Qu¨¦ arte
Escuchaba el otro d¨ªa en la radio una tertulia (?en las radios hay tertulias?) sobre c¨®mo acercar el arte al inter¨¦s de la gente com¨²n. Ven¨ªa a cuento por la reciente feria de Arco. Una famosa galerista hablaba de la alegr¨ªa que sienten cuando entra gente en las galer¨ªas, de que la alegr¨ªa es mayor si se trata de visitantes profanos, lejanos a ese mundo. Expertos y contertulios compart¨ªan la idea de que hay que interesar al pueblo llano en las artes pl¨¢sticas, y como suele ocurrir, uno ten¨ªa la sensaci¨®n de que ninguno de ellos se sent¨ªa pueblo llano y de que todos se sent¨ªan expertos y amantes del arte (en general). Esto me hac¨ªa acordarme de algo que dec¨ªa Marcelo Mastroianni, que siempre estaba haciendo como que no sab¨ªa nada, y era una de las personas m¨¢s sensibles y m¨¢s conmovedoras que he podido escuchar. Dec¨ªa que si de algo le hab¨ªa servido su profesi¨®n era para viajar y conocer gente, para ir a restaurantes y disfrutar de comidas de otros lugares. Y terminaba diciendo: "Me hubiera gustado ir a los museos, pero tengo que decir que me aburren terriblemente, lo he intentado, entro, pero cuando llevo cinco minutos mirando cuadros me mareo y me tengo que ir. Claro que es un problema m¨ªo, no de los cuadros".Debo confesar que la impresi¨®n que he sentido a veces cuando he entrado en una galer¨ªa no ha sido la de un lugar donde estuvieran encantados de recibirte, m¨¢s bien he sentido un recibimiento g¨¦lido, y una mirada r¨¢pida destinada a hacerte un juicio sobre si eres o no eres de ese mundo tan elevado. No debo ser la ¨²nica que he apreciado esto porque conozco otros plebeyos que cuando entran en una galer¨ªa intentan los pobres parecer m¨¢s sensibles de lo que son y ver m¨¢s de lo que ven para que la se?orita galerista no les mire de arriba abajo, porque la se?orita galerista tiene un aire ciertamente sofisticado y da mucho miedo.
Cuando llega la feria de arte en las radios, en los peri¨®dicos, en la tele, todo el mundo se pregunta por qu¨¦ el arte no gusta m¨¢s. Se lo preguntan los locutores que, por la pasi¨®n que ponen, uno imagina saliendo de la radio y corriendo como locos hasta la galer¨ªa m¨¢s pr¨®xima; se lo preguntan los reporteros de la tele, los redactores. A todo el mundo parece entrarle una fiebre repentina por el arte. Otra galerista aparec¨ªa en el telediario animando a la gente con una sonrisa a que fueran a la feria pero antes de terminar cambiaba el rictus, se pon¨ªa seria, y hac¨ªa una advertencia: "?Cuidado!, que la gente no venga aqu¨ª pensando que un cuadro es decoraci¨®n, que hay mucha gente que ve un cuadro y ya est¨¢ pensando en la pared de su casa". Y no se?or. Seg¨²n la se?orita galerista, eso de pensar en un cuadro como algo decorativo es una memez, y una anacron¨ªa y una horterada.
Y uno va a la feria, pero va con cierto escr¨²pulo, claro, y ve a la tribu de galeristas, casi todos vestidos de negro, por lo del minimalismo y tal, y de lo que uno tiene miedo de verdad es de parecer un cateto, y si ves algo que te ara?a la vista pues te callas, vaya a ser que se trate de un artista reconocido, y si se trata de algo que a uno le parece una gilipollez, como el v¨ªdeo de unas se?oritas restreg¨¢ndose una contra otra, con un kitsch que est¨¢ superado en Chueca hace a?os, pues uno tambi¨¦n se calla, pones cara de inter¨¦s pero pasas de largo, hasta que de pronto aparecen cuadros de Antonio Saura, de Manolo Vald¨¦s o de Richard Estes que te saludan como amigos inesperados.
Me acuerdo de que un d¨ªa esa pintora delicada y extra?a que es Mar¨ªa Moreno nos dijo que hab¨ªa cuadros con los que se pod¨ªa convivir, pero que otros estaban mejor en los museos, donde se pudieran admirar pero no agredieran la vida ¨ªntima de la gente. De esa forma tan sencilla nos explic¨® que hay cuadros que sirven para la decoraci¨®n y otros que no. As¨ª lo explicaba una pintora, y uno cree, humildemente, que no deber¨ªan las galeristas despreciar que cuando uno vea un cuadro piense en las paredes de su casa. Gracias a eso han podido vivir much¨ªsimos artistas, incluso ellas. Qu¨¦ ser¨ªa del arte si s¨®lo se escribiera con may¨²sculas, si s¨®lo sirviera para las ferias, para las galer¨ªas y para las paredes poderosas de los bancos. Hay veces que son los expertos y no los artistas los que apartan a la gente (y yo soy gente) de eso que se llama el arte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
