Edad de oro
Con luz generaba luz. De tinieblas, claridad; se inicia, as¨ª, el acto creador: "H¨¢gase la luz. Y la luz existi¨®. Y, Dios separ¨® la luz de la oscuridad. Y, Dios guard¨® la luz" (Gen. 1,3-5). El obispo l¨®brego se apropi¨® de la acequia costeada por los vecinos, que los abastec¨ªa de divina agua; si no pagaban peaje, todos anatema; una inmensa bola de fuego descendi¨® del claro Montserrat, entr¨® por el roset¨®n y, en el templo, se parti¨® en tres, ?la Trinidad! -?y monse?or en el wc!-; las campanas al vuelo; el tarugo mitrado dio marcha atr¨¢s, en 1345, ante la Misteriosa Llum de Manresa. Tristana, en santa cena, moja con unci¨®n pan -y chupa- en un sensual huevo pasado por agua de don Lope -"amor sin sexo es un huevo sin sal"-; una comuni¨®n entre amantes, "amor total" que desborda diques. Con nombre de cabez¨®n cava semi san No?l Pinot, rector -?abstemio?- del botifler Anjou, sub¨ªa en 1794 las gradas de la guillotina, condenado por los de la fraternit¨¦, con un "Introibo ad altare Dei"; "Ad Deum qui laetificat juventutem meam", responder¨ªa el ciudadano verdugo, encapuchado ex ignaciano, brindando con seco martini dry, al abrir quimeras: el vermut, igual que un esp¨ªritu santo, pre?aba a la ginebra, una virgen, "como un rayo de sol atraviesa un cristal sin romperlo". Sue?os de muerte, fe y deseo caminan hacia la pantalla. Montan en El Ejido un gueto con tomate, m¨®dulos de siervos unidos a la tierra y hoy -la C¨¢tedra de oro, verdad y amor de san Pedro- hace 100 a?os vio la V¨ªa L¨¢ctea el maestro de rayos y olvidados Luis Bu?uel en la Calanda de tambores cuaresmales y carnales melocotones. Los jesuitas lo formaron para "agn¨®stico por la gracia de Dios" y, de mayor, apacent¨®, desde su silla de lona, obsesiones para fustigar vulgaridades p¨²blicas y ocultos farise¨ªsmos con met¨¢foras de sones y luces.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.