uno puede crear su propia combinaci¨®n.
Otra gran v¨ªctima de las nuevas tendencias que se presentan estos d¨ªas en Mil¨¢n es el pantal¨®n femenino. Tambi¨¦n ¨¦sta condenada al fracaso con toda probabilidad. Pero el hecho es que la falda regresa triunfalmente en mil y una versiones: plisada, estrecha, con abertura lateral, ligeramente fruncida - siempre hasta la rodilla-, aunque algunos de los m¨¢s atrevidos dise?adores italianos siguen proponiendo la micro-mini-falda, ideal para lucir las piernas.
Estilo a?os ochenta
Y algunos, como el modista Gattinoni, adorado por las ricas compradoras ¨¢rabes, proponen una falda anti-nazi que lleva una cruz gamada impresa con un rotundo 'No' encima. Detalles de correcci¨®n pol¨ªtica aparte, regresa, dicen, el estilo de los a?os ochenta, un t¨¦rmino socorrido porque a estas alturas es casi imposible de definir. En todo caso hay quien lo interpreta (como la dise?adora Anna Molinari) reinventando los modelos que luc¨ªa Grace Kelly en esos a?os.
Otro detalle importante es la recuperaci¨®n del cintur¨®n en la indumentaria femenina y la tendencia casi general a un lujo barroco en el vestir. Entendiendo el barroco no en sus connotaciones tormentosas sino en la estrictamente abigarrada. Ejemplo de este abigarramiento son las medias decoradas con toda clase de motivos, que se vuelven a ver en los desfiles despu¨¦s de haber sido desterradas de los santuarios de la moda.
Las medias que proponen algunos de los dise?adores pueden convertirse en el centro de la indumentaria, no es casual que algunas cuesten por encima de las 50.000 pesetas. Otro importante cap¨ªtulo del pret-¨¤-porter que se presenta en Mil¨¢n lo constituyen los trajes de noche. Suntuosos y delicados pero no completamente inalcanzables, al menos no para las ricas admiradoras de Gattinoni.
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