Defensa de la competencia
En el recetario al uso de capitalistas monopolistas de Estado o, lo que en la Espa?a de Aznar viene a ser sin¨®nimo, de neoliberales y conversos, estos ¨²ltimos los m¨¢s peligrosos, los ap¨®stoles de la inevitable globalizaci¨®n (s¨®lo comercial, obviamente) y del mercado (sin regulaci¨®n, por supuesto), no suelen faltar las oportunas apelaciones b¨ªblicas a Adam Smith. Pero tanto ¨¦ste como la propia Biblia son susceptibles de diversas citas, ex¨¦gesis al margen, aunque algunas son de dif¨ªcil digesti¨®n -por su sentido inequ¨ªvoco- para sus intereses objetivos, materiales, pol¨ªticos y acad¨¦micos. Valga a guisa de ejemplo aquella en que Smith sentencia sin paliativos que "los intereses de quienes trafican en ciertos ramos del comercio o de las manufacturas, en algunos aspectos, no s¨®lo son diferentes sino por completo opuestos al bien p¨²blico". O cuando condena "el maldito esp¨ªritu de monopolio", o las sinuosas artes de algunos "comerciantes mezquinos" cuyos intereses "son contrarios a los de la inmensa masa del pueblo". No hace falta ser especialmente mal¨¦volo para que a uno le vengan r¨¢pidamente a la mente los nombres de Villalonga, Mart¨ªn Villa (con su ac¨®lito Ort¨ª Bord¨¢s, de grata memoria en Castell¨®n), Blesa, Gonz¨¢lez, el de Argentaria, y de algunos m¨¢s que no como cabr¨ªa suponer en nuestro entorno internacional comparable, o sea, tras una larga, dilatada y reconocida experiencia en el mundo empresarial, sino desde la camisa azul del falangismo y el sindicato vertical o desde una modesta posici¨®n en un empresa de analistas de inversiones, han pasado a dirigir las empresas cuya contrataci¨®n burs¨¢til supone los dos tercios de la Bolsa espa?ola. Y todo porque Aznar y el gobierno popular ha descubierto s¨²bitamente en ellos lo que el mercado, con su propio y eficiente mecanismo de oportunidades, m¨¦ritos, capacidad y conveniente remuneraci¨®n, no hab¨ªa hecho en 30 o 40 a?os. Aznar y Rato tienen mucha m¨¢s visi¨®n que el mercado y por ello lo suplen.Pero como las sinuosas artes de estos monopolistas que, bajo la coartada de una privatizaci¨®n -que no tiene que ver nada con una liberalizaci¨®n del mercado- hacen que paguemos las tarifas el¨¦ctricas o de comunicaciones m¨¢s caras de la Uni¨®n Europea -lo cual afecta a familias y empresas mucho m¨¢s que cualquier subasta impositiva electoral. Y encima con un p¨¦simo servicio. Y como estos monopolios, que al menos cuando eran p¨²blicos ten¨ªan sus precios regulados y no se met¨ªan en inexplicables camisas de once varas, como comprar injustificablemente medios de comunicaci¨®n para ponerlos al servicio del PP, ven su ¨²nica y aut¨¦ntica amenaza en una pol¨ªtica seria y rigurosa de liberalizaci¨®n y defensa de la competencia por parte de los poderes p¨²blicos, para atender simult¨¢neamente, v¨ªa mercado, los objetivos generales de eficiencia y equidad. Y como Rato, que ha puenteado a su jefe, tiene pactado con ellos su refugio cuando las urnas le expulsen de la pol¨ªtica mientras que Aznar se ve inequ¨ªvocamente abocado a su, por otra parte, muy digna condici¨®n de subinspector de Hacienda, eso explica la reacci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas, santamente indignado ante la propuesta de Joaqu¨ªn Almunia de hacer que el Tribunal de Defensa de la Competencia act¨²e en Espa?a con el mismo rigor e independencia que sus hom¨®logos en mercados tan poco libres, al parecer, como los de Alemania o Estados Unidos.
El gutural, ancestral e ineducado "?co?o!" de Cuevas deber¨ªa tener la misma resonancia en el mundo empresarial real y productivo, resonancia adversa y vomitiva, que su hom¨®logo verbal, el de Tejero en el 23-F. Claro que Cuevas tiene colocados en el Ministerio de Econom¨ªa a algunos de sus m¨¢s directos colaboradores (Crist¨®bal Montero y Folgado) en la CEOE. Claro que Cuevas, que jam¨¢s ha montado, sufrido y trabajado en ninguna empresa, pas¨® directamente de la burocracia del sindicato vertical franquista a la de la CEOE. Lo mismito que nuestro compatriota Luis Espinosa, al que Villalonga y Zaplana auparon a un alto cargo en Exteriores pese a saber que estaba implicado y acabar¨ªa imputado judicialmente en el esc¨¢ndalo de las subvenciones para formaci¨®n, que tambi¨¦n ha acabado con la cara amable y social del r¨¦gimen, el ex ministro Pimentel.
Otro gran economista contempor¨¢neo tiene escrito que entre las funciones b¨¢sicas del Estado se encuentra la de "impedir la confabulaci¨®n y monopolio (ant¨ªtesis de la competencia) en los que constantemente tiende a caer la competencia". En resumen, no creo espantar a nadie si afirmo que el mercado es una creaci¨®n del Estado, desde la protecci¨®n en su momento de las caravanas y el tr¨¢fico mercantil hasta la desaparici¨®n de los grandes monopolios comerciales -consecuencia b¨¢sica de las pr¨¦dicas de Adam Smith y otros- o la posibilidad de comprar y vender tierra mediante las desamortizaciones. Y que el mercado, tal como lo entendemos, no existir¨ªa (y en Espa?a lleva camino de no existir) sin la regulaci¨®n y vigilancia -que no la intervenci¨®n- del Estado, preferiblemente a trav¨¦s de tribunales no sujetos a la injerencia administrativa.
Si, a mayor abundamiento, en nuestro caso y desde que gobierna Aznar, el Estado no s¨®lo ha declinado estas funciones sino que ha favorecido, inducido y fomentado no s¨®lo unas privatizaciones de monopolios que han pasado a ser privados aunque en las mismas condiciones de posici¨®n de dominio de mercado que ten¨ªan anteriormente pero sin ninguna regulaci¨®n -o sin ejercer la que se pod¨ªa, porque Aznar a trav¨¦s de la acci¨®n dorada en Telef¨®nica pod¨ªa haber impedido el inmoral pelotazo de las stocks options y no lo ha hecho- sino que encima ha promovido directamente la mayor concentraci¨®n de poder econ¨®mico y financiero de nuestra historia, con las consecuencias irreversibles que ¨¦sta puede tener sobre el ¨¢mbito social y pol¨ªtico, sobre la misma esencia de la democracia representativa, y todo esto sin m¨¢s control que el dictado por los intereses de una oligarqu¨ªa en parte creada, en parte unida, en parte vendida al r¨¦gimen popular, y digo r¨¦gimen porque no otra cosa parece este gobierno que se resiste y se blinda econ¨®mica, financiera y medi¨¢ticamente, ante la posibilidad de que los espa?oles y las espa?olas lo desalojen de la Moncloa con la ¨²nica legitimidad democr¨¢tica v¨¢lida: un hombre, una mujer, un voto, hora es ya de plantearse en qu¨¦ mundo, en qu¨¦ modelo de sociedad, queremos vivir. Yo, evidentemente, lo tengo muy claro y espero haberles transmitido algunas razones m¨¢s para apoyar en las urnas el pr¨®ximo gobierno de Joaqu¨ªn Almunia.
Segundo Bru es candidato del PSPV-PSOE al Senado por Valencia.
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