Ruido de mitras
Por una letra, una iota, combatieron 300 a?os. En el 325 se conden¨® el arrianismo y se afirm¨® que el Hijo es de la misma naturaleza del Padre, homo¨²sios. Pero no cesaron las batallas episcopales a sucio baculazo limpio -para Llull: Crosa, anell e mitra no han tanta bellesa com han pietat, caritat e castedat- y el emperador busc¨® una f¨®rmula de compromiso con la palabra homoio¨²sios, de natura semejante al Padre. (Ahora los mitrados coinciden en echarse al monte de la abstenci¨®n, o votar "el mal menor" del PP. El obispo militante de Castell¨® -el cabet en la faena- le mont¨® una electoral homil¨ªa catedralicia al molto y el de Valencia, una procesi¨®n ecum¨¦nica de Oliva a Roma; esta vez, m¨¢s: Josemari debe presidirlos en un pontifical. Y, el nada diplom¨¢tico Lajos Kada se va anatemizando al PSOE y con una anticlerical consigna: "Espa?a dejar¨¢ de ser cat¨®lica". Como si quisieran darle la raz¨®n al tararot de Hitler: "El mundo fascista est¨¢ m¨¢s pr¨®ximo al cristianismo que el liberalismo jud¨ªo o el marxismo ateo").Entre galgos y podencos, el lobo arriano avanzaba. Pero luc¨ªa la l¨¢mpara del glorioso san Alejandro -del griego alexein y andr¨®s, protector del hombre-, patriarca hasta el 328 de Alejandr¨ªa, hoy, su fiesta. Trat¨® de reconducir al reba?o y redil, con paternal dulzura, no exenta de pastoral autoridad, al liban¨¦s Arrio; pero el cura prefiri¨® exiliarse y propagar su doctrina (incomunicabilidad de Dios con sus critaturas y negaci¨®n de la consubstancialidad de Hijo y Padre) con sermones, m¨ªtines, tratados y canciones populares, inventando los m¨¦todos publicitarios modernos; a pesar de pesares y disgustos el patriarca Alejandro se dedic¨® a la construcci¨®n: el gran baluarte de ortodoxia que es el primer concilio de Nicea, con lo que gan¨® la guerra y la gloria.
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