El bosquimano saldr¨¢ de Banyoles como bien cultural y llegar¨¢ a ?frica como cad¨¢ver
El ¨²ltimo viaje del bosquimano disecado del Museo Darder podr¨ªa calificarse de esquizofr¨¦nico. Tomar¨¢ el camino de la repatriaci¨®n como una pieza de museo forzada a dejar el Darder de Banyoles por la puerta trasera, con nocturnidad y alevos¨ªa, pero en ?frica ser¨¢ recibido como un cad¨¢ver que merece el reposo eterno tras una ceremonia de desagravio que se presume multitudinaria. El alcalde de Banyoles, Pere Bosch, de ERC-CUP, reconoc¨ªa ayer que no existen precedentes sobre una repatriaci¨®n tan singular.
Lo que s¨ª parece decidido es que el guerrero saldr¨¢ del museo con total secretismo. "Se marchar¨¢ como vino, sin montar ning¨²n espect¨¢culo", aclar¨® Bosch.La comisi¨®n mixta, integrada por representantes del Ayuntamiento de Banyoles y de los ministerios de Asuntos Exteriores y de Cultura, que el mi¨¦rcoles se reuni¨® en Madrid, plante¨® m¨¢s preguntas que respuestas. ?Debe preocuparse la Administraci¨®n espa?ola por la situaci¨®n de la etnia bosquimana del Estado receptor? Bosch piensa que s¨ª. "A nadie se le ocurrir¨ªa mandar una figura kurda a Turqu¨ªa", ilustr¨® el alcalde. De ah¨ª surge otra pregunta: ?Existe alg¨²n pa¨ªs africano donde las minor¨ªas sin Estado tengan plenamente reconocidos sus derechos? La respuesta no puede ser concluyente, aunque Botsuana, la antigua Bechuanalandia, parece la opci¨®n con m¨¢s posibilidades.
El Ayuntamiento y el Gobierno central tambi¨¦n pretenden controlar la ceremonia de desagravio que se realice en ?frica. "Quisi¨¦ramos que fuese respetuosa y que no se convirtiera en un discurso en torno a la victoria sobre el colonialismo", explic¨® Bosch. La comisi¨®n mixta teme tambi¨¦n que la repercusi¨®n medi¨¢tica de la ceremonia pueda ser utilizada para maquillar las miserias del pa¨ªs receptor.
Presiones constantes
El Ayuntamiento de Banyoles ha aceptado la repatriaci¨®n, pero sin convencimiento. Pere Bosch, que cuando estaba en la oposici¨®n firm¨® a favor de la permanencia del guerrero en el Darder, explica que el debate tiene tres frentes: el museol¨®gico, el sentimental y el pol¨ªtico e institucional. La batalla se ha perdido, en su opini¨®n, en este ¨²ltimo apartado. Ha habido presiones han sido constantes, cartas ministeriales y llamadas peri¨®dicas de representantes del Gobierno central. La pol¨¦mica fue creciendo desde 1992 y la retirada del guerrero acab¨® por convertirse en una esperp¨¦ntica raz¨®n de Estado. El primer tema de la agenda de Kofi Annan, secretario general de la ONU, en una entrevista con el ministro espa?ol de Asuntos Exteriores fue "el caso del negro de Banyoles". Asuntos Exteriores correr¨¢ con todos los gastos del traslado. Bosch rechaz¨® tajantemente que la rendici¨®n de Banyoles pretenda obtener como contrapartida la compra de las piezas de la arqueta que fueron robadas en la ciudad de Banyoles por el famoso ladr¨®n Erik El Belga. S¨ª admiti¨® que en la reuni¨®n se hab¨ªa hablado de esta cuesti¨®n. El Ministerio de Cultura pagar¨¢ los 66 millones de pesetas que pide la actual propietaria de las piezas y ¨¦stas podr¨ªan regresar muy pronto a Banyoles.
No hay todav¨ªa fechas sobre el traslado, aunque las elecciones pueden dilatar un proceso que pretend¨ªa agilizarse al m¨¢ximo. El pleno del Ayuntamiento que debe aprobar el convenio de extradici¨®n dif¨ªcilmente podr¨¢ celebrarse antes del 12 de marzo. La marcha del guerrero abrir¨¢ el debate sobre el futuro del Museo Darder, cuya reforma es casi inevitable y pasa por integrar la colecci¨®n de animales disecados en un discurso general sobre la cuenca lacustre de Banyoles. El futuro de las 237 piezas de la sala de antropolog¨ªa, correspondientes a restos humanos de diferentes razas y etnias, no parece tener cabida en este nuevo centro. No se olvidar¨¢ un apartado did¨¢ctico que explicar¨¢ la aparatosa pol¨¦mica en la que se vio envuelto el negro de Banyoles
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