Vukovic pierde cr¨¦dito en el Pamesa

Por encima de la discreta victoria del Pamesa sobre el Le¨®n; por encima de la conservaci¨®n del liderato por parte del equipo valenciano; por encima del nuevo paso hacia el abismo del descenso del Le¨®n, el encuentro de ayer pasar¨¢ a la historia. Por primera vez en cinco a?os, la Fonteta se atrevi¨® a vulnerar el sentimiento de veneraci¨®n que durante este tiempo ha despertado Miki Vukovic, t¨¦cnico del Pamesa.Faltaban dos minutos y medio para el final. Mientras Maluenda aportaba los escasos destellos de magia que ofrec¨ªa un ins¨ªpido espect¨¢culo, las diferencias en el marcador se hab¨ªan comprimido. Y Vukovic efectu¨® un triple cambio. Uno de los reemplazados era el propio Maluenda. Y de inmediato, la afici¨®n prorrumpi¨® en protestas contra ese dios casi intocable llamado Vukovic.

Esa sustituci¨®n de Maluenda trasciende los l¨ªmites de una simple determinaci¨®n t¨¢ctica. En el trasfondo de ese cambio subyace la contradicci¨®n entre dos caracteres, entre dos estilos. Da la impresi¨®n de que Maluenda ha alcanzado tal sentimiento de hartazgo que cuando sale a jugar lo hace a su libre albedr¨ªo; sin el m¨¢s m¨ªnimo cuidado de la disciplina. Y eso, para Vukovic, es un pecado capital. Adem¨¢s, ninguno de los dos cede; y con el paso del tiempo, la cuerda se va tensando. Por ello, la actitud adoptada por el p¨²blico es de gran calado. Hay gente que ya no considera dogma de fe lo que piensa y ejecuta Vukovic. Y lo que es peor, una buena parte del vestuario tampoco cree como antes en la figura de su t¨¦cnico.