Aullidos
Levantaron el vuelo, al instante, despavoridos. Tropezaban entre ellos. Se enredaban con las alas -hoy, san L¨¢zaro de los quemados, Angel Colom i Colom, (por tanto, sis ales), libre, se cortar¨¢ las alas, quedando con plumas y cacareando un "Ja suco aqu¨ª!"-. Se apelotonaban y se desmadejaban. Hu¨ªan en todas y en ninguna direcci¨®n. Desesperados, graznaban los funestos estorninos -ell vos ha tra?da/ amb sa vil llengua d'estornell-, de las amplias alamedas y grandes v¨ªas de la libertad. En negra nube abandonaban, sorprendidos, los descomunales ¨¢rboles, por dinosaurios de hierro pastoreados por fos diplodocus: Els milans: ales flaques e bec sa. Las panzas de 44.000 kilos de los M-47 her¨ªan el asfalto con sus met¨¢licas garras agudas.Los soldados cubr¨ªan sus caras con pasamonta?as, m¨¢s por verg¨¹enza que por fr¨ªo. No dorm¨ªa, lloraba, con 19 d¨ªas, de insegura inquietud, el robusto infante del futuro. Bramaron los tanques infernales; congelaron a los aterrorizados ciudadanos -hasta los elocuentes obispos, mudos, con el Papa, que hoy, d¨ªa del valiente Policarpo, 155, y Romana, amante del silencio de la caverna, viaja, sin gastos ni salir de palacio, espiritualmente, a Ur de Abraham; turismo virtual, como las comuniones m¨ªsticas, igual gozo que las otras, pero, sin calor¨ªas, no engordan- ante el gris milano carro?ero: Los pollets, quan veuen los milans, tantost fugen, profetiz¨® san Ferrer. El centuri¨®n -los vells s¨®n eixuts com estornells- compens¨® a su loba lactante con carros lo que su natura no alcanzaba. Estremecedores aullidos atravesaban heladas tinieblas nocturnas el 23-F de 1981; un collar de cadenas circunval¨®, asfixiante, la abierta Valencia: Desperta't, ¨¦s un nou dia,/ la llum/ del sol llevant, vell guia/ pels quiets camins de fum.
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