Esperando a Jatam¨ª
El atentado que ha costado la vida a Fernando Buesa no tiene nada de azaroso: no es "indiscriminado" en modo alguno ni se dirige sencillamente contra unas siglas pol¨ªticas como en otras ocasiones fue contra un uniforme. Igual que sucedi¨® en el caso de Gregorio Ord¨®?ez, los terroristas han asesinado a un oponente pol¨ªtico especialmente peligroso por su tir¨®n popular, la firmeza de sus ideas y su temible capacidad dial¨¦ctica. En todos los partidos hay figuras de primera magnitud y otras de vacilante relleno. En el PSE, Fernando Buesa representaba con br¨ªo el ala m¨¢s en¨¦rgicamente cr¨ªtica hacia el innoble pasteleo nacionalista, o sea, digamos que la facci¨®n menos proclive al txikiteo: era una persona bien informada y, sobre todo, con aut¨¦ntica capacidad parlamentaria, cosa alarmante para cuantos reclaman el di¨¢logo oculto y sin taqu¨ªgrafos, pero abominan en voz baja del ¨²nico foro p¨²blico aut¨¦nticamente representativo. Que no nos vengan ahora otra vez con la sinsorgada de que toda violencia es in¨²til, porque el crimen resulta una herramienta util¨ªsima para despejar el camino de rivales peligrosos, aterrorizar a quienes pudieran sentir la tentaci¨®n de imitarles y mantener sobre el tapete pol¨ªtico unas reivindicaciones alucinadas que en caso contrario despertar¨ªan tanto inter¨¦s general como los conciertos de txalaparta.El crimen llega cuatro d¨ªas despu¨¦s de la manifestaci¨®n convocada por la iniciativa ciudadana "?Basta ya!", que, para sorpresa de muchos, reuni¨® a miles de personas en San Sebasti¨¢n contra ETA y contra el hostigamiento de todo tipo que sufren los ciudadanos que no comparten el ideario abertzale y que tienen valor para decirlo. A diferencia de otras demostraciones semejantes efectuadas en la CAV, la manifestaci¨®n tuvo que ser protegida por un abundante despliegue de la ertzantza: en cambio, lo habitual es que la polic¨ªa auton¨®mica s¨®lo tenga que hacer acto de presencia en las manifestaciones para proteger autobuses, cajeros y otros bienes ciudadanos de actuaciones vand¨¢licas de los propios manifestantes. Desde su inicio, la manifestaci¨®n "?Basta ya!" fue hostilizada por grupos de contramanifestantes, lo que provoc¨® l¨®gicas reacciones de los provocados y numerosos incidentes. Se pon¨ªa as¨ª en evidencia cu¨¢nta raz¨®n ten¨ªan los participantes en sus quejas, que hab¨ªan sido ridiculizadas y rechazadas por todos los partidos nacionalistas sin excepci¨®n en una campa?a denigratoria abrumadora contra los convocantes. Al d¨ªa siguiente, Deia -hoja parroquial del PNV- titulaba su raqu¨ªtica informaci¨®n sobre el evento pol¨ªtico de la siguiente guisa: "Manifestantes del `?Basta ya!? persiguen y agreden a los contramanifestantes". Por su parte, Euskal Telebista, en el poco espacio que le qued¨® tras informar de la despedida a Seti¨¦n en la catedral del Buen Pastor, fingi¨® creer o intent¨® hacer creer que la movilizaci¨®n hab¨ªa sido preparada por medio de unos panfletos con la cara de Franco por un lado y la sugestiva leyenda "Muerte al vasco" por la otra. Olvid¨® mencionar, en cambio, que la graf¨ªa de tales hojas volantes era id¨¦ntica a la de unos pasquines con la foto de los miembros de "?Basta ya!" y acusaciones de asesinos y torturadores, colocados esa noche a lo largo del camino que hab¨ªa de seguir la marcha.
De modo que las v¨ªctimas de ETA y quienes se sienten maltratados por no simpatizar con el mito de la "construcci¨®n nacional" nacionalista son tachados de creadores de la crispaci¨®n, seg¨²n la misma l¨®gica que declara a Mayor Oreja entusiasta de los coches bomba cuando logra impedir la explosi¨®n de uno o denuncia como provocaci¨®n la detenci¨®n de etarras que se dispon¨ªan a hacer algo semejante a lo desgraciadamente ocurrido al teniente coronel Blanco, Fernando Buesa, su escolta y tantos otros. Arnaldo Otegi les llama orangistas (supongo que por aquello de que la Orangina siempre hizo competencia a Kas) y declara taxativo que los muertos los ponen ellos: se queda corto, desde luego, porque no s¨®lo ponen los muertos, sino que los fabrican al por mayor. Pero este bondadoso etarra en comisi¨®n de servicios quiere un nuevo "escenario" pol¨ªtico en el que acabe toda confrontaci¨®n y todo el mundo tenga cabida, con el ¨²nico requisito de que el drama a representar en tal escenario est¨¦ escrito por los probos guionistas del MLNV. Su lema es: "en cuanto nos den la raz¨®n, todos tan amigos". Le aconsejo que por si acaso espere sentado.
Mientras tanto, Arzalluz desaf¨ªa a los votantes del PP a ver si pueden acabar con ETA a golpe de tricornio, tarea que ni siquiera logr¨® llevar a cabo Franco con sus estados de excepci¨®n. Para el gran archimandrita, en el Pa¨ªs Vasco desde la dictadura para ac¨¢ s¨®lo ha habido trasiego de tricornios: el Estatuto, el Gobierno auton¨®mico, el Parlamento, las d¨¦cadas de hegemon¨ªa nacionalista siempre encabezada por ¨¦l mismo, los conciertos fiscales, nada, pura escoria. Aqu¨ª por lo visto s¨®lo se puede acabar con ETA preguntando cort¨¦smente a Arzalluz: "?Qu¨¦ m¨¢s quieren tomar los se?ores?". Mientras tanto, como seg¨²n Arzalluz en Euskadi lo que sobra es seguridad, las fuerzas del orden pueden llev¨¢rselas a El Ejido porque son un recuerdo de la era franquista. Es curiosa la recurrencia de Franco y la guerra civil en el discurso de Arzalluz. Se trata sin duda de un resabio de familia. Hemos aguantado durante cuarenta a?os dictatoriales a los conmilitones del padre de Arzalluz y ahora por lo visto vamos a tener que padecer otro tanto a cuenta de los secuaces del hijo. ?Cu¨¢ndo nos veremos libres de semejante ralea de carlistones?
El nacionalismo vasco, como la iglesia cat¨®lica a la que tanto quiere y tanto debe, s¨®lo se empieza a hacer tolerante cuando se debilita. El conciliador "esp¨ªritu del Arriaga" provino de la ruptura entre PNV y EA, que por un momento hizo conscientes a los nacionalistas de su verdadera posici¨®n en el pluralismo de la sociedad. No hay, por tanto, peor pol¨ªtica que intentar ganarse al nacionalismo a base de concesiones sin contrapartidas: son de aquellos a los que se les despierta el hambre comiendo y que cuanto m¨¢s comen m¨¢s cerca est¨¢n del canibalismo. S¨®lo la firmeza y la movilizaci¨®n c¨ªvica permanente de quienes no comparten su ideario puede llevar a recapacitar al PNV sobre la imposibilidad de nadar astutamente entre los que bailan el aurresku en honor de asesinos m¨²ltiples y los que padecen a tales homenajeados. Antes o despu¨¦s, le llegar¨¢ la hora de hacer su "perestroika", renovaci¨®n democratizadora y aperturista que ya parece al alcance incluso de los shi¨ªes iran¨ªes. Por el momento, sin embargo, s¨®lo cabe constatar que el lehendakari Ibarretxe, ese incre¨ªble hombre menguante de la pol¨ªtica vasca, a¨²n est¨¢ lejos de ser el Jatam¨ª que necesitamos...
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